Tapar el sol con un dedo es una acción poética para expresar que si bien no se puede resolver un gran problema con pequeñas acciones, se pueden hacer acciones pequeñas para imaginar y repensar.
Tomamos este popular refrán para titular el presente artículo, visto que a menudo es pronunciado en amenas charlas de amistad, y también en circunstancias en las que el o los contertulios expresan opiniones que pretenden justificar lo injustificable.
En el refranero se usa la expresión “Tapar el sol con un dedo”, que significa el intento inútil de ocultar algo que es demasiado notorio, como por ejemplo el alza en los productos de consumo masivo, la escasez de gasolina y gas, pésimos servicios públicos, desmesurada especulación, devaluación de la moneda y otros tantos males, que a mala hora padecemos quienes habitamos en esta hermosa y fecunda tierra.
El deterioro del tejido social por las múltiples crisis económicas, que vive el país en los últimos 24 años, desde que en libre ejercicio democrático llegó al poder Hugo Chávez, quien cual encantador de serpientes convenció a una inmensa mayoría de personas, y con sus votos logró la primera magistratura, y dio inicio a la más grande y grave crisis social, política y económica jamás vista desde el nacimiento de la República, cuyo heredero ha hecho causa común desde hace diez años, tras su ausencia física.
A los numerosos problemas que padece el país se sumó la impronta decisión de Maduro de realizar un referendo consultivo sobre el litigio del Esequibo, que Venezuela mantiene con Guyana. La suspicacia de algunos analistas políticos refiere que se trata de una estrategia del régimen para impedir por todos los medios la candidatura presidencial de la ingeniero María Corina Machado, que el pasado 22 de octubre obtuvo una abrumadora victoria con 92% de los votos sobre los demás aspirantes de la oposición, por lo que tendría que enfrentarse a Nicolás Maduro en las presidenciales del venidero año 2024.
El referéndum en referencia no tuvo la receptividad de los venezolanos, y fueron notorios y ampliamente difundidos videos en los que se observa la poca asistencia de votantes. Pese a ello, a altas horas de la noche del mismo día, las autoridades del CNE calificaron como un hecho histórico el proceso y anunciaron que más de 10 millones de personas votaron en él.
Cabe aquí entonces aplicar el refrán de que «no se puede tapar el sol, con un dedo», por cuanto estuvo a la vista centros de votación más solos que casa embrujada. Con shows mediáticos y judicializando la política no se ha logrado ni se logrará subsanar el descontento de la población.
El próximo año se abre una nueva oportunidad de cara a la construcción de una nueva visión y liderazgo, imprescindibles para la reconstrucción de nuestro país, en deuda desde la pérdida de la democracia, y para acabar con la angustia y desesperanza de un pueblo ávido de tiempos mejores.
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