«but in this frailty there is a strength»* (TARA WESTOVER)

Mientras camino por la avenida de árboles hacia el centro de la ciudad voy pensando en mis cosas. A principios de julio la vida urbana cambia. El paisaje urbano parece distinto, sin gente. Uno se fija en detalles que antes habían pasado desapercibidos. El otro día me distrajo un cartel de esos publicitarios que llaman mupi ―Mobilier Urbain pour la Promotion et l’Information / Mobiliario Urbano como Punto de Información―. A los lectores nos cuesta mucho ignorar los mensajes escritos, así que fue inevitable leer aquella llamada de atención: ¿Te quedan cebollas en la despensa? Pues, la verdad es que no lo sé. Quise entender qué había detrás de ese texto. Seguí andando con la conciencia intranquila al darme cuenta de mi falta de compromiso con la despensa de mi casa. Es verdad que suelo anotar en la lista de la compra queso, cereales, leche, servilletas, tomates si veo que casi no quedan.

La firma del cartel pertenecía a la Consejería de la Mujer, Igualdad, LGTBI, Familias y Política Social de la Región de Murcia en la que vivo. Empecé a darle vueltas y pensé, claro, ya lo tengo: una mujer, cualquier mujer, sabe cuántas cebollas quedan en la despensa; una mujer sabe si falta jabón de manos; una mujer sabe si hoy toca lavar ropa blanca o de color. Un hombre no sabe estas cosas, creo. Desde luego, yo no lo sé. Sin embargo, creo que no estaría de más implicarme en estas cosas del hogar.

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En fin, uno no deja de aprender en esta vida. En casa me esperaba una despensa con cebolla o sin cebolla y unas ganas enormes de saber qué estaba pasando conmigo, qué clase de hombre era yo. Me conecté a la red y tecleé en Google: «cebollas en la despensa», «Murcia», «igualdad», hasta que logré descubrir la clave del misterio. El mensaje forma parte de una campaña de concienciación de la igualdad de responsabilidades en el entorno familiar por parte de los padres y madres. En la sección informativa de la institución regional se propone la realización de un test** sobre el reparto de tareas en el hogar. No se trata solo de una prueba. Las preguntas en las que uno responde «sí, no, a veces, nunca» lo dejan a uno pensando. Hay cuestiones del tipo: «¿cuántas veces pone usted la lavadora?», «¿qué día ha sido el último que le ha tocado cocinar?».

Con todo, la clase de pregunta que dice: «¿sabes qué talla de pie tiene tu hijo?» puede tocarte la fibra sensible. Y es que no importa tanto acertar la talla del pie de tu hijo como darte cuenta de que desconoces cosas de tus hijos que deberías saber. Es probable que nunca hayas ido de compras con tu hijo y piensas que no estaría mal empezar a hacerlo.


* «pero en esta fragilidad hay fortaleza» (Tara Westover)

** https://eltestcoco.com/registro


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