La ciencia no es disciplina solo de científicos, todo el mundo está expuesto a la herramienta del conocimiento donde no se pone de manifiesta la fuerza de la razón sino que facilita tender un puente entre ciencia y humanidades coadyuvando al mejoramiento del analfabetismo político. La mayor parte de los políticos son analfabetos científicos, pero la mayoría de los científicos son analfabetos políticos considerando que ambos extremos son sinérgicos en la sociedad moderna.

Los políticos tienen que aprender a pensar como científicos y los científicos actuar dentro del marco de la gestión política; en otras palabras, los ciudadanos que displicentemente declaran “yo no soy político,” en realidad acusan ignorancia política, pero por lo general son grandes lectores de información política contenida  en las redes sociales, en menor escala en la prensa; son visores perpetuos de los medios audio visuales y sacan conclusiones políticas que difunden en charlas, conversaciones y declaraciones que distribuyen en las redes y en las conversaciones habituales, especialmente frente a la diatriba y oportunidad de adversar al régimen ante sus actuaciones políticas que han generado la gran tragedia que implica la aplicación del modelo socialista el cual limita no solo el ejercicio intelectual y profesional, sino que obstruye la difusión de la información, generalmente limitada no solo por ausencia de verdades documentadas sino también en su expresión determinada por la ausencia de libertad

Un  individuo en particular o un profesional de cualquier especialidad interviene en política, no solo porque ejerce el derecho de expresarse o de votar e implícitamente delega su voluntad en representantes propuestos en listas o asignaciones de los partidos políticos que le vendieron como un buen potencial a un candidato a ser o continuar como funcionario aceptando implícitamente que es honorable, emprendedor y ajustado a los requerimientos del pueblo. Es casi natural entonces que haga su seguimiento, que sea un procesador de información y, pueda ejercer todo el derecho de difundir según su saber y entender la actuación política de acuerdo a sus creencias y orientación, actuando como político especialmente cuando interpreta las realidades de su entorno e impone políticas a lo interno desde el hogar, centro de actividades o públicas, fijando opiniones, conductas o normas nacionales, regionales o personales para influir en otros o en la comunidad. Por tanto, esperamos que la frase “yo no soy político” salga del léxico tradicional al comprender que solo se usa metafóricamente o muletilla como “un por si acaso” o escudo de protección a sus opiniones.

El planteamiento anterior induce la necesidad de una personal de disponer de algún tipo de formación sobre la política, aun cuando sea tan elemental como la lectura e interpretación de la Constitución, algunas leyes afines a sus actividades, y elementos de teoría de la democracia. El análisis derivado de leyes y reglamentos es imprescindible. Si se inserta este conocimiento con el ejercicio de su propia visión, no solo mejora su cultura social y está listo para enfrentar buena parte del entorno donde se desenvuelve y podrá hacer seguimiento a sus representantes y de enfrentar los repetitivos epítetos y frases reconstruidas de los socialistas y comunistas expertos en difundir mentiras para enfrentar la realidad verdadera con su fanatismo y el lenguaje florido de los representantes del régimen enriquecido por expresiones criollas altisonantes e intimidadoras.

Igualmente, el conocimiento en los procesos oficiales cargados de normas y códigos que mutan constantemente determinan el necesario conocimiento en administración gubernamental, no como una herramienta meramente técnica o informativa, sino con la intención de comprender los mecanismos de los alcances de la formulación presupuestaria oficial, conocer sobre los esquemas de licitación pública, analizar la estructura de costos y de precios, entender los requerimientos de un proyecto y tener las herramientas para el control de los mismos; todas estas funciones son características de las técnicas administrativas tradicionales de los gobiernos.

En otras palabras, un  individuo y especialmente un profesional debe en su etapa de desarrollo ir más allá de los conocimientos y competencias. Llegará el momento de actuar como  formulador de políticas públicas y “customizarlas”, enmarcadas como usuario en un entorno cargado de normas, reglamentos y procedimientos operados por ejecutores integrados por funcionarios acostumbrados a la palabra fácil, al desplante y a su individual interpretación de temas políticos.

La complementariedad política  le permitirá la sobrevivencia oficial, documentar y expresar con verdades sus opiniones, analizar adecuadamente las realidades sociales, laborales y económicas y,  al mismo tiempo tener mayor probabilidad de sobrevivir al duro y generalmente corrompido sistema oficial.

Un profesional mas allá de sus competencias técnicas adquiridas en los centros de enseñanza se da cuenta rápidamente que su emprendimiento laboral le abre las puertas a funciones que ni remotamente consideró aprender en su formación tradicional, sino que las mismas, las adquiere con la experiencia, en programas de formación especializadas, y en el desarrollo de actividades nuevas, por lo general, particulares de cada organización.

Con nuevas competencias gerenciales, liderazgo, laborales y sindicales para los cuales no estaba preparado va adquiriendo el conocimiento acompañado de herramientas y habilidades que le proporcionan afinar el sentido común, mejorar métodos de trabajo que tendrán alguna vez aplicaciones prácticas y le harán comprender funciones nuevas sustentadas en los métodos y operación de una organización. Casi sin darse cuenta, entenderá el impacto del entorno, la influencia de los partidos políticos y las organizaciones generadoras de políticas en la formulación y propuestas de particular interpretación de los gobiernos en su propia funcionalidad de los sistemas y procedimientos inspirados por lo general en una ideología que los llevo al poder

El saber histórico también es una herramienta necesaria para conservar y continuar con la idiosincrasia del país, ella seguramente evita comprender objetivamente reconstrucciones históricas falsas pregonadas por la ignorancia de ciertos líderes que la tergiversan de manera interesada especialmente de aquellos en altas posiciones y desempeño técnico improvisado en los organismos públicos

La especialización profesional unidireccional es un tema de competencia, y se generaliza con el conocimiento aportado por el señor Google padre de la cultura  superficial donde esa generalidad hace perder el sentido especifico ignorando detalles claves para la instrumentación de las políticas privadas y públicas lo cual induce a la necesidad de ir al detalle con la ayuda de la ciencia en ciertas áreas para conformar un verdadero conocimiento en un área en particular.

En otras palabras, un individuo, y un profesional sí sabe de política, y la practica al asumir la posición de intervenir con una visión inteligente y contralora para contrarrestar políticas erróneas, saber cómo abordar la actuación democrática de los partidos políticos y comprender claramente cuando ellos ya no la practican o no lo representan porque no cumplieron sus promesas o se alzaron con el coroto, como ocurre en la actualidad en esta Venezuela gravemente enferma consecuencia de las políticas de un régimen cargadas de gran corrupción, articuladas a intereses mafiosos internacionales y apoyadas en líneas estratégicas que intentan justificar el abuso del poder, expansión y dominación establecidas como política continental por el Foro de Sao Paulo.

Los científicos y profesionales requieren una dosis de formación política más allá del conocimiento de la ciencia y de la tecnología, en efecto, como dice Maurice Bitran: “La ciencia no es solo un cuerpo de conocimientos sobre el mundo, sino también una forma de pensar sobre él”.


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