Preocupados de que la creciente popularidad del Bitcoin, considerado como el “oro digital”, y de las criptomonedas como Ethereum puedan debilitar el control del dinero, autoridades que definen la política monetaria desde Pekín hasta Washington están explorando el lanzamiento de monedas digitales-conocidas como CBDC por sus siglas en inglés- desde sus bancos centrales.

De hecho, ya tienen unos cuantos años preparándose para emitir sus propias divisas digitales, en un intento de hacerles frente a un criptoactivo como el Bitcoin y a las criptomonedas, sobre todo ahora cuando el dinero físico está, prácticamente, en fase crítica.

Los consumidores están dejando atrás las monedas físicas en favor de los pagos electrónicos y del uso de tarjetas de crédito y débito desde sus móviles. Así que los bancos centrales, ante esa realidad, no quieren permitir que el Bitcoin y las criptomonedas se sigan fortaleciendo como mecanismo de pago.

Por ello, quieren responder con sus CBDC que, a diferencia de las criptomonedas que generalmente son administradas por actores privados, estas serían equivalentes al efectivo y emitidas y respaldadas por bancos centrales.

En mayo del año pasado el Banco de España, en su Revista de Estabilidad Financiera, aseguró que «una moneda digital de un banco central mayorista integrada en una red de Libro Mayor Distribuido podría resultar en una mayor eficiencia, transparencia y trazabilidad en operaciones multidivisa».

Incluso, la Reserva Federal de Estados Unidos (FED, por sus siglas en inglés), que preside Jerome Powell, y el Banco Central Europeo, encabezado por Christine Lagarde, han mostrado su apoyo a las monedas digitales, pero como «un complemento y no un sustituto».

Pero más allá de ese “aclaratorio”, el BCE anunció que está trabajando en un proyecto para la creación del Euro Digital, que podría estar listo en menos de cinco años. En tanto que la Reserva Federal ha puesto en marcha un laboratorio de tecnología (FED Technology Lab) y una iniciativa de la FED de Boston con MIT para analizar el papel de las CBDC.

Otros banqueros centrales han subrayado que sus fichas digitales son una forma de dinero “de confianza”, respaldado por el pleno crédito del emisor soberano. Al respecto, el economista y exministro de Finanzas griego Yanis Varoufakis, gran defensor de las CBDC, ha señalado y así lo reseña El Español, que: «Una arquitectura de registro distribuido será inmune a intentos de intrusión informática o daños físicos. Y, como la cantidad de dinero la fijará el banco central, no habrá necesidad de procesos de minería como los del Bitcoin (…). Además, con esta modalidad todos sabrán cuánto dinero hay en el sistema (con lo que el banco central no podrá inflacionar la economía en forma encubierta) y se mantendrá el anonimato».

De hecho, en septiembre del año pasado un grupo de bancos centrales desarrolló un manual para potenciales operaciones en moneda digital, con el propósito de lograr un equilibrio ante la avalancha del mercado de criptodivisas.

Los siete de los principales bancos centrales -entre ellos los de Estados Unidos, Reino Unido y el BCE en la zona euro, aunque no el ente emisor de China- dijeron que el uso minorista de las CBDC debe proteger a entidades estatales y privadas y evitar que se descontrolen los sistemas de pago ya existentes, de acuerdo con la agencia Reuters.

De acuerdo con un informe de Bloomberg Economics, hay 46 países que estudian la posibilidad de desarrollar sus propias monedas digitales. El Banco Popular de China es el más avanzado entre las principales economías que trabajan con CBDC y está planeando un lanzamiento piloto de yuanes digitales para los Juegos Olímpicos de Invierno de Pekín 2022.

El Ciber Yuang, que fue emitido en abril de 2021, aún se encuentra en una fase de prueba y desarrollo y solo circula en entornos cerrados: no es parte del sistema de emisión de monedas soberanas de China.

Sin embargo, ya hay una nación que cuenta con su instrumento. Se trata de Bahamas, que emitió Sand Dollar en octubre de 2020 y la puso a disposición de los más de 300.000 residentes del archipiélago.

Por su parte, el Banco Central del Caribe Oriental emitió DCash, la primera moneda basada en tecnología blockchain introducida por una autoridad monetaria en el mundo. Además, usa el mismo sistema para transacciones realizadas con el Bitcoin.

Sobre este proyecto, el ente emisor ha dicho que pretende poner esta moneda en circulación en otras islas de la región como Anguila, Dominica, Montserrat y San Vicente y las Granadinas para 2025, año en el que también se espera una reducción de 50% del dinero físico que circula entre las economías insulares de su jurisdicción.

De la misma manera, el Banco Central Sueco dijo que trabaja en un proyecto piloto para la creación de la moneda digital E-krona, pero no espera finalizar los estudios sino hasta 2026.

Ahora, si las CBDC efectivamente reemplazarán el uso del dinero efectivo y “destronarían” al Bitcoin y a las criptomonedas aún está por verse. En líneas generales se trata de proyectos que no se concretarán en el corto plazo.

Para que las monedas digitales sean consideradas como productos financieros por los bancos centrales es necesario que cumplan con una serie de lineamientos y uno de los principales es que el valor de conversión al cambio debe ser el mismo entre el dinero físico y el digital, esto con la intención de evitar la volatilidad, que tanto les preocupa de las criptomonedas.

 


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