En Ecuador, las puertas del Inframundo fueron abiertas. El caos tomó tierras ecuatorianas con el fin de hundirlas. En Guayaquil se vivió el miedo. El terror no ha sido ajeno a la mitad del mundo, en el último año el mal navegaba por distintas partes de Ecuador.Los asesinatos cada vez se han vuelto más comunes, se realizaron diversos motines, la seguridad fue calando, pero nada como lo de ayer.

El terrorismo atacó Guayaquil. Todos hemos visto las imágenes de la ofensiva al canal de televisión, a la Universidad de Guayaquil, cómo matan a policías, cómo “Tito”, líder de Los Choneros, se escapó y mucho más. Se han registrado al menos ocho muertos. La inseguridad aumenta en la región y el terrorismo quiere que Ecuador sea el primer caído.

Daniel Noboa, quien ostenta el cargo presidencial desde hace no mucho, sometió al país a un conflicto armado interno. Las Fuerzas Armadas ecuatorianas podrán utilizar las medidas que consideren necesarias para erradicar la ola terrorista que empezó el día de ayer.

Amnistías será entregadas a los operativos de la policía y a las FF.AA. para que puedan cumplir con su labor y restablecer el orden. Casi se les ha entregado una carta libre a los operativos.

En otras palabras, parece que los poderes en Ecuador entendieron una cosa: no pueden combatir el fuego del terrorismo con operativos amarrados. Fuego con fuego. Y es que esa es la realidad. En ciertas ocasiones, excepcionales, las manos deben ensuciarse.

¿Cómo enfrentar la situación? Con Bukelismo.

Con dureza, sin pensar constantemente en los derechos humanos de quienes no piensan, nunca, en los derechos de los demás. Bukele barrió con la inseguridad, pero no lo hizo con sonrisas y operativos cautos, sino con dureza, con armamento y sin miedo a disparar, sin miedo al qué dirán. Así combatió las maras y levantó a un país que se hundía en la miseria que generaban las pandillas.

Muchos piden un Bukele. En el Perú, que de seguro no tiene nada hoy en día, el pueblo pide un “plan Bukele”. Los robos, los asesinatos, el sicariato, y la trata de personas en el Perú solo va en aumento y poco o nada se ha hecho por parte del gobierno para combatir la inseguridad. La gente está harta y quiere resultados. Y mientras aquí el gobierno está esperando que regresen los coches bomba para tomar acción, en Ecuador ya no hay ese tiempo.

El miedo a “violar los derechos humanos” de los asesinos, terroristas y demás delincuentes es tanto, que ha permitido que a inseguridad crezca a niveles increíbles en toda la región. Por aquí nadie se salva. Miren a Colombia, a Chile, Venezuela y demás. ¿Dónde uno puede estar seguro?

Pero hay que preocuparse de los asesinos y sus derechos, antes que del pueblo. El último comunicado de la CIDH, lo demuestra. Dicho aparato condena los crímenes ocurridos, pero, ojo, están monitoreando la situación de los derechos humanos, pero claro, de los terroristas que deben ser abatidos por las fuerzas, no de los ecuatorianos inocentes que son víctimas del caos. Esa es la mentalidad que condena al pueblo, que respalda a los delincuentes y que aumenta la inseguridad. Ecuador solo tiene una opción: ir y arrasar con todo, sin miedo.

No se puede combatir el terror con miedo.

Mientras tanto, el resto de los países en la región deberíamos ver el ejemplo de Ecuador y darnos cuenta de que la pasividad de las acciones tienen consecuencias gravísimas para la población. La inacción solo condena al pueblo. No se puede esperar a que tomen canales de televisión, universidades, o peor para tomar las medidas necesarias, mandar a los militares a las calles y someter a quien se crea por encima de la ley, buscando sembrar, miedo, anarquía o terror.

Artículo publicado en el diario El Reporte de Perú


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