Delcy Rodríguez
Prensa Miraflores / AFP

El gobierno de Nicolás Maduro no deja de sortear obstáculos, internos y externos, sobrevive en medio del caos. Su permanencia en el poder es su mayor desafío, manejándose en la delgada línea del levantamiento de sanciones, condicionada con elecciones transparentes y verificables, ahora se adentra en un nuevo engaño, a la población.

Aturdidos con los efectos de las elecciones primarias, el régimen de Venezuela ha decidido dar un salto al vacío con la realización del referéndum sobre el Esequibo, estrategia no convincente para los estudiosos del derecho internacional, y mucho menos para la población, que ha observado durante más de 20 años, una narrativa y acción cómplice por parte de Hugo Chávez, y su canciller al ahora presidente Nicolás Maduro, con respecto a los “derechos” de las autoridades de Guyana sobre ese territorio.

Siendo Fidel Castro y la Revolución cubana el modelo que seguir de Hugo Chávez, y en consecuencia de los herederos de la también mal llamada “revolución bolivariana”, convirtiéndose en defensores y protectores de los intereses de La Habana, incluso por encima de los de Venezuela, no es creíble la no existencia de un acuerdo con las autoridades de Guyana, sobre el territorio del Esequibo, por la manifestación de apoyo total de Cuba a Guyana sobre este territorio, constituyendo tal acción en una duda razonable sobre las actividades emprendidas diplomáticamente y ahora con el pretendido referéndum, el cual es muy difícil de confiarle algún tipo de utilidad en la escalada de este conflicto.

El criterio de algunos expertos se ubica en esta línea:

Para el constitucionalista recién desaparecido Román Duque Corredor: “No es posible consultar al pueblo si se defiende o no la integridad territorial de Venezuela, porque se trata de un derecho irrenunciable, junto con el derecho de soberanía, conforme al artículo 1 constitucional. Además, el tal referendo implica derogar la ley aprobatoria del 15 de abril de 1966 del Acuerdo de Ginebra, violando así el artículo 74, que prohíbe los referendos sobre leyes aprobatorias de tratados internacionales”.

Para el profesor y constitucionalista Freddy Gutiérrez Trejo: “La soberanía que se establece constitucionalmente sobre el territorio no es materia de consulta, ni de discusión: se ejerce con la razón y la pasión que la materia impone. Es inaceptable cualquier interpretación retorcida que procure un interés coyuntural electoral, que cause daño irreparable e irreversible a la república.

La especialista en asuntos internacionales Maruja Tarre: “Hugo Chávez decidió engavetar el conflicto y hacerse de la vista gorda cuando Georgetown empezó a negociar concesiones petroleras”.

De tal manera que politizar la defensa del Esequibo, cuando toda la carga debe ir en dirección de la defensa jurídica, puede parecer el error más notable del régimen; no obstante, es de inferirse que esa es su estrategia para materializar la entrega de ese territorio, el referendo solo apela al nacionalismo con la clásica posición patriótica del gobierno de Venezuela, sin embargo de su realización no recae peso alguno en los litigios internacionales, todo el esfuerzo debería estar en constituir una comisión de expertos del más alto nivel posible para la defensa jurídica del territorio.

Con el ánimo de construir un enemigo común en el subconsciente colectivo del pueblo venezolano, se convoca el referendo que definitivamente puede tener solamente repercusiones electorales a lo interno del PSUV, la cantidad de electores solo medirá la agotada convocatoria del chavismo/madurismo, exponiendo así las terribles debilidades en el campo electoral.

De esta manera, el país presencia no solo un nuevo show, por parte del gobierno, con la celebración de un referendo que no propicia ninguna utilidad en el campo jurídico internacional, también presencia un juego perverso de engaños, manipulaciones sociales de las que acostumbra el madurismo, con el intento de crear un ecosistema nacional que convoque a la unidad de todos los factores y verse con musculo interno, tratando de ganar partida doble, obviando los niveles de desconfianza que posee en la ciudadanía, producto de los desatinos históricos y la grave crisis que soporta el pueblo.

Visto así, el madurismo con la estrategia del referendo gana en el campo de sus ambiciones económicas, porque navega en los intereses de La Habana quien está en franca relación con Guyana por ese territorio y sus riquezas, pero pierde en el campo interno, porque aumenta el nivel de rechazo de la población a todo lo que significa el chavismo/madurismo, quedando develado su nivel de entrega del país, el referendo lejos de ser una estrategia que robustezca a la tiranía, posee el hándicap de exacerbar el nacionalismo que radica en el venezolano desde la gesta de independencia en contra de Nicolás Maduro y todo su gobierno.

@Jufraga12


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