Javier Milei y motosierra que empleó como símbolo en su campaña electoral

En Argentina el pueblo ha derrotado al “peronismo”, por lo que el cadáver de su mentor, el general Juan Domingo Perón, ha de estar revolcándose en el “camposanto” donde se encuentra desde hace 78 años.

Presidente por primera vez a raíz del derrocamiento de Hipólito Yrigoyen, presidente democráticamente electo. La manera, un “golpe de Estado” liderado por el hábil “Juan Domingo”, quien asume la jefatura de Estado prometiendo “justicia social, independencia y soberanía política”, palabras con las cuales jugó durante su larga estadía gobernando a “los pibes”. Se lee, también, que “seis mujeres marcaron su vida”, Potota, Giuliana, Eva, Piraña, Nelly e Isabel, cuya variedad atribuye el periodista Alfredo Serra a la frase del enamorador: “Nunca pude vivir sin la compañía de una mujer” (Infobae, agosto de 2017). Se le quiso tanto que el 17 de octubre de 1945 se conmemora cada año en la histórica Plaza de Mayo de Buenos Aires como el Día de la Lealtad Peronista.

Ha de tenerse en cuenta que si en el mundo existe algo creativo es “el lenguaje”, por lo que del uso cotidiano que de él hace la gente deriva una diversidad de expresiones dirigidas a definir procesos de interés general. Un ejemplo se encuentra en la Real Academia Española, en la cual se lee en lo concerniente al “peronismo”: Movimiento político argentino surgido a mediados del siglo XX en torno a la figura de Juan Domingo Perón”. Y, prosigue: De J.D Perón, 1895-1974, político, militar y presidente argentino, e -ismo. Y para mayor claridad, la Academia califica al “ismo” como “sufijo” agregado a sustantivos relacionados a “doctrinas, sistemas de creencias, escuelas o movimientos”. Por ejemplo, comunismo y cubismo. Y para otras fuentes son “morfemas”, o sea, pequeñas unidades que se agregan al final de una palabra para cambiar su significado”. América Latina en lo que respecta a la actividad política exhibe el uso del “sufijo”, con la advertencia de que en la mayoría de los casos no se trata de una autocalificación del propio gobernante. Más bien, de los sufragantes. En la hermosa Argentina al apellido “Perón” se le sumaron ínsitamente las denominaciones “justicia social, independencia y soberanía política”, ruta para un fenómeno político y social: el peronismo. De larga data y durabilidad, hasta el extremo de que Sergio Massa lo representa como candidato a la Presidencia frente a Javier Milei, quien resultara electo con la promesa de sacar del alma de los argentinos los “embusteros morfemas” que le han inspirado en la procura de la idoneidad presidencial. Esto es, de aquel que los sepa conducir al bienestar individual y colectivo.

El nuevo primer magistrado suponemos que revisará las promesas de Perón, entre ellas, como anotado, “la justicia social”, para las fuentes la igualdad social y de oportunidades, el ya vetusto Estado de bienestar, el exterminio de la pobreza, las reivindicaciones laborales y el feminismo, de reciente data.  En pocas palabras, una sociedad equitativa. “La independencia”, la segunda promesa del “presidente enamorador”, en aras de entender su significado caemos en una inmensa selva cuyos árboles, distanciados unos de otros, aparecen nombrados como “autonomía, gobierno autónomo, autodeterminación, autogobierno y soberanía”. Finalmente, en lo relativo a “la soberanía política”, la tercera meta del “peronismo”, la definición es la más sencilla de las tres de “Juan Domingo”, a saber “el poder político supremo que corresponde a un Estado independiente». ¿Pensará Milei la utilidad de las propuestas peronistas o les pasará por encima con la motosierra que portó durante la campaña electoral bajo la promesa de que las haría añicos? Y por cuanto “el peronismo” aún pervive, pensando en “the other way around”, cabría preguntarse si no sucederá lo opuesto. Esto es, que la máquina cortante se la apliquen al propio presidente electo. A Mr. Javier pareciera convenirle actuar con prontitud teniendo presente que “gobernar es cosa seria”. Y que el alma del perro con el cual conversa lo guíe a no crear un “mileismo”.

Se lee, en efecto, que con la llegada de Perón al poder se incrementó la intervención del Estado en la economía y que las medidas adelantadas, entre ellas, la reforma la Ley del Banco Central, cuyas puertas Milei quiere cerrar, beneficiaron a algunos y desmejoraron a otros, generándose una situación conflictiva aún por resolver. Las providencias, pleno empleo, salarios reales, importación, sujeta a permisos discrecionales del gobierno, actividades industriales subsidiadas, dinero inorgánico, financiamiento inflacionario, nacionalización de depósitos y uso de los fondos del sistema de seguridad social (Anuario del Centro de Estudios Históricos “Prof. Carlos S. A. Segreti”, Núm… 2-3 (2023). Tales decisiones generaron serias distorsiones, las cuales para algunos todavía prosiguen.

“Don Javier” le ha ganado las elecciones a Sergio Massa, dotado, como se ha escrito, de capacidad para cambiar de barco antes de que arrecie el mal tiempo (Federico Rivas Molina, El País, España, nov. 17, 2023). Joven militante del partido de derecha liberal Unión de Centro Democrático, dio el salto al peronismo, participando en “el menemismo”, derivación del gobierno de Carlos Menem (1989-1999), “el kirchnerismo” y finalmente en la dupla “Fernández & Cristina”, resultado de la jefatura ejercida en Argentina por “Juan Domingo”, para quien estas notas escribe, “el eterno”. A “Míster Massa” se le considera “más un Néstor Kirchner que una Cristina”. Y también que Milei dirá que no es más que un exponente de “la casta” política a la que promete exterminar (Rivas Molina, Ibídem). Diera la impresión de que un consejo sano para “don Sergio” es que debería tener cuidado con “la motosierra”.

Para finalizar, no pueden dejar de transcribirse las notas definitorias del “peronismo”, por la periodista española Julia F. Cadenas: “En palabras de Alejandro Grimson, el peronismo es un movimiento, es un partido, es un sentimiento. Es de derecha y es de izquierda. Es contradictorio y, para algunos, incomprensible. Y tiene tantos seguidores como detractores. Es la identidad política popular más persistente de Argentina”, escribe el antropólogo”. Así mismo, acota la giornalista, “han pasado 80 años desde su formación y el peronismo —al igual que su contraparte, el antiperonismo— sigue vivo.

No sabemos si la crítica situación del país que fue “el granero más grande del mundo” nos induzca a escuchar a Plácido Domingo y Paloma San Basilio cantando “No llores por mi Argentina, Mi alma está contigo. Mi vida entera te la dedico, No te alejes, te necesito”.

Comentarios, bienvenidos.

@LuisBGuerra

 


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