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En la aviación, en casi todo el mundo, hay una práctica comúnmente aceptada en las escuelas básicas o iniciales de vuelo que les permite a los jóvenes pilotos recién graduados y con licencias de instructores, entrenar a alumnos pilotos para poder acumular horas de vuelo y algo más de experiencia.

Esta opción de emplearse como instructores o CFI (“Certified Flight Instructor”) estando casi recién graduados y pese al bajo salario, les sirve a muchos jóvenes pilotos como su primer trabajo.  De esta manera logran obtener algo de dinero y, lo más importante y como mencioné al principio, acumulan horas de vuelo. La práctica, en definitiva, permite que un alumno piloto sea entrenado inicialmente por alguien, muchas veces muy poco experimentado, que mientras enseña a su vez aprende.

Esta práctica generalizada en escuelas elementales de vuelo casi no se ve en instituciones de carácter mucho más profesional como FLIGHT SAFETY, SINCOM o CAE SIMUFLITE, por nombrar algunas, donde los instructores generalmente son pilotos comerciales o de línea aérea, con bastante experiencia, y donde los pilotos que normalmente asisten han acumulado ya ciertas horas de vuelo y acuden con los costos pagados por las empresas que los contratan. Estamos hablando de escuelas donde se aprende a volar equipos más sofisticados y costosos, más que una simple aeronave de entrenamiento sea esta un avión Cessna 172 o un helicóptero Robinson 22.

Se puede apreciar que el sistema actual de enseñanza deja un vacío en la formación de los jóvenes pilotos entre ambas instancias: los pilotos de poca experiencia y los pilotos experimentados.

Para llenar este vacío, la Administración Federal de Aviación (FAA) ha venido fomentando una práctica que han dado en llamar, “Mentoring”. Aun cuando en español existe la palabra “mentor”, no existe la palabra “mentoría” así que usaremos el término “tutoría”.

Ahora, cual es la diferencia entre el “Coaching” o asesoramiento, actividad muy de moda, y el “Mentoring” o tutoría ejercida por un mentor o consejero.

La empresa BREFI Group Limited, una empresa internacional basada en el Reino Unido con 38 años de experiencia en el desarrollo y mejoramiento profesional corporativo los define a ambos como procesos interactivos, orientados a esclarecer dudas y obtener resultados que generen cambios. La diferencia estriba en que, aunque ambas utilizan las mismas habilidades y enfoques, el “coaching” o asesoramiento se basa más en tareas o metas a corto plazo mientras que el “Mentoring” o tutoría es una relación a más largo plazo.

Un artículo publicado en Forbes explica que el asesoramiento ayuda al asesorado a aprender la actitud, el comportamiento y las habilidades necesarias para realizar el trabajo con éxito, con un resultado específico predefinido. Explica que en la tutoría bajo un mentor se trabaja a más largo plazo, enfocándose más en el individuo y donde la interacción puede llegar a ser más psíquica y retrospectiva y se centra en las actitudes y comportamientos más que en el hacer de habilidades específicas.

En su nivel más básico, la tutoría es un proceso en el que una persona con más experiencia o conocimientos brinda aliento, consejo y apoyo a un colega con menos experiencia con el objetivo de ayudar a la persona que recibe la tutoría a aprender algo que habría aprendido más lentamente, con menos eficacia o nada, si se le deja solo.

O como lo define Margo Murray en “Más allá de los mitos y la magia de la tutoría”, la tutoría es la forma de emparejar deliberadamente a una persona con menos capacitación o experiencia con una más capacitada o experimentada, con el objetivo acordado de que la persona menos capacitada crezca y desarrolle competencias específicas.

La mayoría de los certificados de piloto se emiten con el aviso o aclaratoria de que el documento ganado con esfuerzo es solo una «licencia para aprender». Los pilotos recién certificados se envían al mundo real para que aprendan a través de su propia experiencia. Si bien, en última instancia, no hay sustituto para la experiencia, demasiados pilotos sufren porque las lecciones de la experiencia son duras y, a veces, fatales.

Las pruebas de experiencia que se dan -como dice el refrán- antes y no después de la lección, son especialmente desafiantes para un grupo de pilotos específicos. Estos son los nuevos pilotos habilitados a volar por instrumentos. Con la habilitación instrumental en la mano, el piloto de instrumentos recién certificado puede volar legalmente solo, hasta en condiciones que muchas veces desafiarían a los profesionales más experimentados, tal vez sin siquiera haber experimentado el vuelo en condiciones meteorológicas instrumentales reales (“IMC” del inglés “Instrument  Meteorological  Conditions”) o únicamente habiendo volado utilizando un accesorio de instrucción  (denominado en inglés “hood”) que solo le permite al alumno ver  los instrumentos en el tablero y le impide ver hacia el exterior.

Muchas profesiones, además de la medicina, utilizan formas de tutoría para ayudar a los novatos recién capacitados durante la transición de la aplicación en el mundo real del conocimiento y las habilidades básicas del “libro”. Las juntas de certificación de maestros requieren un período de enseñanza de los estudiantes que empareja al novato con un instructor de aula experimentado tanto para la observación como para la aplicación supervisada de conocimientos y habilidades.

La tutoría en aviación generalmente se lleva a cabo en el entorno de las aerolíneas, que emparejan a pilotos experimentados con tripulantes jóvenes. Pero desafortunadamente, los pilotos de instrumentos de aviación general (GA) y los instructores de vuelo recién graduados, no suelen tener oportunidades regulares o estructuradas para volar con pilotos más experimentados.

Ya que la tutoría puede ser algo formal o informal, las escuelas que buscan ofrecer una experiencia de transición estructurada y personalizada a sus pilotos de instrumentos recién chequeados o instructores de vuelo recién certificados, pueden considerar establecer un programa formal. Dicho programa puede implicar tanto un programa estructurado de experiencia de transición como la oportunidad de trabajar en él en consulta con un piloto mentor capacitado y experimentado.

Dado que el piloto mentor es clave, es vital asegurarse de que los seleccionados para ese rol tengan los «atributos adecuados» para el trabajo. Para ser eficaz, un buen mentor debe tener:

  • Experiencia sustancial que sea relevante para las necesidades y objetivos del piloto que tutela: Por ejemplo, un piloto de línea aérea claramente tendrá una experiencia sustancial, pero, si su experiencia reciente consiste únicamente en volar aviones de pasajeros de alto rendimiento en un entorno de tripulación y gestión de sus recursos o CRM (Crew Resource Management), no será necesariamente relevante para alguien que vuela solo en un avión de aviación general (GA) típico en condiciones IMC.
  • Buen trato personal: El piloto mentor ideal tiene una manera amistosa, afirmativa, sin prejuicios, buscando ser útil. Él o ella respeta la privacidad y los sentimientos del piloto bajo su tutela.
  • Fuertes habilidades de comunicación: El piloto mentor debe ser un buen oyente, con la capacidad de concentrarse en temas clave de interés y preocupación para el piloto bajo su tutela. La capacidad del piloto mentor para formular preguntas adecuadas es fundamental. Por ejemplo, un mentor que trabaja con un nuevo piloto de instrumentos que intenta tomar una decisión de ir / no ir podría pedirle al piloto tutelado que analice y explique cómo, las condiciones meteorológicas reales y pronosticadas de techo, visibilidad, vientos, rendimiento y otras consideraciones se relacionan con su experiencia, sus mínimos o limitaciones personales.
  • Comprensión del papel del mentor: El piloto mentor debe comprender claramente que el objetivo de la tutoría no es «instruir», sino más bien proporcionar «estructura» o soporte que apoye y oriente los esfuerzos del piloto tutelado para aplicar los conocimientos y habilidades a situaciones reales. Aunque lo ideal sería que alguien que aconseje a un nuevo instructor de vuelo sea un CFI experimentado, un piloto mentor no necesita necesariamente tener calificaciones de instructor de vuelo. Mucho más importante es la capacidad de brindar apoyo estructural mediante la formulación de buenas preguntas, escuchando atentamente la respuesta del piloto bajo su tutela y ofreciendo la retroalimentación adecuada. Algunas de las mejores tutorías pueden tener lugar durante conversaciones informales sobre el terreno.
  • Comprensión de los objetivos del piloto: Para proporcionar el tipo de apoyo y orientación que más necesita el piloto bajo tutela, el mentor deberá comprender cómo se utilizará la aeronave, es decir, vuelo recreativo por diversión, transporte personal por negocios o placer u operación profesional.
  • Comprensión mutua de responsabilidades: Ambas personas deben tener una comprensión clara de las responsabilidades y obligaciones en la relación de tutoría. En general, el piloto tutelado siempre debe ser el piloto al mando.
  • Conexión personal: La experiencia con la tutoría en la aviación y otras profesiones sugiere que el mentor más eficaz es aquel que puede establecer y mantener una conexión personal a largo plazo con el piloto tutelado.

Las pautas generales para pilotos mentores:

  • Escuchar la historia completa (quién, qué, cuándo y dónde).
  • Pregunte qué ayuda necesita de usted el piloto pupilo.
  • Ayude al piloto pupilo a definir el problema, priorizar preocupaciones y decidir qué información adicional se necesita para tomar una decisión.
  • Recuerde que usted es solo un recurso; la decisión final recae en el Piloto en Comando (PIC).
  • Afirmar la decisión del piloto (por ejemplo: «… basándonos en todo lo que hemos hablado, creo que has tomado una decisión inteligente. Si necesitas hablar más tarde, estaré aquí»).
  • Haga un seguimiento con el piloto pupilo más adelante. Hacer que el piloto describa y reflexione sobre lo que realmente sucedió es esencial para desarrollar el tipo de pensamiento crítico, habilidad de autoevaluación y juicio que está ayudando a desarrollar a través de la experiencia estructurada.

Nunca olvidemos el refrán que dice “Aprende de los errores de los demás. Nunca vivirás lo suficiente para cometer todos ellos por ti mismo”.


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