Mi visita a Nueva York ha sido una experiencia inolvidable que quiero compartir en tres publicaciones diferentes. En este primer artículo, te llevaré a dos lugares emblemáticos que exploré: la Gran Logia de Nueva York y el edificio de las Naciones Unidas.

La Gran Logia de Nueva York es un hermoso edificio que me impresionó profundamente. Este lugar alberga tesoros históricos, como el mandil del Libertador Simón Bolívar y la Biblia sobre la que varios presidentes de Estados Unidos prestaron juramento, incluido George Washington en 1789. Mi visita aquí fue muy especial.

Luego, me dirigí al edificio de las Naciones Unidas, un lugar de gran importancia global que representa a todos los países del mundo. Sin embargo, lamentablemente, nuestra representación legítima brilla por su ausencia debido a la presencia de quienes apoyan al tirano Nicolás Maduro y sus acciones corruptas. Aproveché la oportunidad para denunciar estas injusticias ante diversas instituciones en Nueva York.

Este primer artículo se enfoca en estos dos edificios, pero en las siguientes publicaciones tocaré otros temas igualmente relevantes. En el segundo hablaré sobre los activos venezolanos en el exterior y cómo los hemos perdido debido a la corrupción del régimen de Maduro y también de algunos opositores que se han aprovechado de la situación, sobre lo cual conversé con el Dr. Carlos Ramírez Torres.

En el tercer artículo abordaré el tema de los derechos humanos y mi entrega de libros en varias oficinas de derechos humanos en Nueva York, preparando el terreno para la creación de la Coalición de Organizaciones de Venezuela en el exilio.

 

Gran Logia de Nueva York

Ahora, volviendo a mi visita a la Gran Logia de Nueva York, fue realmente una experiencia gratificante. El edificio es impresionante, con más de 15 pisos que deslumbran por su grandeza. Los salones son variados en estilo, algunos góticos y otros modernistas, cada uno con un acabado impresionante que me transportó en el tiempo. Destacaría el salón del rito de York, una verdadera obra maestra en su interior.

El salón principal, donde se reúnen todas las logias mensualmente, es majestuoso, y también tuve la oportunidad de visitar un salón que alberga la efigie de George Washington. El hermano que me guió por el lugar compartió conmigo que la Gran Logia de Nueva York custodia un tesoro muy especial para los venezolanos: el Mandil Masónico del Libertador Simón Bolívar. Aunque no pude verlo físicamente, me compartió imágenes de esta preciada reliquia, que estoy incluyendo en esta publicación para que la vean.

Para comprender más sobre la historia de la Gran Logia de Nueva York, consulté el portal https://gwmemorial.org/, que ofrece información relevante sobre su origen y desarrollo. Según esta fuente, la masonería en Nueva York se remonta a la era colonial y, tras la Revolución Americana, la Gran Logia de Nueva York se estableció en 1781 bajo la «Orden Atholl». Robert R. Livingston se convirtió en Gran Maestre en 1784 y prestó juramento al presidente George Washington durante su primera toma de posesión en el Federal Hall de Nueva York. La Biblia utilizada en esta ceremonia sigue siendo propiedad de St. John’s Lodge № 1, Ancient York Masons, la logia más antigua fundada por la Gran Logia de Nueva York.

Hoy en día, la Gran Logia de Nueva York es un punto de encuentro para más de 34.000 masones en 80 logias.

Organización de las Naciones Unidas

Mi visita al edificio de las Naciones Unidas fue un momento realmente significativo para mí, especialmente como politólogo con énfasis en relaciones internacionales. Acceder al edificio requirió un permiso especial, y una vez dentro, pude unirme a un grupo de visitantes dirigido por un guía especializado que nos llevó a través de las distintas áreas del edificio, ofreciéndonos detalles sobre sus funciones y operaciones.

Tener la oportunidad de explorar este icónico edificio fue emocionante, pero lo que me entristeció fue la falta de representación oficial para los venezolanos que rechazamos la dictadura de Maduro en la ONU. A pesar de mi rol como presidente de la Federación Venezolana de Politólogos y mi labor como denunciante ante la Corte Penal Internacional, yo no encontré un canal oficial que me recibiera. El régimen de Maduro sigue siendo reconocido oficialmente como representante de Venezuela en este foro internacional. Esto resalta la complejidad de las relaciones internacionales y la necesidad de utilizar canales no convencionales para establecer contactos.

A pesar de estas dificultades, estoy agradecido por la oportunidad de ser recibido de manera no oficial y de interactuar con aquellos que se tomaron el tiempo para conocernos. Espero que hayamos sido corteses y que hayamos respondido adecuadamente a su atención.

Nueva York, sin duda, es una ciudad fascinante y hermosa, llena de gente maravillosa. A pesar de los momentos difíciles que hemos vivido en Venezuela bajo el régimen de Maduro, la ciudad y su ambiente me hicieron olvidar temporalmente la dictadura. Experimenté momentos gratificantes al ver cómo la gente de Nueva York, de todas las clases sociales, razas y colores, convive armoniosamente y respeta las leyes. La ciudad está llena de personas trabajadoras que se esfuerzan por llevar lo mejor de sí mismas a sus trabajos, y pude sentir un espíritu de esperanza y amor en el aire.

Nueva York es un paraíso intelectual con enormes bibliotecas y espacios de estudio. La posibilidad de vivir allí en el futuro es una idea que considero con entusiasmo. La ciudad realmente ofrece un mundo aparte donde la libertad y la diversidad se celebran y disfrutan plenamente.

Finalmente, mi visita a la Gran Logia de Nueva York y a la ONU fue enriquecedora, y compartir estos momentos especiales contigo es un privilegio. En mi próxima publicación, exploraré el tema de los activos venezolanos en el exterior y cómo han sido afectados por la corrupción y otros factores. ¡Estén atentos!

No leemos en una próxima entrega en El Nacional.

@estebanoria


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