Se publicó recientemente la lista de países ordenada de acuerdo con el resultado que obtuvieron en el Índice Anual de Miseria de Hanke. Venezuela vuelve a ser la número uno. Lleva encabezándola cinco años consecutivos.

Este índice es un producto matemático. La revista National Review, que fue la que publicó la lista, informó los valores que fueron tomados en cuenta para todos los países y aclaró que corresponden a 2020. Los de Venezuela fueron: 3.713% de inflación, intereses por préstamos de 33,1%, desempleo de 50,3% y el PIB per cápita de -30,9%.

“Las lecturas más altas en los primeros tres elementos son ‘malas’ y hacen que la gente se sienta más miserable. Estos ‘males’ se compensan con un ‘bien’ (crecimiento del PIB real per cápita), que se resta de la suma de los males. Un puntaje HAMI más alto refleja un mayor nivel de miseria”, agrega el informe. Pero ya sabemos que el producto interno bruto per cápita venezolano es negativo, así que ni eso. Sin embargo, estas medidas científicas poco dicen de la miseria que vive el venezolano día tras día.

Miseria es que un profesional tenga que recurrir a las bolsas de basura para darle de comer a su familia, y eso pasa todos los días, ya no se trata de la pobreza extrema sino de la desaparecida clase media.

Miseria es que un maestro que tiene en sus manos la educación inicial de los niños venezolanos gane un sueldo de menos de 7 dólares mensuales. Muchos de ellos han mostrado públicamente que no pueden ni comprar zapatos ni pagar el transporte que los lleve hasta las escuelas.

Miseria es que 3 de cada 10 niños venezolanos sufran de desnutrición, algo que difícilmente pueda ser reversible porque seguramente sus padres están en las mismas condiciones o peores. Miseria es que un jubilado o pensionado que aportó al seguro social toda su vida cobre poco menos de un dólar y que para recibir bonos tenga que estar inscrito en un sistema discriminatorio como el Patria.

Miseria es que los medicamentos para las enfermedades crónicas que sufren ancianos, trasplantados, portadores de VIH, pacientes oncológicos y hasta contagiados por covid cuesten millones y millones de bolívares y el régimen no haga nada y solo vacune a los suyos.

Miseria es que las cosechas que podrían estar alimentando a la gente se pierdan porque la otrora gran industria petrolera no puede producir ni gasoil. Miseria es que los malandros sean los reyes de las ciudades y que maten a mansalva a los inocentes; que los uniformados del régimen apliquen la ley del terror y cobren peaje a cualquier ciudadano sin que la ley los castigue. Y es mejor no alargar más la cuenta.

Esto es lo que significa ser el país más miserable, lo que se sufre todos los días. No se puede decir con números, la desesperación de un país no es una cifra, pero hay que agradecer que a partir del informe del Índice Anual de Miseria la atención se centra en la esperpéntica realidad venezolana.


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