Dos sectores soportados sobre una falsa polarización que no representa el 25% de la población, hoy atentan contra 75% de ciudadanos hastiados de tanta indolencia y desatino.

No pretendo homologar al PSUV y al G4 en el desmadre de lo que hoy sucede en Venezuela. Está claro que el culpable de lo que ha sucedido es Hugo Chávez y el responsable directo hoy es Maduro junto al PSUV, pero los desatinos, la ausencia de una propuesta clara, y la ausencia de una asertiva conducción política opositora que logre destrancar el juego, ha sido liderado por el llamado G4, que va más allá de los partidos que componen esta entidad, y que en la última etapa ha sido encabezado públicamente por Juan Guaidó, joven con mucho futuro político, pero que ha decidido pagar las consecuencias de los errores de los que hoy están detrás de él.

Ser independiente no es una patente de corso para no tener algún nivel de responsabilidad sobre lo que ha pasado. Yo, habiendo sido chavista hace ya unos cuantos años, y habiendo apoyado sin un cheque en blanco (como se lo dije varias veces) la irrupción de Guaidó en el escenario político, asumo mi cuota de responsabilidad sobre todo lo que ha pasado, así como estoy seguro de que lo hacen muchos venezolanos el día de hoy, pero como una persona común y corriente, que no ha ejercido cargos de poder, asumo la responsabilidad de ser independiente de esta polarización que no solo no es hoy el reflejo del país, sino que ha representado lo peor de nuestro gentilicio.

Esa falsa polarización ha alimentado el odio entre hermanos y conciudadanos y ha estimulado la extorsión moral de que si no estás conmigo estás con el otro y eres un traidor. Sin duda, también ha habido de esos que en medio del oportunismo han traicionada o han sido desleales por dinero, a esos, gracias a Dios, el pueblo ni los ignora, pero ha llegado el momento de las opciones que no siendo ajenas a la realidad del país, sin tener las manos manchadas de sangre o llenas de dinero mal habido, han decidido juntarse para construir una opción alternativa.

En Venezuela hoy emergen formas de organización alternativas como Centrados, una tarjeta electoral que convoca a una alianza entre partidos y organizaciones excluidas o proscritas por el régimen cuasitotalitario, para así poder representar una opción emergente. También nace la Alianza del Lápiz, que sumando a Puente y a la organización política que tengo el honor de conducir, Movimiento Democracia e Inclusión (MDI), a la que no se le permitió tener tarjeta electoral (siendo así unos proscritos electorales), hemos decidido constituir lo que pretende encarnar a esos independientes que en la calle dicen “Ni Maduro, Ni Guaidó” para expresar su cansancio y exigir al sector político del país cambios y transformaciones inmediatas en la forma de hacer política, deseando que gente como Fuerza Vecinal termine de dar el paso, para anillar este espacio de suma de voluntades.

Las elecciones regionales del #21N son una oportunidad para iniciar la salida del entrampamiento polarizado al que nos han sometido, pero además es una extraordinaria excusa para renovar los liderazgos regionales y nacionales de una oposición secuestrada por algunos cuya legitimidad hoy está en ciernes.

Nuestra propuesta desde MDI, es participar en las elecciones del #21N, votar por las opciones independientes o de mayor consenso, e inmediatamente montarnos en luchar por la activación de condiciones para el referéndum revocatorio que está establecido en la Constitución como un derecho democrático que puede ejercerse ya, para lograr la verdadera unidad que exige el pueblo venezolano.

@nicmerevans

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