Gracias a la resistencia heroica de El Nacional, continuamos ejerciendo a través de la palabra escrita nuestra acción formativa por la libertad y la democracia de Venezuela. Por la vía de los hechos, se está comprendiendo mejor que nunca que el problema es de América toda, y, más allá, del resto del mundo también. Muchos “intelectuales” nos hemos manifestado por la universalización del sistema democrático, a lo largo de las décadas. Lo que se creyó sería definitivo a la caída del muro de Berlín en 1989 y con la desintegración de la Unión Soviética en 1991. El próximo jueves 14 de julio en Conferencia en la Florida International University, Graham Center salón GC-140, a la 1:00 pm, tendremos invitados especiales para la conferencia anual: ¡Buscando América!

Comprobado dolorosamente que el sueño de universalización de la democracia está siendo convertido en pesadilla, y ante la realidad del avance del populismo y el autoritarismo del siglo XXI en América, ahora nuestras naciones siguen siendo llamadas a redactar constituciones, como decálogos mágicos que intentan descifrar una salida viable al laberinto en que se les ha encerrado, por acción de redes criminales que controlan inmensos recursos del Estado, puesto o al servicio de oligarquías indecorosas que buscan el botín a su arribo al poder, o a sus competidores de nuevas oligarquías de la droga que maximizando sucias ganancias y manipulaciones del dinero, sus lavados de capitales y la compra de cualquier activo que esté a su alcance,  a la par de las compras de conciencias y del tráfico humano.

Nuestra resistencia a los oprobiosos regímenes venezolano, cubano y nicaragüense, desde la trinchera del pensamiento crítico escrito no es suficiente. Aunque procuremos estimular la esperanza frente al desaliento, la claridad frente al borroso panorama, de un supuestamente complejo análisis de las cosas. La organización para una lucha más efectiva y realista frente a tales más que amenazas realidades criminales es un imperativo del aquí y el ahora que es preciso asumir.

Estamos frente a una muy dura etapa en que nuestros pueblos del Centro y del Sur de América y del Caribe, reprimidos, extenuados por el hambre y las enfermedades pospandemia del covid, caen más dócilmente en una cultura de subsistencia y sumisión. Cultura del trabajar para oligarquías corruptas y del narcotráfico. Organizaciones de profesionales y de familias de clases acomodadas o de sectores medios, seducidas para convertirse en favorecedoras o empleadas de mafias lavadoras de dichos capitales sucios.

La guerra que libramos, ahora más con la invasión del criminal Putin a Ucrania es, además de política, económica y social, de naturaleza cultural, moral y emocional. Es la formación de la conciencia de lo que significa amar realmente, para que llegue a la naturaleza espiritual de la propia médula  del individuo y su pertenencia a una familia sana.

Por acción del adoctrinamiento permanente hacia nuestros niños y jóvenes, completada a palo, plomo y candela en la represión en calles y por vía de la persecución judicial, encarcelando en mazmorras a aquellos valientes que les combaten con cierta ingenuidad, nos dejan la imagen clara del cómo y con quiénes se puede realmente organizar la fuerza para derribar las tiranías de cada uno de esos países: con la organización y acción de “nosotros la gente”.

@gonzalezdelcas

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