En una semana bien particular, donde los flancos se dibujaron en caras y corazones conocidos, solo para apreciar cómo se desprenden diminutas partículas de materia posterior al impacto de flechas encendidas, enviadas para muerte, pero solo alcanzan a derribar por un breve periodo. Resulta como si la atmósfera de pronto se plagara de saetas, tal cual si fuesen enjambres de insectos, todas codificadas con un destino de colisión, y no descansarán de su energía potencial hasta lograrlo. Entonces, estos días fueron de ver las virutas vivas de partículas desprenderse a posteriori de tales impactos, lo difícil es que las caras y los corazones impactados eran familiares, facciones comunes y reconocibles entre la multitud, porque se ha dedicado tiempo para distinguir sus rasgos.

A pesar de tales imágenes, unas veces crueles y otras renovadoras, ya que donde hay una herida habrá una renovación celular, seguramente aquello que sangraba, o palidecía en una coloración sensible, ahora tendrá la vitalidad que solo lo naciente con toda su maquinaria puede ofrecer; como: respuestas rápidas, replicación de moléculas vitales y funcionamiento coordinado y oportuno. Así, sobreponiéndome a lo avistado salta a mis ojos convenientemente la palabra eurgetes (benefactor). Alguien con las características de un benefactor ejerce una especie de padrinazgo, hace un bien a un grupo o persona, y antiguamente se les llamaba así a líderes de las naciones o los pueblos.  En aquel tiempo solían ser personas que se enseñoreaban sobre otros, y si lo pensamos bien, aún existen tales eurgetes, hombres y mujeres que debido a su nivel de influencia deciden tomarse atribuciones que solo quien no considera su propia finitud haría.

En tal sentido, no pretendo generar diatriba acerca de quiénes darán cuentas por sus actos, como cualquier otro transeúnte de la vida, pero sí, espero usar la gracia que se me concedió para sembrar un pensamiento, que en una buena mente geste un nido, del cual sean expulsados unos cuantos pajarillos con nuevas y mejores semillas. El cuestionamiento es: ¿somos conscientes del eurgetes que tenemos? Uno que quizás gesta cierto viento huracanado a nuestro alrededor, y aunque lo evidente es el desorden a su paso, la intención fue barrer aquellas saetas de muerte, que tenían destino en uno de nuestros flancos. El objetivo entre las costillas era contaminar con toxinas el corazón, el objetivo en la sien era gestionar disrupción en los pensamientos, y el objetivos en manos entrecruzadas era quebrantar la petición que se encubría con las palmas. Así, en uno de estos tres destinos las saetas harían estragos.

La pregunta cuando todo sale intempestivamente mal, siempre es ¿dónde está mi eurgetes? y la respuesta que más nos cuesta procesar es: ¡allí, permitiendo el huracán!, con el único propósito de salvaguardar tus zonas vitales. Hoy solo propondré un agradecimiento colectivo, esos que no llevan palabras y como estamos inmersos en el huracán, no temas, puesto que las tímidas lágrimas que intenten correr por el rostro, serán sopladas rápidamente junto con los vientos.

@alelinssey20


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