La economía, el desarrollo industrial y de servicio de los países en el siglo XXI tiene su anclaje en la economía posmoderna o nueva economía apoyada en la gobernanza, la cual es de reciente data, la misma está asociada a cinco conceptos fundamentales como son costos de transacción, eficiencia gerencial, responsabilidad social, medioambiente y al nuevo institucionalismo económico representado por los premios Nobel Ronald Coase del año 1991, Douglass North del año 1993, Williamson y Elinor Ostrom del año 2009.

La teoría económica formalmente se inicia con Adam Smith (1723-1790), Robert Malthus (1766-1834), David Ricardo (1772-1823), Stuart Mill (1806-1873),  John Maynard Kaynes (1883-1946).

Estos teóricos de la ciencia de la economía tradicional en sus postulados ignoraron la importancia de la administración, la gerencia, la coordinación, la negociación, el altruismo del ser humano, las instituciones, las organizaciones, las condiciones históricas y dinámicas de la economía en el proceso de creación de riqueza.

Ellos plantearon que la mano invisible del mercado, la ley de oferta y demanda, aplicando el sistema de precios del mercado lo podía todo y que esta era suficiente para resolver los problemas económicos de manera general en el mundo.

Por tanto, estos economistas tradicionales consideran a las empresas e instituciones como una caja negra, donde el papel de los directivos no es importante en los procesos de producción.

Esta forma de pensar en la economía y las instituciones ha cambiado en las últimas dos décadas surgiendo un nuevo paradigma, liderado en la actualidad por el premio Nobel de economía del año 1993 Douglass North, padre del nuevo institucionalismo económico; sin embargo, el que puso la primera piedra en este nuevo paradigma fue Ronald Coase, el cual introdujo el concepto de costos de transacción en la economía. Su teorema dice: “En la medida que los costos de transacción sean bajos o inexistentes y que los derechos de propiedad o apropiación establecidos en los fallos judiciales no permitan una solución económica eficiente, se producirá una reasignación de estos derechos hacia aquellos que lo valoran más, aunque los jueces o las cortes fallen en contra de estos”. (Coase, 1959, 14).

El nuevo institucionalismo económico tiene dos principios básicos:

1. “El nuevo institucionalismo económico en el análisis toma en cuenta los costos de transacción, los derechos de apropiación y la teoría de contratos formales y verbales”. (Williamson, 2002, 3).

2. La institución es vista como un equilibrio de juego dinámico según  lo plantean Schotter (1981), Alesila (1987), Persson & Tabellini (1990), Greif (1997), Aoki, Elinor Ostrom (2009) y Oliver Williamson (2009, estos dos últimos premios Nobel de Economía del año 2009 por sus trabajos en la teoría económica de la gobernanza.

Como resultado de este nuevo paradigma donde lo social y lo medioambiental son un elemento sumamente importante en esta nueva teoría, emerge el concepto de gobernanza.

Bajo este concepto, las instituciones son consideradas como un ente complejo y dinámico donde los directivos juegan un papel muy importante en los procesos gerenciales y de negociación, considerando los elementos tangibles e intangibles dentro de  los costos de transacción y el entorno.

Elinor Ostrom investigadora en el área de gobernanza económica, es considerada una experta en acción colectiva, definida esta como la búsqueda de objetivos llevada a cabo por más de una persona. La teoría económica de la acción colectiva se ocupa de la provisión de bienes públicos, además de otros de consumo colectivo.

La gobernanza busca un desarrollo económico, social e institucional duradero promoviendo un sano equilibrio entre el Estado, la sociedad civil y el mercado de la economía, generando un cambio de paradigma en las relaciones de poder.

Su estudio e implementación se sostiene en una amplia interacción con el cuerpo social aplicando estrategias de juegos evolutivos contemporáneos, procesos dinámicos y transcomplejos, tomando como experiencia las dinámicas de juegos tradicionales, ello con actores involucrados del ámbito público; a través de estos procesos se llega a la toma de decisión o a la formulación de conceptos de normas sociales, apoyándose en varias disciplinas sociales que sirven para diagnosticar procesos colectivos. (Problemas- actores-normas-procesos-puntos nodales). Ostrom a través de estas unidades analíticas pretende constituir metodologías coherentes, y se propone su uso como instrumento metodológico para la investigación en políticas públicas sociales.

Garret Hardin escribió acerca de “la tragedia de los comunes”, ésta trata de que las comunidades como tal sean incapaces de lograr acuerdos racionales sobre el uso de los recursos comunes (tierra, atmosfera, agua, pastizales etc.) Y que el Estado es el único capaz de responsabilizarse por estos recursos, y si en algún caso lo lograban entonces eran incapaces de reforzarlas.

Elinor Ostrom con su teoría demostró lo contrario en cuanto a este dilema, ella comprobó que los participantes o utilizadores de estos recursos comunes frecuentemente desarrollaban sofisticados mecanismos de decisión, además de lograr apalancar distintas normas estructurados bajo modelos de interacción estratégicas sociales que dan resultaos muy positivos.

Por otra parte, en el desarrollo de políticas públicas hay que tener presente lo que Kahneman definió como la ilusión del entendimiento, esto es que creemos entender situaciones del pasado a través de la conformación de historias coherentes formadas con sustentos muy cuestionados o débiles; sin embargo, utilizamos estas historias para predecir y controlas acciones futuras, reforzamos así nuestra toma de decisión, inclusive tomando en cuenta un solo escenario. Esto hace muy vulnerable la toma de decisión, acentuando en muchas oportunidades la crisis de gobernabilidad.

Entonces, para evitar este tipo de situaciones, es importante ser asertivo en el uso del lenguaje, esto quiere decir, que al referirse al pasado para tener una mayor claridad para ver el futuro, es importante considerar que nuestra mente siempre al reconstruir el pasado, toma como referencia el evento de cambio de mentalidad más reciente, o el último cambio registrado en nuestra memoria, activándola como primera opción. Por otra parte, el factor suerte juega un papel importante en las realidades de la vida, no todo es puro conocimiento y  razón. Así mismo, el efecto “halo” puede desdibujar la realidad en el análisis de una situación dada por el peso exagerado que esto tiene desde el punto de vista psicológico.

La ilusión de la validez impulsada por el sistema uno de la teoría de Kahneman nos lleva a realizar conclusiones de manera impulsiva sin tener suficiente evidencia de los hechos, motivado a la historia que construimos en nuestra mente, que no siempre es la historia real.  Esto sucede también con la ilusión del conocimiento en el ejemplo de los negociadores de la bolsa de valores, donde se intercambian acciones, bonos, papeles financieros en general, los expertos en esta área piensan y creen que todas sus acciones están muy bien dirigidas por sus experticias, pero la realidad es otra, simplemente es un juego de azar, una lotería, que está guiada más por la suerte, que por el conocimiento real del mercado financiero.

La gestión pública debe entonces tomar en cuenta esta realidad, y seguir por ejemplo la recomendación de Orley Ashenfelter, dice que se apoyen en algoritmos o estadísticas para así mejorar la exactitud predictiva, siendo este un factor elemental para mejorar la toma de decisión pública. Ahora no es que Kahneman no crea  en la intuición de un todo, en su careo con Gary Klein, dice que él cree en ésta, pero de acuerdo a la forma como se haya adquirido.

Por ejemplo, la intuición adquirida por un maestro de ajedrez, de una jugada  a la cual le ha dedicado 10.000 horas de estudio, o la intuición obtenida por un bombero que ha apagado miles y miles de incendio, él dice que es algo muy diferente. Por tanto, para la toma de decisiones de un hecho público, es importante indagar la experticia que se tiene en un momento dado, ello en caso que una recomendación venga dada más por una intuición que por la vía de los hechos.

Kahneman habla de la falacia de la planificación y para mejorar el proceso de planificación pública recomienda, el “outsider view”, que no es otra cosa que construir una base de datos amplias de estadísticas de clases referenciales de distintas partes del mundo, con proyectos similares y utilizar esa información como input en la optimización de la acción planificadora.

 


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