El canciller de Venezuela, Yván Gil, cree que todos los que lo escuchan, dentro y fuera de Venezuela, son tontos. Dos décadas de militancia en la mentira les ha endurecido la piel y la corteza cerebral a altos jerarcas del oficialismo. Se puede decir cualquier cosa y en cualquier auditorio.

En el reciente encuentro en Cúcuta con su homólogo de Colombia, Luis Gilberto Murillo, como parte de la Comisión de Vecindad e Integración de Colombia y Venezuela, Gil dio una explicación inaudita, aunque ajustada al guion internalizado, sobre la organización criminal Tren de Aragua, que fue respondida por el propio presidente de Chile, Gabriel Boric.

Como se sabe, porque está perfectamente documentado por cuerpos de seguridad y medios de comunicación, en al menos Colombia, Perú y Chile, la organización criminal venezolana que tenía como refugio la cárcel de Tocorón en el estado Aragua ha extendido sus tentáculos por varios países suramericanos  con todo tipo de actividades criminales. Para Gil es tan solo una marca con la que se pretende perjudicar el comportamiento del gobierno venezolano.

«Tratan de crear una etiqueta inexistente como lo hicieron, en su momento, con el Cartel de los Soles. Recordemos, se venció el discurso del Cartel de los Soles, se demostró que esta es una organización que no existe, que jamás ha existido, y ahora inventan una de un llamado Tren de Aragua, una organización que existió en Venezuela, localizada, y que luego de poner como marca… como una ficción mediática», dijo Gil, en respuesta a una periodista.

El canciller quiso matar dos pájaros de un tiro: ni Cartel de los Soles -en referencia a una organización criminal dedicada al negocio de las drogas a la que estarían vinculados altos militares venezolanos, sobre la que siguen vigentes todas las sospechas- ni tampoco el Tren de Aragua, que es un dolor de cabeza permanente para las policías de la región andina.

A su lado, el canciller colombiano se convirtió en la mejor respuesta a Gil: «Tenemos que combatir todas las redes criminales, la mayoría de esas redes criminales tienen un alcance transnacional, o están coordinadas con algunas organizaciones transnacionales. Dentro de las caracterizaciones que ha hecho la fuerza pública, obviamente uno de los objetivos es combatir una organización que se denomina el Tren de Aragua…».

Gil, que tiene madurado el discurso oficial, patinó ante la pregunta de una periodista. Los jerarcas del gobierno venezolano no  se someten al escrutinio de la prensa o lo hacen solo ante representantes de medios a su servicio. Haber mencionado al Cartel de los Soles, por el que han sido señaladas connotadas figuras del poder oficial, le debe haber merecido una jalada de orejas puertas adentro.

Puertas afuera, el presidente Boric llamó a consultas a su embajador en Caracas, Jaime Gazmuri,  porque consideró que las declaraciones de Gil “constituyen un grave insulto a quienes han sido víctimas de esta organización y un insulto también a los Estados que han sido víctimas del Tren de Aragua”.

Integrantes del Tren de Aragua estarían vinculados con el secuestro y asesinato en territorio chileno del joven militar venezolano Ronald Ojeda, quien tenía estatus de refugiado político. Un caso que ha tensado las relaciones en Santiago y Caracas luego que la investigación de la Fiscalía determinara que fue un “crimen político” organizado desde Venezuela.


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