“Reconocer y oficializar ante nosotros mismos, el país y el mundo entero, que en lo personal, familiar y como nación venezolana, estamos en una situación de hambre, y no solamente carencia de nutrientes básicos para la sustentar la vida biológica, sino de todo aquello que favorece una vida integral y digna. Es decir, tenemos hambre de buena salud, hambre de salarios con poder adquisitivo, hambre de presupuestos justos para la operatividad académica-administrativa y fortalecimiento de la infraestructura universitaria y del país, hambre de seguridad, hambre de querer quedarse en nuestro país pero ser prácticamente expulsados….hambre de tener una buena vida pero producto de nuestro trabajo y estudio decente… etc.” (El Nacional, 28 de febrero de 2018)

En el  texto expositivo de la semana anterior, se realizó un conciso análisis acerca de lo que está ocurriendo en Venezuela, esto en lo que concierne particularmente a la sinergia problemática  relativa a la dimensión económica, social, política, y donde además se aborda lo religioso y espiritual como fundamentos claves en el accionar del régimen gubernamental venezolano, el cual  representa un tentáculo de lo que significa el plan globalista: es decir,  éste no actúa aisladamente de lo que representa la directriz mundial. Esto hay que entenderlo y seguir explicándolo, porque en general se piensa que el problema es este gobierno, y que al salir ellos del panorama socio, político y económico estructural, se resolverá nuestro padecimiento (cuestión que no es del todo cierto).Hasta que no nos percatemos que ellos representan una marioneta, y que tenemos que ir sobre las raíces del asunto, no lograremos salir de este escenario de padecimiento complejo en lo existencial, espiritual y humanitario.

Ciertamente, al revisar el artículo precedente (¿Dónde están los reales…?), cualquiera podría proferir que el mismo trata sobre la realidad económica, política y social venezolana (en su ámbito material), pero resulta que en el fondo, a  nivel de abstracción incluso, desbordan las enseñanzas  de las Sagradas Escrituras, porque innegablemente cierto, es que en nuestra realidad trasciende y subyace esencialmente el pecado, la maldad, y en una sola palabra la apostasía. Así que este proceder que no solamente está mostrando y desarrollando el gobierno nacional, también es observado en algunos venezolanos, que aprovechándose de dichas circunstancias nefastas, también van en contra del prójimo, trabajador o estudiante: caracterizado por ser digno, noble y honesto.Por tanto, el pecado está presente  en todas sus variantes y modalidades: en pleno auge con el fin de aniquilar al ser humano y  la familia.

En síntesis, la gran crisis, el problema de fondo, no es económico, no es político, no es social, incluso no es jurídico, ni ecológico ambiental;  es de tipo moral, es el irrespeto o violación continua de la ley moral, a ley natural moral, es decir,  la constante inclinación al pecado y la maldad que representa (expuestas en los siete pecados capitales). Esto es lo que caracteriza nuestra problemática. Es el individuo con sus hábitos negativos  (que conducen al pecado), los que nos están destruyendo como persona y como sociedad (o viceversa).

Oportuno citar la concepción de San Juan Pablo II (1984) en torno al pecado social, e igualmente la contribución emanada por parte del pensamiento de Mahatma Gandhi (1925) acerca de los siete pecados sociales:

Pecado social: “Todo pecado cometido contra los derechos de la persona humana, comenzando por el derecho a la vida…Contra la dignidad y el honor del prójimo. Contra el bien común y sus exigencias, dentro del amplio panorama de los derechos y deberes de los ciudadanos. El de obra u omisión por parte de dirigentes políticos que aun pudiéndolo, no se empeñan con sabiduría en el mejoramiento o en la transformación de la sociedad según las exigencias y las posibilidades del momento histórico…”

Siete pecados sociales: 1) Riqueza sin trabajo. 2) Placer sin conciencia. 3) Conocimiento sin carácter. 4) Comercio sin moral. 5) Ciencia sin humanidad. 6) Religión sin sacrificio y 7) Política sin principios.

Igualmente otra arista relevante en el análisis, lo constituyen los mundos o realidades paralelas que se observan en la cotidianidad. En la situación estudiada está en su pleno apogeo la física cuántica en su noción más elemental, en el sentido que los individuos en su inconsciente interacción del  sistema creencias, pensamiento, emoción, sentimiento y actuación, construyen una  realidad (que desde ningún punto de vista es lineal o predictiva sino al contrario probabilística e impredecible).

Realidad que pareciera la misma para todos, pero aunque puede ser coincidente para un grupo, en definitiva es diferente para las personas. Y todo ello porque en esencia aquí lo que está emergiendo y fluyendo  es energía, que no se destruye sino que se encuentra en continua transformación, traducidas en actuaciones positivas (amor, gratitud, misericordia, etc.) o negativas (rabia, ira, odio, etc.);y eso es lo que se evidencia en la humanidad en su conjunto y por ende en nuestro país: modelo piloto de lo que se persigue generalizar en todo el mundo (en una especie de un sistema globalista de corte neofeudal).

En este orden de ideas hemos planteado varias preguntas a un sinnúmero de personas conocedoras y testigos presenciales de la realidad venezolana (que incluso usted está invitado a responder): ¿Qué se entiende por inflación? ¿De qué manera se interviene o participa en dicho proceso inflacionista (y devaluacionista, que para el caso venezolano están estrechamente correlacionadas)? ¿Cómo cree que sobrevive el trabajador venezolano con un salario mínimo que no supera los 8 dólares mensuales?

Recuérdese que debido a la implantación e implementación un modelo económico político incongruente, contradictorio e insensato, el país no cuenta con el mínimo de reservas internacionales operativas, es decir, dólares ahorrados para poderle hacer frente a la cuantiosa cantidad de necesidades que se tienen que pagar en moneda extranjera. Entonces, el gobierno para mantener su gasto público, para mantener su clientelismo político, el populismo a manos rotas (despilfarro), tiene que hacer uso de un mecanismo (porque el de los impuestos no le alcanza), como el relacionado a la máquina de hacer dinero inorgánico y agravante como lo es la devaluación y su gemela inflacionaria. Tiene esa posibilidad de incrementar el tipo de cambio, en el sentido de manipular a su antojo la relación del tipo oficial y paralelo, donde es el “amo y señor”, pero también todos sus “colaboradores” o “cómplices”.

Asimismo, no debe olvidarse que cuando se acude al mercado cambiario oficial o paralelo a comprar divisas (llámese dólar, euro, pesos, etc.) lo que estamos haciendo es incrementar la demanda de un producto (al igual como se compran tomates, carne, etc.). Cuando existe una mayor demanda (ley elemental en economía) con relación a una oferta rígida, por supuesto que el precio tiende a elevarse (más aún si existen factores que propician la especulación), y si un grueso número de venezolanos están con la misma actitud o disposición, son razones para observar a cada instante una tasa de devaluación e inflación continua. Que el gobierno es el principal agente o factor que influye, claro que sí, pero “algunos” venezolanos entran en ese juego porque es una opción que les permite sobrevivir.

Resulta importante acotar que si en este momento en Venezuela el salario mínimo es menor a los 8 dólares mensuales (que ni siquiera alcanza para realizar un “retiro espiritual” que en algunos sitios eclesiásticos se ofrece alrededor de los 75.000 pesos como “barato”), lo que equivale a que más de 15 millones de venezolanos estamos en pobreza crítica al no poder satisfacer las necesidades básicas de alimento, salud, educación, etc.), el reciente informe publicado por la ONU (enero de 2023), titulado como «Panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional de América Latina 2022», se queda corto en sus estimaciones acerca de que somos 5 millones de venezolanos los que padecemos de hambre.

Finalmente, aunque ¡en Venezuela morimos de hambre!, aquí en San Cristóbal (estado Táchira) estamos en la Feria Internacional de San Sebastián (con gran cantidad de eventos  inaccesibles para un grueso número de venezolanos),  y pese a que  todavía no ha comenzado la misma (estamos aún en la previa o pre-feria), la muchedumbre en la calle impresiona. Para este fin de semana (21 y 22 de enero de 2023), en el complejo ferial ubicado en la parte alta de la ciudad, Pueblo Nuevo, aparte de las externalidades negativas que impactan a los vecinos (que no se incorporan y la rechazan rotundamente), se espera o proyecta una multitud que superará con creces las 60.000 personas: incluye una importante porción de colombianos visitantes a propósito de la reapertura de la frontera colombo-venezolana, e igualmente un porcentaje significativo aún mayor de venezolanos.

Estamos en “crisis”, pero y ¿entonces? Aparecen una serie de contradicciones e incongruencias, lo que nos obliga a centrarnos en la tesis aquí expuesta: a través de ella tal vez encontraremos una explicación o aclaratoria.

Apéndice acerca del pecado:

En la actualidad el fin que prevalece en la sociedad y en la mayoría de las personas, es el arribismo y el dios dinero, ambos aspectos en clara contradicción con los bienes espirituales. En este sentido, el tema del pecado en la sociedad actual simboliza el deambular, la enfermedad, la idolatría y la impureza que conduce a la apostasía creciente. Concluyentemente, el pecado domina la sociedad actual en su forma de vivir, pensar y actuar. De hecho, a partir de las continuas noticias de actualidad podemos comprender cómo el mundo está en manos del maligno, que impide que las personas alcancen el propósito para el que fueron creadas, manteniéndolos presos en una condición de «ceguera» y “endurecimiento” del corazón: que los hace vivir en el más absoluto estado de degradación. Entonces se puede aseverar que el pecado es el factor fundamental de decadencia: raíz u origen de la crisis en todas las dimensiones de la humanidad.

Nota final: Parte de esta exposición corresponde a la tesis doctoral: “Aproximación teórica de la realidad económica de Venezuela. Enfoque transpersonal”  (Morales, 2022)

Fuente: “Perspectiva Económica y Académica Contemporánea”. UNET. Años: 2018 al 2022. Pedro Morales. Postulante a Rector de la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET)

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