La designación de la ex presidenta de Chile Michelle Bachelet como máxima autoridad sobre el tema de derechos humanos en el mundo constituyó para los venezolanos una luz de esperanza en la solución de la crisis de conducción que afecta a la nación suramericana desde hace 20 años.

La radicalización del poder por Nicolás Maduro viola sistemáticamente los derechos humanos del ciudadano a la participación y especialmente de quienes adversan al sistema, como presos políticos sujetos a procesos violatorios de la condición humana o tortura de los retenidos contra su voluntad.

A nivel de organismos multilaterales es cada vez más común observar la presencia decisiva en directorios representantes de gobiernos arbitrarios de diversas tendencias.

La época en la cual los gobiernos demócratas ostentaban la representación del organismo mundial en sus diversas misiones ha cambiado y aquello de la libertad, el respeto por el ser humano y castigo para el transgresor ha pasado a ser solo retórica de salón.

Bachelet ha presentado informes sobre la situación política y de convivencia de los venezolanos a partir de 2018 fecha en la cual acepta la responsabilidad de la posición.

En 2019 contrario a lo esperado por el gobernante Maduro Moros, luego de una visita realizada a la nación bolivariana presenta ante el organismo y expone públicamente la actitud represiva del régimen de izquierda y exige recomponer sus procedimientos apegándose estrictamente a la ley.

Maduro no acoge tales iniciativas y la condena es ratificada para el momento de efectuar una actualización del informe en cuestión.

La alta comisionada actualiza el legajo, el cual es aún más crítico, exigiendo responsables en quince puntos: culpa al intentar imponer una hegemonía comunicacional; graves violaciones de los derechos sociales y económicos perjudicando la alimentación; restricciones del espacio democrático; gobierno no corrige excesos; autoridades atacan a la oposición; miles de seres han sido asesinados por supuestos enfrentamientos; tales muertes no han sido investigadas; también realizan ejecuciones extrajudiciales; la situación sanitaria pública es grave y propicia de enfermedades por la falta de agua y electricidad en hospitales; la impunidad es propicia para repetir hechos punibles; la crisis ha motivado la existencia de desplazados que ya alcanzan a 5 millones; en la mayoría de los casos, se sometió a las mujeres y los hombres detenidos a una o más formas de tortura o trato o pena cruel, inhumana o degradante; las autoridades no investigan las denuncias que realizan los familiares de los detenidos; Acnur comprueba violaciones sexuales contra mujeres detenidas y menores de edad.

Con su posición, denuncia y exige rectificación desde la organización colectiva y ubica el problema de Venezuela a nivel mundial; países que desconocían la realidad venezolana hoy han comprendido el drama existente.

El rreconocimiento de más de 60 naciones en el mundo al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como presidente interino de Venezuela tiene mucho que ver los informes elaborados por Michelle Bachelet, luego de la visita personal al territorio afectado por la masacre continuada de sus habitantes.

Los venezolanos se  plantean luego de veinte años la presencia de ayuda humanitaria para aliviar sus agónicos males.

Un conflicto interno dentro de Europa fue la crisis de Kosovo y Serbia a finales del siglo pasado, problemática política con visos históricos que la dictadura yugoslava de la posguerra en el viejo continente sacó fuera de foco de la atención regional.

Inscrita de hecho en la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, institución creada en defensa de las naciones que constituyen el eje occidental ante la Unión Soviética, época conocida como Guerra Fría y de plena vigencia y hegemonía una vez caído el Muro de Berlín en la década de los ochenta; ante el hecho puntual de la masacre de Racak en territorio kosovo, cometida en enero de 1999, cuando asesinaron 45 albaneses, deciden sus generales bombardear Serbia para preservar los civiles del conflicto étnico.

Las Naciones Unidas protestó tal iniciativa ya que la acción bélica no contó con la aprobación del organismo de seguridad y en derivación prepara mediante acuerdos envío de unidades para proteger a la población civil y mediar en el trance apoyados su autoridad en las armas.

Si ustedes estimados lectores se preguntan cuáles son tales dramáticos pesares les indico que 7 millones de habitantes en Venezuela son declarados por el máximo organismo de colegiación en condición de extrema pobreza; pero también hay más de 5 millones de desplazados por el mundo; por 20 años más de 20.000 muertos por año estiman han caído en manos del hampa; 80% de la población es catalogada como pobre; existe un desvío de 700.000 millones de dólares corruptamente; han resurgido males epidémicos y  existen cerca de 1.000 presos políticos amén de una población carcelaria hacinada y desaparecidos sin el debido proceso garantizado en la Constitución del país .

Entonces, me pregunto, no basta todo esto para enviar una misión de paz armada que lleve ayuda humanitaria de alimentación y medicinas para asistir a los afectados.

Las víctimas inocentes han reclamado la presencia de grupos armados de naciones amigas y Colombia, la hermana república que es martirizada por el terrorismo comunista, tiene estrecha relación con la OTAN.

Michelle Bachelet está con el pueblo que sufre y exige una solución; sin embargo, hay quienes consideran que la problemática se debe solucionar entre venezolanos olvidando que Nicolás Maduro Moros es un invasor porque a lo sumo es cubano comunista a juzgar por su proceder extranjerizante tiránico, o colombiano a lo mejor, ya que no muestra partida de nacimiento alguna cuando se le ha requerido oficialmente.

 


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