El sábado 26 de marzo asistí junto con Rocío Guijarro a mi primera actividad presencial en representación de Cedice luego de la pandemia. Debo confesar que el zoom y la virtualidad me agotaron al punto que solo me dediqué a lo mío, pensar y escribir.

Pero retomé las actividades presenciales de la mejor forma posible. Cedice Libertad, junto con otras organizaciones, fue invitada por Félix Allueva, hoy a cargo de Nuevos Horizontes, para conocer de la mano de 100porcientoSanAgustín y de Cumbetours lo que están haciendo los habitantes de San Agustín del Sur con su barrio. Al mismo tiempo, la intención era presentar el trabajo de Cedice Libertad para conectar y brindarles herramientas en su labor.

La idea de este recorrido turístico, guiado por Reinaldo Mijares, es hacerlo a pie o en metro cable (en este momento en reparación); degustar la comida que preparan algunas señoras del barrio como @juanitabunuelos; conocer los espacios recuperados; disfrutar de  una parranda con músicos como Ramfis Fajardo; y al final nos recibieron con un hermoso concierto a cargo de la agrupación Son Mondongo. A lo largo de todo el recorrido se insistió en que el barrio San Agustín es un barrio cultural y musical, especialmente del género salsa, y la verdad así se sintió.

Por mi parte, puedo decir que conseguí el lado práctico de lo que enseño en mis clases de Derecho. Asistí a una lección de economía a través de este tour. Saben instintivamente de propiedad. Prácticamente todas las casas están recién pintadas y están en excelentes condiciones. Cuidan «lo mío», porque saben que «lo que es de todos» nadie lo cuida, perfecto ejemplo del conflicto social conocido como la tragedia de los comunes dado a conocer por Garrett Hardin.

También son críticos del «precio justo». En una de las bodegas se puede ver un aviso firmado por Rosita que dice: «Estimada clientela, si a usted le parece caro el precio de mi mercancía por favor guárdese su opinión y no compre. Vaya a la calle y economice su dinero. Respete el trabajo de los demás». Este mensaje transmite una profunda crítica a la fijación de precios y muestra un completo entendimiento con el proceso de formación de precios a través de la oferta y de la demanda. Básicamente, el precio no se decreta, se construye.

Este proyecto es un perfecto ejemplo de responsabilidad individual y orgullo de la identidad cultural de nuestros barrios. En un país como este, luego de más de dos décadas de dictadura, se pudiera pensar en la destrucción de todos los espacios; dependencia completa del Estado y pérdida de la identidad y de los valores. Pero no, con este proyecto vemos que cada uno de nosotros, trabajando cooperativamente (entre todos los habitantes del barrio y con otros barrios como 23 de Enero, Petare y El Valle) y haciendo uso de nuestras habilidades (Reinaldo es promotor cultural y ha sido director del Teatro Alameda) podemos mejorar nuestra calidad de vida y resistir (no sólo sobrevivir) en este país.

Yo que vivo en Baruta y trabajo en Chacao puedo decir que descubrí el barrio San Agustín de la mano de los mejores; yo que siempre busco mejores formas de dar clase puedo decir que recibí una cátedra de economía; y yo que siempre denuncio las violaciones a la propiedad puedo decir que hay tercos como yo que luchan por mantener su identidad cultural.

Le doy las gracias al barrio San Agustín, un barrio musical, por abrirme las puertas de su casa. Puedo decirles que ustedes y Cedice Libertad hablamos el mismo idioma.

Experiencia para atesorar. Ese día no trabajé, ese día aprendí y disfruté.


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