No tenía ni idea de que en algún lugar del mundo estaba bien visto atender una llamada telefónica en medio de una conversación. Parece ser que es así en ciertos países inmersos en la cultura digital. A los habitantes de ciertos países no les molesta demasiado ser interrumpidos por el timbre de un celular o un teléfono fijo cuando están hablando con un amigo.

Quienes hemos vivido la generación analógica de los teléfonos fijos, las cabinas telefónicas y los buenos modales no entendemos ese gesto de desconexión con el compañero que se encuentra a tu lado para conectar con otra persona lejana (y posiblemente desconocida). Cuando menos parece una falta de respeto; si bien es verdad que, poco a poco, nos estamos acostumbrando a estar ausentes.

No parece justo acudir a un centro comercial enorme, permanecer en la cola mientras uno espera ser atendido por un dependiente cuando este responde a una consulta telefónica de alguien que no se ha molestado siquiera en acercarse al establecimiento. De manera inconsciente la aparente urgencia de una llamada se antepone a los clientes que esperan su turno pacientemente. Ojalá no cuaje esa actitud entre nosotros.


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