Logo de El Nuevo Grupo, diseñado por John Lange, 1967

Continuamos con estas entregas dedicadas al teatro en Venezuela desde la segunda mitad del siglo XX y hasta parte del XXI. Son y serán algunas noticias del teatro en nuestro país que deseo dejar por aquí como las flores que son y que deseo compartir. Esas noticias y las divagaciones al respecto van dedicadas especialmente a quienes se inician en el Oficio del Teatro, así como a la creciente cantidad de docentes y otros adultos que abrazan esta disciplina artística como una manera asertiva de hacer más amplio y hondo el proceso continuo de enseñanza-aprendizaje, personas que descubren el poder de actuar.

A la vuelta del tiempo, en la Caracas de 1967, es creado el Nuevo Grupo, otra organización civil decisiva en el avance y el fortalecimiento del teatro en Venezuela. Encabezado por Isaac Chocrón, Román Chalbaud y José Ignacio Cabrujas ¡la Santísima Trinidad del Teatro Venezolano!, como le bautizara en su momento el productor de televisión Don Lorenzo Batallán. Junto a ellos, Miryam y Samuel Dembo, John Lange, Elías Pérez Borjas, Anita Benaim, entre otros, llegaron a consolidar una de las iniciativas más preciadas en la historia del teatro contemporáneo en Venezuela.

Como lo recuerda el periodista Aquilino José Mata -uno de nuestros primeros “periodistas culturales”- «Asia y el lejano oriente, de Isaac Chocrón, dirigida por Román Chalbaud, el primer montaje que presentaron, resultó todo un suceso. La llevaron al interior y en Caracas se presentó en el Teatro Nacional. Cubrieron todos los gastos, pagaron los honorarios profesionales del personal y el saldo favorable que quedó se destinó como capital inicial de la naciente institución, que muy pronto estrenaría sede propia, el Teatro Alberto de Paz y Mateos -una estructura creada en 1967 por la Corporación Venezolana de Fomento- y, a la vuelta de pocos años, la Sala Juana Sujo en la Prolongación Los Manolos de la urbanización Las Palmas, en Caracas.» Una zona que no era precisamente terreno teatral, aunque cerca funcionaban en aquel momento el Teatro Las Palmas; la Escuela Nacional de Teatro, convertida luego en el Instituto de Formación Dramática (IFAD) y el Teatro de Bolsillo.

Por cierto, ese Teatro de Bolsillo funcionaba en el Centro Venezolano Francés. El artista rumano Romeo Costea   -amigo de Eugene Ionesco, Eric Wesphal y Marcel Marceau- llegó a Venezuela en 1953, procedente de Francia. En el 55 fundó al Grupo Compás que alcanzó a tener cincuenta y dos años de vida plena con un repertorio de producciones en francés algunas y la gran mayoría en español. Introdujo en Venezuela las lecturas dramatizadas públicas y se mantuvo en pie hasta el año 2007 ofreciendo teatro de arte. Muchos fueron los artistas que pasaron por El Compás; vale mencionar que allí comenzó su carrera el entrañable actor y maestro Omar Gonzalo, junto a la veterana actriz Berta Moncayo y Mayra Chardiet, así como Julio Alcázar más adelante en el tiempo, entre otros artistas notables.

Volviendo a El Nuevo Grupo, cuando comenzó, trabajaban los siete días de la semana, con cuatro funciones los sábados y cinco los domingos, para un total de catorce representaciones semanales. Posteriormente, redujeron la periodicidad de siete a cuatro veces a la semana. Lunes, martes y miércoles se convirtieron en días de respiro para ensayos y trabajo administrativo. El Teatro Alberto de Paz y Mateos, que sigue activo, y la Sala Juana Sujo, ya desaparecida, quedaban frente a frente y en el medio de esa calle empinada -llena de hoteles de alta rotatividad- que apunta hacia El Ávila, hacia el norte de Caracas. A Isaac y a José Ignacio les gustaba contar cómo era una rutina, de cierta ansiedad y cuando había funciones, la de asomarse a mirar a los transeúntes que subían desde la avenida principal y ver sí venían al teatro o si iban para otro sitio… Por fortuna y tozudez, paulatinamente, el público fue respondiendo a la espléndida oferta de El Nuevo Grupo hasta su lamentada disolución en 1988. Desde estos espacios mantuvieron una intensa programación de espectáculos de excelsa calidad que sirvió de escenario para obras de teatro de autor, representadas por lo más granado del ya para entonces curtido conjunto de artistas nacionales. Así se mostraron en ese par de escenarios dramaturgos nacionales y del teatro universal de las más diversas tendencias.

No existía un elenco estable pero en sus producciones actuaron muchas de las mejores actrices y los mejores actores de nuestra historia teatral reciente: Manola García Maldonado, Amalia Pérez Díaz, Carmen Palma, Doris Wells, María Inojosa, Irene Inaudi, Francis Rueda, Manuelita Zelwer, Caridad Canelón, Elba Escobar, Tania Sarabia, Chela Atencio, Isabel Sawer, Maryam Escalona, Gloria Mirós, Herminia Valdez, Laura Zerra, Verónica Oddó, Gladys Prince, América Alonso, Rafael Briceño, Esteban Herrera, José Avilán, Arturo Calderón, Manuel Poblete, Omar Gonzalo, Fausto Verdial, Freddy Galavis, Luis Rivas, Pedro Marthán, Rafael Gómez, Gustavo Rodríguez, Ricardo Blanco, Flavio Caballero, Jean Carlos Simancas, Lucio Bueno, José Luis Silva, Eliseo Perera, Omar Omaña, Héctor Manrique y hasta el propio José Ignacio Cabrujas, entre otros destacadísimos artistas. Algunos trabajaban ya en nuestros canales de televisión y su presencia en el teatro era motivo adicional de atracción para el público, indudablemente.

Muchos distinguidos directores hicieron vida y obra también en los escenarios de El Nuevo Grupo: Ugo Ulive, Juan Carlos Gene, Antonio Constante, Armando Gota, Carlos Omobono y Enrique Porte, por mencionar solo algunos. También, de manera no formal, el Nuevo Grupo se convirtió además en escuela comprometiendo a estudiantes de teatro para tareas de asistencia de dirección o de producción y hasta para faenas propias de la parafernalia escénica. En el Nuevo Grupo, además, alcanzaron a reunir a artistas nacionales de otras disciplinas en un ejercicio hermosamente colectivo. Es el caso de Jacobo Borges, Mercedes Pardo, Asdrúbal Meléndez y José Luis Gómez Fra, por ejemplo, quienes diseñaron varias escenografías y vestuarios para sus producciones.

En los escenarios de El Nuevo Grupo se estrenaron más de ciento cincuenta piezas, varias de las más emblemáticas de nuestra dramaturgia nacional. El maestro Ugo Ulive escribió alguna vez la memoria de esos años: «1967 es el año de Asia y el Lejano Oriente (Chocrón), Los ángeles terribles (Chalbaud) y Tric Trac (Chocrón); 1968 es el de El pez que fuma (Chalbaud); 1969 el de Okey (Chocrón); 1971 el de Profundo (Cabrujas) y La revolución (Chocrón). 1974 es el de la inauguración de la Sala Juana Sujo con La máxima felicidad (Chocrón); 1976 es el de Acto cultural (Cabrujas); 1979 el de El día que me quieras (Cabrujas); 1980 el de Mesopotamia (Chocrón); 1986 el de El Americano Ilustrado (Cabrujas) y 1987 el de Clipper (Chocrón).

Como si fuera poco, a este inventario virtuoso pueden agregársele: Vida con mamá, de Elisa Lerner en 1975; El Tirano Aguirre, de Luis Britto García en 1976; El rey de los araguatos, de Néstor Caballero en 1978; Humboldt y Bonpland, taxidermistas, de Ibsen Martínez y Prueba de fuego, de Ugo Ulive, en 1981, Señoras, de José Simón Escalona, en 1985; más de una veintena de títulos donde se cifra la casi totalidad de la actividad dramática del país. Piénsese además que a esta lista deben agregarse nombres como Ibsen, Brecht, Pinter, Beckett, Shakespeare, Albee, Lope, O’Neill, Pirandello, Ionesco, Goldoni, Chejov, Strindberg y Shepard, entre muchos otros.»

En El Nuevo Grupo alcanzaron a desarrollar un Concurso Anual de Dramaturgia que se mantuvo durante varios años fructíferos. El premio para los mejores textos era en metálico, más la producción de la obra ganadora al poco tiempo por parte de El Nuevo Grupo. Esta iniciativa resultó un excelente trampolín para muchos dramaturgos que se consolidaron después en el devenir del tiempo como Néstor Caballero y Edilio Peña, por ejemplo.

Los decisores de El Nuevo Grupo supieron ganarse la simpatía y la participación económica de la empresa privada, así como el respaldo de la prensa escrita y la crítica especializada encabezada por el filósofo, historiador de nuestro teatro y preciado maestro Leonardo Azparren Giménez, el escritor Rubén Monasterios y el arquitecto Eduardo Robles Piquer “Ras”, entre otros, quienes formaban parte del Círculo de Críticos de Teatro de Venezuela que ha contribuido cabalmente a que el oficio mejore.

Efectivamente, con buen teatro, magníficos artistas, promoción asertiva, altas capacidades de relacionamiento y extremados criterios gerenciales, El Nuevo Grupo fue ganando más público para sus teatros. Hicieron funciones y temporadas tanto en sus propios teatros como en otros espacios de Caracas y también de la provincia. Llegaron a tener su propia revista de divulgación de la que imprimieron varios números.

Comenta de nuevo el director y maestro Ugo Ulive: « ¿Qué aporte diferente traía El Nuevo Grupo al teatro caraqueño de entonces? Aquí se podría evocar la tajante frase de Copeau al presentar su Vieux Colombier: «no venimos a revolucionar el teatro.» Y así era; la petición de principios que aparece en el número uno de su revista afirma con modestia y realismo: «existe un público… que reclama, cada vez en mayor escala, la presentación de buenos espectáculos…» Y se compromete más adelante a «mantener ¡al fin! Un teatro estable, con funciones diarias a base de un repertorio que incluya obras dramáticas venezolanas y extranjeras, contemporáneas y clásicas.»»

Monte Ávila Editores alcanzó a publicar muchos de los textos dramáticos de dramaturgos nacionales representados en El Nuevo Grupo, lo que ayudó significativamente en la distribución y conocimiento de esas piezas teatrales y sus creadores, así como en la presencia de dramaturgia nacional en los todavía flacos anaqueles dedicados al teatro de nuestras librerías y bibliotecas.

Fue una andanza de oro. Una jornada ejemplarizante e indispensable para el desarrollo del teatro en Venezuela. Por tantas emociones que nos hicieron vivir y por todo el conocimiento que tan generosamente compartieron, nunca serán suficientes los elogios y los agradecimientos de las generaciones posteriores para las y los hacedores, para los artistas que le dieron vida a El Nuevo Grupo.

 


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