Nicolás Maduro en una entrevista que le fue realizada por una agencia internacional de noticias, ante una de las interrogantes del periodista sobre el balance de 2021 en Venezuela, respondió que este año había sido bueno “en todos los sentidos”.

¡Claro! Y es que para Nicolás Maduro es obvio que desde las perspectivas de la cúpula madurista acostumbrada a viajar al exterior cobrando viáticos en divisas, desplazándose en el país en sendas camionetas y vehículos de lujo, comiendo sin ausencias de proteínas las tres comidas principales del día, vistiendo ropa y calzados de marca, asistir a una clínica privada donde se garantiza la asistencia médica requerida ante una eventualidad de salud, y además teniendo ingresos para satisfacer cualquier necesidad imprevista o antojo si fuera necesario, o incluso hasta para visitar casinos en lo más alto del Ávila. O sea, lo que tanto les gusta llamar a ellos, “vivir viviendo”.

En tal sentido, podemos decir, que en relación con 2021, Nicolás Maduro tiene razón al decir que ha sido un año bueno en “todos los sentidos”: 2021 ha sido un año bueno “en todos los sentidos” para ver que una empresa que era ejemplo de transporte masivo cómodo, rápido y eficiente como el Metro de Caracas, ha sido convertido en una podredumbre del Estado, y donde los accidentes son parte del día a día, con suspensiones del servicio, explosiones, destrucción de la estructura física, y hasta sitios para realizar necesidades fisiológicas, con unas estaciones convertidas en una vergüenza social.

2021 ha sido un año bueno “en todos los sentidos” para la ramplonería del madurismo que nos ha dejado sin luz, sin agua, sin gas, sin gasolina, y que ha perturbado por completo la vida de los venezolanos, afectando considerablemente las menguadas actividades económicas que apenas mantienen con oxígeno social la destruida vida productiva del país.

2021 ha sido un año bueno “en todos los sentidos” para que la emigración venezolana siga en aumento, ante la negativa de un régimen que continúa vulnerando los derechos humanos de una población agobiada por la represión y la destrucción de la educación y la salud, con planteles y hospitales que el medio de la anomia, se han convertido en cementerios de estructuras públicas, cuyo único matiz es el abandono que multiplica el hambre, la pobreza y la miseria.

2021 ha sido un año bueno “en todos los sentidos” para los integrantes de las alcabalas llenos de funcionarios matraqueros que aplican extorsiones a los productores y transportistas agrícolas, o sobre cualquier ciudadano que necesariamente tenga que atravesar sus respectivos puestos de “control y comando” para llegar hasta sus espacios de destino.

2021 ha sido un año bueno “en todos los sentidos” para que las mafias y criminales, así como grupos irregulares que se esparcen sobre nuestras fronteras, incluyendo la minería ilegal y la trata de personas, hayan encontrado en Venezuela un espacio libre para la ejecución de sus impunes acciones ante un marco regulatorio de “justicia” que socava la institucionalidad conforme se articulan las estructuras criminales con sus socios del madurismo.

2021 ha sido un año bueno “en todos los sentidos” para que políticos corruptos tanto del madurismo como de una seudo-oposición en una especie de cohabitación de orgías políticas, donde hasta “pastores” que invocan el nombre de Dios, pagan y se dan el vuelto de sus beneficios “sociales” en favor del pueblo; sin que exista autoridad que pueda investigar el cómo mantienen estándares de vida muy alejados de la realidad histórica que enfrenta la mayoría de los venezolanos.

No hay duda, 2021 ha sido un año bueno “en todos los sentidos” para todos aquellos que piensan que las palabras de Nicolás Maduro y el madurismo solo dicen la verdad de la “realidad que los envuelve” en favor de la destrucción de Venezuela.

@vivassantanaj_


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