La mejor forma de administrar los asuntos públicos es mediante la práctica del principio de la subsidiariedad, que consiste en que las bases sociales ejecuten las obras y presten los servicios que correspondan a sus capacidades naturales. La comunidad y las empresas locales movidas por los valores de la economía humana, son el punto de partida de una estructura que parta de abajo hacia arriba para transitar los caminos del bienestar.

En el campo político-administrativo las entidades más cercanas al ciudadano son los municipios, por ello deben acompañar en ese punto de partida a las organizaciones civiles y a las empresas, contando con la participación de las universidades, en una sinergia virtuosa, que ha sido la clave de numerosas experiencias exitosas de desarrollo local.

Las competencias municipales establecidas en la Constitución venezolana deben ser ejercidas plenamente, para lo cual alcaldías y concejos tienen que experimentar transformaciones importantes, pues tienen muchas competencias sustantivas, pero tienen pocos recursos financieros, y la mayoría los gastan en una abultada burocracia que además de costosa, generan trámites y procedimientos que hacen lentas y complicadas las diligencias de los ciudadanos.

Un municipio grande y muy poblado, con aparato municipal enorme y burocratizado no les conviene a los vecinos ni a las empresas, en cambio uno modesto y ágil es una fortuna para la comunidad, sobre todo si esta se encuentra activa y organizada, para trabajar junto a su representación política. El tema de las economías de escala no se aplica para la gestión municipal, con algunas excepciones, para la cual existen diversas alternativas de organización, una de ellas las mancomunidades intermunicipales.

Existen 335 municipios en Venezuela con un promedio de 84.000 habitantes calculados para 2023. Veamos esta comparación elaborada por Fortunato González Cruz, exalcalde de Mérida y director del Centro Iberoamericano de Estudios Provinciales y Locales de la Universidad de los Andes: Alemania tiene 16.098 municipios con un promedio de 5.094 habitantes, Francia 36.400 con 1.593 habitantes en promedio, España 8.131 con 4.118, Estados Unidos 39.000 con 6.744, Colombia 1.033 con 35.818. Un promedio aproximado entre estos países de 18.000 habitantes por municipio.

No se puede asumir un simple criterio estadístico para fijar el tamaño demográfico o territorial de un municipio, pues depende de muchos factores geográficos, históricos, políticos y de otros órdenes, pero es evidente que en nuestro país hacen falta muchos más municipios. Si se toma la población venezolana en 28 millones de personas y se asume el promedio señalado de 18.000 habitantes por municipio, se tendrían 1.555 municipios, es decir que habría que crear unos 1.200 municipios nuevos.

Eso exige estudios adecuados y propuestas sensatas, dirigidas a fortalecer la democracia local, asegurando la plena participación de las comunidades organizadas, las entidades empresariales, las instituciones educativas, colegios profesionales, academias y demás entidades sociales de la localidad.

Igualmente, plantea Fortunato González Cruz, el desarrollo de los principios y valores del gobierno local autónomo, democrático, participativo, sostenible, eficiente y transparente; así como el establecimiento un sistema nacional y estadal de asesoría, asistencia técnica, supervisión y control que apoye la gestión local. Igualmente, el establecimiento de programas de capacitación para la ciudadanía, para los candidatos a elección popular de los gobernantes locales y para los funcionarios municipales

La transformación de Venezuela exige la transformación de sus municipios, como la institución básica y fundamental que dio origen a la República.


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