Hace unos días en una reflexión sobre el tema de las elecciones, destacábamos que el régimen estimula la celebración de elecciones parlamentarias ignorando la exigencia de cesar en su decadente gobernanza y negar ir a una elección presidencial. Despliega una masiva maniobra comunicacional y afirma descaradamente que ganarán las elecciones parlamentarias sin dificultad.

Se desarrolla a propósito de ese  falso argumento un camino táctico de elegir solo a los miembros del la Asamblea Nacional con la intención oculta de legitimarse bajo la máxima dirección y batuta equivocada de quienes han sido descalificados internacional y nacionalmente y que han sido supuestamente electos por elecciones fraudulentas que han conducido a un gobierno fallido y usurpador.

Ese tema de la usurpación es neurálgico bajo la premisa reiterada que el proceso político venezolano funciona de manera absolutamente irregular, donde la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia ha determinado la falta absoluta del cargo de presidente de la república por fenecimiento posterior del período constitucional y la inexistencia de un acto de elección popular legítima, y decisión que los responsables de los fraudes electorales fuesen sometidos a juicio penal, de tal manera que declaró la inconsistencia del Registro Electoral, el uso del sistema automatizado de votación y de escrutinio para la elección de cargos de representación de los poderes públicos y ordenó que con la participación reglamentaria de las universidades, partidos políticos, grupos de electores y la Academia de Ciencias Políticas se iniciase el proceso de depuración del Registro Electoral.

Este conjunto de decisiones dentro del marco constitucional ha sido ignorado no solo por el régimen, sino por sectores de ciertos partidos políticos, y se acuerda detrás de bambalinas, ir a un proceso electoral pura y simplemente de conveniencia política de los partidos políticos. Avanza la tesis sustentada por la negociación de ir a un proceso eleccionario, sin cambiar el sistema electoral, pasando a segunda prioridad la crisis  humanitaria y se ignora la propuesta de intervención militar de paz, se preserva y mantiene la invasión de la fuerza militar cubana, guerrillera, narcotraficante; se acoge la presencia del ejército ruso, chino y del islam, donde todos ellos se apropian de recursos y el control institucional nacional.

Es un disparate ir a elecciones no creíbles si no cesa la usurpación, se nombra un Consejo para la Transición y se diseñe un nuevo sistema electoral. Esta reflexión ha tenido respuesta de nuestros lectores y los han acogido en sus comentarios, muy especialmente, la sugerencia de construir en esa dirección un movimiento cívico con las más relevantes personalidades de la sociedad civil para que sirvan de contraparte política, de nuestras aspiraciones democráticas frente a un régimen que destruye sistemáticamente la nacionalidad y contamina con directrices antidemocráticas al resto de los países democráticos de América Latina.

Se ha sugerido correctamente que en lo conceptual los planteamientos anteriores marchan en correlación directa con las aspiraciones de una Venezuela sedienta de libertad y opuesta a la forma como el socialismo se apoderó por tanto tiempo del país. Se ha reiterado oportunamente que ya está bueno de generalidades conceptuales y se aspira a designar un movimiento cívico que debe adquirir identidad y concreción para no caer en un mensaje que se evapore con la lectura.

Efectivamente, se está de acuerdo con esas observaciones bajo la premisa que mencionar nombres concretos pudiese generar reacciones de variada naturaleza, incluso de retaliación, pero hay que tomar en cuenta para cumplir dichas exigencias que esas personas, líderes naturales, por su formación, experiencia profesional y académica, en la administración púbica y empresarial, en la política nacional e internacional y, en su vida de ciudadanos despliegan a lo interno y a lo externo valiosas orientaciones documentadas, destinadas a facilitar a los dirigentes sus decisiones políticas, las cuales por cierto han ignorado; en consecuencia, es necesario asumir la responsabilidad ciudadana ante las circunstancias oportunistas de quienes no han podido redireccionar al país, probablemente debido a los compromisos de cohabitación e intereses con el régimen.

La mayor parte de esas personalidades cuya trayectoria ha sido destacada permanecen en el país. Unido al esfuerzo interno y externo de orientación dirigen organizaciones ciudadanas que emiten opinión regularmente, se reúnen permanentemente, elaboran comunicados. Hacen vida de contrapeso al régimen por su cuenta y riesgo. Se trata de organizaciones informales o formales, entre las cuales debemos citar a muchas de ellas sin ser exhaustivo, por ejemplo: el Frente Institucional Militar, el Frente Patriótico, el Instituto de Políticas Públicas, la Iglesia de variadas orientaciones religiosas, las Academias Nacionales, Alianza Popular, Frente de Entendimiento, Venezuela Constituyente, Testigos, La Tertulia, Colegios Profesionales y sus capítulos, Grupo Orinoco, Foro Penal Venezolano, etc., etc. La lista no tiene fin, sus directivos o coordinadores son personalidades conocidas que han sido apartadas por la oposición oficial, pero tienen nombres y apellidos, lugar de residencia y obra conocida. Su responsabilidad para con el país les hará tomar la iniciativa de unir esfuerzos y coincidencias, superar sus conflictos, escollos naturales y constituir un Movimiento Cívico como movimiento de movimientos cuyo objetivo fundamental es organizar lo conducente para el cese de la usurpación.

En el año que se inicia 2020, los principales indicadores señalan una crisis terminal, esos dirigentes cívicos representan el valor moral, ético y las fuerzas vivas necesarias para enfrentar la crisis, enlazar, estimular un cambio y la creación del deseado gobierno transitorio con un Consejo de Gobierno que inevitablemente desplazará al mal que ha enfermado al país y contamina al continente americano.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!