Es sabido que los esposos Ortega han instalado una dictadura crápula y al peor estilo de Calígula en Nicaragua. Prueba de ello los cientos de miles de exiliados y testimonios que corroboran el abuso comunista a la ciudadanía.

Pero en Nicaragua no sólo están con ausencia de libertad y democracia, sino con serios problemas en su matriz económica y energética, principalmente.

En ese escenario van a tener un futuro, y un presente, poco menos que complicado.

El ciudadano promedio de Nicaragua, mis buenos amigos nicas -muchos con los que compartí en cafés en el Aventura Mall, en Florida- me confirman que en su país pagan la tarifa eléctrica más alta de Centroamérica- teniendo en cuenta, adicionalmente, que la generación eléctrica en el país no está en su mejor momento.

Veamos algo de contexto: Nicaragua es parte del Consejo de Electrificación de América Central (CEAC).

Los países de América Central tiene programado, en estimaciones, tener un crecimiento/promedio de demanda eléctrica de 4% a 6% anual hasta 2025, lo que necesariamente obliga a que hayan inversiones para duplicar no sólo su capacidad sino su tecnología en generación eléctrica.

El mix energético regional: 75% generación hidroeléctrica, 16% de generación renovable (eólica y solar fotovoltaicas) y 10% de generación geotérmica. El 25% adicional proviene de centrales termoeléctricas (de gas) en una proporción de 23%, y 2% se importa desde el sistema mexicano a través de la interconexión con Guatemala.

La demanda de energía regional: 62,358 GWh (para 2023) y 65,148 GWh (para 2024), con notorio incremento de 4,5% con respecto de 2023.

En ese contexto, Nicaragua en 2014 generó 4,438.5 megavatios hora (MWh) y en 2022 generó 4,292.8 MWh, con datos del Banco Central.

El experto economista Enrique Saenz, a quien recomiendo leerlo, indica indignado: ¿Cómo es eso que han invertido tanto pero ahora se genera menos energía que años atrás?.

No hubo inversiones porque los ataques del régimen contra el sector privado son realmente duros: hace unos meses el régimen canceló la autorización de operación (la personalidad jurídica) a varios gremios, entre ellos a la Cámara de Energía de Nicaragua, lo que sigue contribuyendo a que no haya buen clima de negocios que permita inversiones para la economía en general y para la industria energética en particular.

En todo caso, está más que comprobado que el modelo socialista no funciona para hacer prosperar sociedades. La economía es muy sensible y particularmente la industria eléctrica. Nicaragua merece un nuevo tiempo y una nueva oportunidad para la libertad.

 

@BorisSGomezU


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