«And I remember that we who move / are moved by clouds that darken midnight” (DELMORE SCHWARTZ)
Mire usted, yo antes de ponerme a escribir esta columna para El Nacional tengo que pensar un tema sobre el que tenga algo que contar. Se me ocurren cosas en cualquier momento del día (y de la noche). Esta mañana fue en la ducha. Me acordé, no sé cómo ni por qué, de un semáforo y una sirena. No, esa no. La sirena de Andersen es otra historia. Bueno, el caso es que reviví un momento de mi adolescencia que pudo haber sido traumático. Estaba yo parado al inicio de un paso de peatones frente al semáforo cuando la luz roja se vuelve ámbar y un segundo después se convierte en verde. Me dispongo a cruzar. En ese instante suena una sirena no lejana y todos los viandantes en la misma situación se giran a ver cómo se acerca a toda velocidad hacia nosotros…
Me pareció extraña la reacción de quienes se detuvieron para dejar vía libre al furgón. Yo, entendiendo que tenía prioridad, seguí caminando como si estuviese “nadando en la ambulancia”. El chófer reaccionó con destreza esquivando al chaval de 13 años en medio del paso de cebra y haciendo sonar el claxon repetidamente tras haber evitado un atropello. Yo no entendí nada, pero me quedé tocado, afectado.
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Hace un tiempo una fundación patrocinada por la agencia EFE y la RAE conocida como Fundéu propuso en @Twitter -ahora @X– la participación de los usuarios de esa red social bajo la etiqueta #MundialDeLapsus para compartir los errores más comunes cometidos por desconocimiento de la lengua española.*(«La luz «genital» gana el mundial de lapsus (y piquiponadas) de la Fundéu», ElblogdelaFundeuRAE.-Javier Lascuráin,21.05.2020) Entre otros lapsus figura el título de esta columna: «nadamos en la ambulancia» que debería haber sido: nadamos en la abundancia, es decir, nos sobra de todo. En mi caso, sin embargo, nadamos en la ambulancia está bien.
Según leemos, la expresión ganadora es «la luz genital», que debería haber sido «luz cenital». A mí esa luz primera a mí se me antoja poética y especial. En fin, volviendo al principio de la historia, aquel adolescente volvió a casa y nada más ver a sus padres les contó lo del semáforo en verde, la sirena y el claxon. Los padres no creían que su hijo desconociera las normas mínimas de Educación Vial y le explicaron que todos los vehículos de emergencia siempre tienen prioridad de paso ante cualquier situación. Por supuesto, un padre y una madre no pueden abarcar todos los ámbitos que cubre una escuela. Ellos me educaron bien y la escuela también. Es verdad, también que yo no sabía esto porque nadie me lo había explicado nunca. Y esta es una de las razones por las cuales hay ciertas asignaturas que necesitamos aprender en la escuela a través de una instrucción formal, detallada y rigurosa
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