Si se organizaran en el mundo unas «olimpíadas de la inflación», sin duda nuestra querida y golpeada Venezuela no tuviera padrote, pues aquí los niveles inflacionarios no tienen límite.

En tal caso, la economía venezolana se hubiese llevado la  «medalla de oro» por ser la más caótica de todo el mundo y por generar más número de pobres por minuto.

Aquí observamos cómo la hiperinflación llegó a unos estándares increíbles, no hay forma –por lo menos bajo el actual modelo de régimen– de detener la profundización de la crisis y el empobrecimiento crónico de los venezolanos.

Día a día los alimentos y demás bienes y servicios cuestan más.

Cada día vemos cómo el bolívar pierde lo que le resta de valor frente a un dólar –paralelo y oficial– que no deja de subir y subir, mancillando así los bolsillos de millones de connacionales que constantemente se las ven negras para sobrevivir.

Claro que nos llevaríamos todas las medallas si de inflación, errores económicos, expropiaciones, caos financiero y corrupción se tratase.

Y ¿cómo no? Si los llamados «revolucionarios» son expertos en todo lo que genere dolor, sufrimiento y angustia.

La hiperinflación venezolana es tan fuerte que logró lo que ninguna otra economía en el mundo: arrastró el dólar consigo.

Sí, Venezuela es el único país del mundo donde los ingresos en dólares pierden su poder adquisitivo con el paso del tiempo. Hace año y medio tener 100 dólares en el bolsillo significaba solventar todo un mes de gastos, ahora a duras penas si alcanza para el mercado de una semana.

Así de bárbaros son quienes manejan la economía nacional, la cual solo se basa en chatarra, despojos y una corrupción cada vez más grande, más atroz y más empobrecedora para la inmensa mayoría de la ciudadanía de Venezuela.

El signo mometario nacional no vale absolutamente nada, se perdió… murió.

Y nadie lo podrá salvar. Menos con la intención de generar otra reconversión, la cual terminará en fracaso como todas las anteriores.

Nadie detendrá el final del bolívar como moneda, totalmente aniquilado por las prácticas del socialismo.

El «oro de la inflación» es de Venezuela, gracias a los atletas del desastre como son Nicolás Maduro, Delcy Rodríguez, Jorge Rodríguez y todos los que integran esa «delegación de la anarquía y del hambre».

Ellos son los culpables de que el dinero no alcance, que los sueldos en Venezuela sean un mal chiste. Ellos son los responsables de la terrible situación que se vive en nuestro país.

Sin lugar a dudas, este equipo experto en inflación fue bien entrenado por los comunistas de Cuba, fueron bien organizados para lograr el terrible quiebre de Venezuela. Es por ello que deben salir del poder.

Los venezolanos no podemos seguir por este camino, debemos organizarnos, activarnos y crear una estrategia que permita la salvación real de Venezuela y así dejar atrás esta crisis económica, social y política que acaba con la paz de millones de venezolanos.

Luchemos por la libertad.


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