Foto EFE

Tal parece que basta que el presidente de la Asamblea Nacional de 2020 diga la palabra mágica para que se retome el bendito “diálogo”. Pero por más que lo anuncie, no se le llega a ver la utilidad, pues nunca se ha sabido cuál es el verdadero objetivo de estas reuniones.

Ya lo dijo Jorge Rodríguez, lo que hubo en México ya cumplió su misión. No sabemos si se refiere al objetivo de ellos, es decir, ganar tiempo sin realmente hacer ningún cambio en la nefasta conducción del país. Claro que es justo decir que tampoco se sabe qué solicitaba la oposición. Pero lo que sí se sabía era el clamor de la gente, que quiere una posibilidad cierta y próxima de elecciones presidenciales, con garantías incluidas.

Ahora, como si fuera iniciativa del gobierno chavista, Rodríguez anuncia que en los próximos días comenzarán a circular “invitaciones” porque ahora quieren que asistan representantes de los partidos que participaron en las elecciones del 21 de noviembre, así que esa mesa se hará cada vez más grande. También piensan convidar a los empresarios, industriales, comerciantes y todos los “sectores” del país, como si de una merienda se tratara.

¿Qué quieren decir con esto? Pues que el fulano diálogo se diluirá en tratar temas que seguramente no tienen que ver con la única solución posible a la crisis, las elecciones. Es comprensible que, entre tanto invitado, cada uno considere que sus problemas son prioridad y por allí irá la cosa.

Sigue malinterpretándose el tema, no se trata de una reunión de amigos ni mucho menos de compañeros de trabajo. La idea no es ventilar todos y cada uno de los problemas que requieren una urgente solución en Venezuela, porque no se le está pidiendo al gobierno chavista que actúe de una u otra forma y que de paso siga en Miraflores. Ya se sabe de sobra que ellos no tienen la capacidad ni quieren hacer nada para mejorar el país, así que poco importa quiénes asisten. Aquí la oposición sale mal parada, otra vez, pues los principales partidos no están de acuerdo en nada, imagínese, estimado lector, si se les suman los alacranes y demás, como un cuento de nunca acabar.

En todo caso, se nota que, después de la visita de la delegación estadounidense, el gobierno chavista se cree con la sartén por el mango en cuestión del diálogo. Si tan solo la oposición entendiera que pedir al unísono elecciones presidenciales pronto es más una negociación que una conversación informal, podrían llegar a esta reunión con cierta autoridad.

Ya se ha dicho anteriormente, no es un diálogo, debe ser una negociación. Y mientras más rápido entiendan los llamados líderes de oposición que cambiarle el discurso al gobierno chavista es una de las tareas más importantes para conseguir un cambio, mejor. No puede ser que vuelvan a dejar que se impongan y le sigan la corriente, porque lo que quieren los venezolanos es salir de esta tragedia que inició con Hugo Chávez.

 


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