Desde que tengo memoria, he tratado de buscarles conversación a la gente y, especialmente, a los niños y a las niñas quienes todavía, por su edad, siguen siendo personas.

Sean conocidos o no, les busco la lengua -como decimos- para conocer su perspectiva del mundo donde andamos; para escuchar sus ocurrencias o para distraernos y ya. ¡Suele ser una experiencia tan gratificante que, muchas veces, pasa el tiempo y seguimos frecuentándonos, siendo compañeros como de la misma escuela!

Es el caso de mi sobrino Gustavo ¡quien ya es papá de Emilio y de Oliver! ¡Un profesional a todo dar!, ¡tanto en las lidias paternas, como en las otras lides donde la vida le reta allá en Canadá! ¡Tan lejos y tan cerca!

El caso es que siendo Gustavo un niño, pasábamos el tiempo junto a sus hermanas pequeñas, en una que otra vacación y lo pasábamos a veces jugando con las palabras ¡con la palabra poética!

Un día estábamos paseando y les propuse hacer rimas con palabras. Ante sus caras, un poco extrañadas, les expliqué en un-dos-por- tres, en qué consistía el juego, aceptaron mi invitación y ahí mismo le entramos:

―A ver, ¿con qué rima cielo?

―¡Con velo!

―¡Con celo!

―¡Con desvelo!

―¡Bien! ¿y con qué rima cueva?

―¡Con Eva!

―¡Con nueva!

―¡Con nevera!

―¡Magnífico! ¿Y con qué rima corazón?

―¡Con camión!

―¡Con sazón!

―¡Con guasón!

―¡Maravilloso! ¿Y con qué rima poeta?

―¡Con poceta!

―¡Con maceta!

―¡Con retreta!

Así seguimos un buen trecho del camino riéndonos con cada nueva palabra, con la rapidez y la gracia como iban surgiendo esas palabras rimadas, con la facilidad jabonosa con la que resbalábamos por aquel tobogán virtual.

Al rato, Gustavo propone: ¡A ver!… ¿y con qué arrima nube?

Todos nos miramos. Él explicó también en un-dos-por- tres el cambio de dirección y el juego siguió su proposición:

―¿Con qué arrima nube?

―¡Con cielo!

―¡Con altura!

―¡Con aviones!

―¡Con planetas!

La tarde y la palabra nos llevaron a seguir volando entre rimas, sinónimos y palabras afines y, hoy, la afinidad nos mantiene en la alegría de compartir juegos como este con los sobrinos, sus hijos actuales y los hijos por venir.

Me han venido ahora a la memoria los nombres de algunas y algunos poetas nuestros que nos hicieron atravesar varias veces el cielo con viajes virtuales inolvidables: Jesús Rosas Marcano, Velia Bosch, Beatriz Mendoza Sagarzazu, Mariela Arvelo, Aquiles Nazoa, Rafael Olivares Figueroa, Carlos Augusto León, Orlando Araujo, Antonio Arráiz, Vicente Gerbasi, Fernando Paz Castillo, Rafael Rivero Oramas, Carlos Izquierdo, Rosario Anzola y así, etcéteramente…

Gracias, poetas. Aviadoras y aviadores, astronautas de vuelo alto, buena gente que, junto a otras y otros venezolanos de punta fina, le pusieron sal a nuestras vidas desde que fuimos niños.


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