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La población venezolana pide con urgencia una vacunacion masiva para detener la cadena de contagios del covid-19 y la amenaza de la variante delta, pero los poderosos no se conmueven porque ya están inmunizados.

Es inaceptable la indolencia por parte del Estado ante la exigencia de un pueblo que clama por salvar sus vidas mientras el peligroso virus luce indetenible y sigue dejando fallecidos a diario.

Esta actitud es la que demuestran en el segundo encuentro del diálogo en México, donde dejaron por fuera el tema de la adquisición de más vacunas, subestimando la amenaza de la variante delta que ya está en el país.

El Estado sigue despreciando la información de la sociedad científica y la academia de la salud al no acatar las sugerencias en  retomar nuevamente la mesa de salud y así diseñar la mejor estrategia para combatir esta pandemia que ya ha cobrado la vida de 740 trabajadores de la salud, incluidos médicos, y que seguimos perdiendo por la irresponsabilidad de las autoridades.

Le exijo al Estado cumplir con la obligación de garantizar y hacer respetar los derechos humanos establecidos en el artículo 19 de la Constitución. El derecho a la vida y la salud son derechos humanos y la apetencia poiitica por alcanzar más poder nunca puede estar por encima del ser humano ni nuestra carta magna.

El Estado y los integrantes de la mesa de diálogo en México serán los responsables del aumento de la cadena de contagios del covid-19 y de los lamentables fallecidos por no tener como prioridad la adquisición de las dosis y un plan de vacunación masiva para salvar vidas a un pueblo crucificado por todos los problemas y calamidades que a diario debe enfrentar para sobrevivir.

Es inhumano y criminal darles la espalda a la vida y a la salud.


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