Pareciera que estamos haciendo preparativos para la guerra.  Se está oyendo desde hace mucho el tacatatán de los tambores de la guerra. En algún momento pasamos del pie de paz al pie de guerra y se llama a una movilización nacional. Ha habido ejercicios militares simulando una invasión. En ambos lados. También se han emitido declaraciones nacionalistas y patrióticas desde los cuarteles. Los últimos pronunciamientos entre ambos jefes de Estado orientan una escalada peligrosa. En algún momento Maduro se disfrazará con la guerrera esa de comandante en jefe y se irá hasta las inmediaciones de San Martín de Turumban con un fusil a la bandolera acompañado del ministro Padrino y del jefe del CEO. Desde allí emitirá una declaración estridente y ditirámbica a la manera del Cabito “la planta insolente del extranjero etc., etc.” y esas otras zonceras guerreristas y nacionalistas. Del otro lado las redadas a los venezolanos en el Territorio Esequibo contrastan con el régimen de concesiones para la explotación –Estados Unidos y Exxon Mobil por delante- que se están haciendo a los chinos, norteamericanos y británicos en las aguas venezolanas.  En Venezuela se ha convocado un referéndum sobre el tema para el proximo 3 de diciembre de 2023 y está aún caliente la visita que hizo el presidente de Guyana, con todos los arreos de la batalla, al territorio en reclamación. En algún momento serán llamados a consultas desde Caracas y Georgetown los embajadores respectivos.  Eso académicamente se llama la escalada del conflicto.  De allí a la ocurrencia de algún incidente menor desde Anacoco hacia el sur o desde algún puesto militar guyanés hacia Venezuela contribuirá a atizar la chispa de la guerra entre Venezuela y Guyana, quien sabe hasta que niveles.

Es inevitable asociar todo esto con el tema de las invasiones de las islas Malvinas en abril de 1982 y de Kuwait en la “madre de todas las batallas” en agosto de 1990, por Argentina e Irak, respectivamente; y lo que significó para el fin de esas dictaduras lanzar esas aventuras guerreristas. Por eso apuesto en primer lugar a que desde Venezuela tomen la iniciativa de hacer el primer disparo hacia el territorio del Esequibo. Si fracasa esa concentración, ese despliegue y las maniobras que pudieran realizarse con la Fuerza Armada Nacional (FAN) y sus aliados, hasta alli le llega la película del poder a la revolucion y a Maduro. Como al general Leopoldo Fortunato Galtieri y la junta militar de la dictadura argentina, y como a Saddam Hussein y su autocracia iraquí.

En Venezuela ya se han llenado todos los ítems de una guía de verificación para terminar de vestirse en los enseres de la batalla. Solo falta la ejecución de un referéndum consultivo en defensa del Esequibo que ha sido convocado para el próximo 3 de diciembre de 2023, si es que antes no se le va un tiro en la frontera sur a un soldado venezolano o a uno guyanés. Y hablando de tiros, esta consulta pretende matar dos pájaros con un solo disparo. La primera víctima lo serían los resultados de las recientes elecciones primarias realizadas dentro de la oposición al régimen el pasado 22 de octubre de 2023 y la designación de una candidatura unitaria en la persona de la señora María Corina Machado. Y la segunda diana –el segundo pájaro- impactaría en toda la sociedad venezolana, en amigos y enemigos del régimen, que se plantarían frente a un dilema patriótico y nacionalista ante una iniciativa que pretende tocar las fibras siempre sensibles de la territorialidad y de la soberanía. La primera trayectoria del proyectil ya está cantada en el blanco móvil de la política interna para utilidad en el marketing oficial de la campaña electoral de las elecciones presidenciales de 2024. El CNE cuando presente los resultados del referéndum, estos estarán muy por encima de los 2,4 millones de venezolanos que se anunciaron en la participación reciente. Ese es un pronóstico tan seguro como el de un tiro al suelo. El segundo balazo referendario tiene unas proyecciones más afinadas, muy precisas en el diseño estratégico establecido y en sus alcances con un velo que encubre la verdadera intención emocional de este. Las cinco preguntas entuban en una respuesta positiva. Haciendo abstracción del origen oficial de la consulta y de cualquier posición de política interna, es difícil que algún venezolano pueda responder negativamente alguna de esas cinco preguntas. Las primeras cuatro sostienen una posición mayoritaria a favor, desde que se tuvo conocimiento del despojo en el Laudo Arbitral de París en 1899 y posteriormente cuando se implementa el Acuerdo de Ginebra de 1966 para la solución práctica y satisfactoria del reclamo; y la negativa de elevar la controversia ante la Corte Internacional de Justicia. La pregunta sobre la disposición que hace Guyana unilateralmente de las aguas marinas sin delimitar, ningún venezolano en su sano juicio y criterio va a estar de acuerdo con que Guyana compre, pague y se dè el vuelto en una bodega que todos los habitantes sitos entre Castillete y punta Playa, la isla de Aves y las cataratas de Huá saben por conocimientos básicos de historia y de geografía de primaria que ese territorio es de Venezuela con todos los títulos y registros. Y allí están incluidos los 2,4 millones que participaron en las elecciones primarias del 22 de octubre de 2023. La quinta pregunta ni hablar. Sin abundar en detalles escalamos en la geografía política de Venezuela con la incorporación de un nuevo estado.

De manera que esa es la situación prebélica que está planteada entre Venezuela y Guyana en este momento de tensión de política interna y externa. Y lo ratifico, estoy completamente de acuerdo con que Nicolás Maduro se ponga sus medias botas de campaña, empuñe la espada y arranque hacia el territorio del Esequibo seguido del general Padrino, del jefe del CEO y de todos los generales y almirantes de la FAN y haga como el Duque de Marlborough tras la batalla de Malplaquet (1709), que enfrentó a los ejércitos de Gran Bretaña y Francia, durante la guerra de sucesión española. Si gana la guerra bienvenido con todo lo que significa la reivindicación de la territorialidad y de la soberanía en la recuperación del territorio Esequibo. Eso no representa para nada que se le perdonen sus pecados políticos internos ni el borrón y la cuenta nueva en la bodega. Churchill y De Gaulle ganaron con el Reino Unido y Francia, respectivamente la II Guerra Mundial e inmediatamente después de finalizada la guerra perdieron electoralmente en sus aspiraciones políticas. Y si la pierde, allí están Galtieri y Saddam.

La mayoría de las oposiciones a esta iniciativa del referéndum consultivo e incluso de hacer solidaridad patriótica y nacionalista sobre el tema del Esequibo en este momento se argumentan con la tesis liviana de que viniendo del régimen de la revolución bolivariana esta propuesta no sirve y hay que negarla, hay que oponerse, no hay que secundarla y hay que descalificarla. Mientras venga de Miraflores es malo per se. El carnet de la patria, esa llave que abre milagrosamente las bóvedas maravillosas de los bonos de guerra, de la billetera digital, de las bolsas CLAP y de otras asignaciones oficiales que caen cada quince y último; y con las que se hace control social y se naricea la opinión y la participación de muchos venezolanos también viene de Miraflores. Por eso, cuando se leen opiniones emocionales sobre unos temas gruesos y trascendentales como el de la soberanía, de la territorialidad, de la nación y del futuro del país poniendo de escudo y mampara moral el origen revolucionario sobre esto del referéndum y sus obviedades, la mejor manera de enmudecer al interlocutor es preguntarle ¿Tú tienes carnet de la patria? El silencio ilustrará muy bien que allí no hay ningún dilema. Sobre todo moral.

Dejemos a Nicolás, a Vladimir y a los generales y almirantes que vayan a la guerra apoyados por los números de la consulta. Cualquier resultado en el campo de batalla siempre va a beneficiar a la nación.

¡Mambrú se fue a la guerra, qué dolor, qué dolor, qué pena. Mambrú se fue a la guerra, y no sé cuándo vendrá!


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