Nicolás, te has vuelto repetitivo. No sorprendes. No ofreces nada nuevo. Necesitas a alguien que te escriba un nuevo guion y deseche los viejos y malos libretos, marcados sobre todo por la experiencia de tu celebrado Hugo Chávez.

No, Nicolás, no puedes andar por ahí diciendo todo el día que te quieren matar. Que Estados Unidos te la tiene jurada. Que Iván Duque es poco menos que tu archienemigo y que también te quiere asesinar.

No puedes estar enviando a declarar a tus militares para apoyar lo que dices. Lo de Remigio Ceballos fue triste, sin contundencia, apegado a un argumento que ya no permite ningún tipo de lucimiento. Que se agotó.

Tampoco les queda bien decir que responderán con fuerza cualquier agresión. Suenan a matones de barrio. No, Nicolás, ya ese discurso de peleón no queda bien. Se desgastó. Ya los venezolanos no te creen nada. No esperan nada de ti.

Y eso de que no te temblará el pulso para meter preso a Juan Guaidó sonó a bravucón, a simple amenaza nunca cumplida. Aburrido. Fastidioso. Lo cierto es que parece que no te atreves. Sabes que te puedes meter en tremendo lío internacional y, a estas alturas, no te conviene. Es mejor llevar la fiesta en paz. Ladrar un poquito y luego replegarse, no vaya a ser que se lo crean y te tomen en serio.

Lo que sí puedes hacer, Nicolás, es meterle el pecho a todo esto del coronavirus. En serio. No andes diciendo que las cifras ya están bajando porque no es verdad. Recuerda que hace unos meses aseguraste que estábamos en el pico de la pandemia y resultó ser una gran mentira, un fiasco pues, porque desde mayo hasta acá mucha agua ha corrido y, como sabes, estamos peor que antes.

Y mira bien lo de la gasolina. Hasta ahora has sobrellevado la crisis, pero todo está muy feo. En el interior del país, peor que peor. Recuerda que no todo es Caracas.

Ya deja el fastidio con el magnicidio. Contrata a otra gente que te escriba un nuevo libreto. Ya esta telenovela está cansona.


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