Con los acontecimientos de esta semana se confirma una vez más, ahora en Colombia, la doble moral del socialismo del siglo XXI: desde Venezuela y Brasil, hasta México y Chile, los regímenes social-comunistas reivindican la bandera de la transparencia y la moralidad, mientras presentan un cuadro de corrupción y descomposición moral de niveles récord. Desde mucho antes de la campaña algunos sectores ponían en entredicho la rectitud de Gustavo Petro, pero para los incrédulos las noticias de campaña confirmaron las sospechas: el “pacto de la Picota” en el cual a cambio de financiamiento y votos se les aseguró impunidad a los carteles tradicionales de la cocaína, pasando por el abierto apoyo de los grupos del narcoterrorismo comunistas de las FARC y el ELN hasta, finalmente, la incorporación de lo más corrupto de la política tradicional colombiana, la del santismo con las figuras de Benedetti, Roy Barreras, Prada, etc., el liberalismo con Gaviria y Samper, presagiaban lo que ahora se conoce. La corrupción galopante describe al gobierno del Pacto Histórico, y esto no se confirma por revelaciones de una oposición tímida ni de “scoop” de los medios, sino de confesiones de nada menos que la mano derecha del presidente: Benedetti y el acuerdo con la Fiscalía de su hijo mayor, Nicolás, quien fue el líder de la campaña en la costa, y a quien Petro encargó de la obtención de financiamiento, como lo atestigua uno de los “Petrovideos”.

La impresionante entrevista de Vicky Dávila al primogénito del presidente lo dice todo (https://www.semana.com/nacion/articulo/nicolas-petro-se-sincero-en-entrevista-con-semana-le-pidio-perdon-a-colombia-a-sufamilia-y-a-quienes-depositaron-confianza-en-el/202337/), destacamos acá los puntos más resaltantes:

1) Nicolás fue abandonado por su padre y su círculo íntimo: “Me dieron totalmente la espalda”.

2) Esto él lo va a cobrar: “No me voy a inmolar por mi papá”.

3) Sí hubo financiamiento ilegal de la campaña, reconoce que recibió dinero de Hilsaca y Santander Lopesierra, de estos dineros Petro no supo, pero de otros sí: “Ni mi papá ni el gerente de la campaña, Ricardo Roa, sabían de los dineros que recibimos Daysuris y yo de Santander Lopesierra y de Gabriel Hilsaca. Obviamente, no sabían que parte de esos aportes yo los utilizaba para la campaña. Es importante hacer esa aclaración, pero hay otras circunstancias”.

4) Sin hacerlo literalmente, reconoce el financiamiento del clan Torres: “Bueno, eso no puedo comentarlo, pues estoy en un proceso de negociación con la Fiscalía. Hay muchos hechos, muchas personas, muchas situaciones que son materia de reserva”.

5) Reconoce asuntos ilegales en la campaña: ”¿Por eso es que usted empieza esta entrevista advirtiendo que tiene pruebas contra todas aquellas personas que hicieron cosas malas con usted en la campaña y que ahora se rasgan las vestiduras? N. P.: “Sí, así es”.

6) Da a entender que Benedetti está involucrado en estos asuntos ilegales: “Oye, pero ahora que hablas de Armando, a mí se me hace raro que esté bastante callado. Él es muy hablador, muy frentero”.

7) Nicolás va a revelar todo un importante entramado de corrupción al más alto nivel: “Hay incluidas personas muy importantes: ministros, políticos, etcétera. Lo redondeo diciendo que son personas muy importantes”.

8) Petro y su campaña son responsables de haber aceptado corrupción e ilegalidad, con el objetivo de ganar el poder: “Todos sabíamos cuál era el objetivo y todos trabajamos en torno a eso. Era ganar la Presidencia. Por eso, a diferencia de 2018, para la campaña de 2022 se aceptaron apoyos de políticos tradicionales. ¿Por qué? Había un objetivo principal que era ganar la presidencia y sabíamos que para ganar necesitábamos el apoyo de políticos tradicionales. Solos no podíamos y se aceptaron esos apoyos. No fui quien salió a aceptarlo, fue la campaña en general. Teníamos un objetivo principal y todos trabajamos para lograrlo”.

Conclusión: es indudable que hubo corrupción en la campaña de Petro, que se violaron los topes y que hubo financiamiento del narcotráfico, Petro es declarado inocente por Nicolás respecto a los aportes del “hombre marlboro” y de Hilsaca, mas no así de otras fuentes ilegales. Es muy probable que nada pase, que Petro salga ileso de estos delitos electorales.

Se ha creado la narrativa de que “hay que defender la institucionalidad” con el mensaje subliminal de que esta es la continuación de Petro en la presidencia. FALSO, la defensa de la institucionalidad es acatar la Constitución. A este respecto ella estipula en el artículo 109: “Para las elecciones que se celebren a partir de la vigencia del presente acto legislativo, la violación de los topes máximos de financiación de las campañas, debidamente comprobada, será sancionada con la pérdida de investidura o del cargo. La ley reglamentará los demás efectos por la violación de este precepto”. La campaña de presidente y vice fue una sola, por lo tanto, la elección de ambos es ilegítima y ambos deben ser sancionados, de ser comprobado el delito, con la pérdida de la investidura. Obvio que los partidos Verde, Liberal, Conservador y la U, muy seguramente apuntándose cuáles estructuras mercantiles, estarían cerca de contribuir a perpetuar la impunidad de la corrupción electoral, una lástima para la democracia colombiana


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