Hace algunos días visité en Panamá al presidente Torrijos, que aspira ahora a un segundo mandato en ese país. El encuentro lo había arreglado Alexandra Castro, una bella asistente, que me había tratado con una cordialidad exquisita cuando la llamé desde Washington.

Lógicamente, y es un pleonasmo, vamos a decirlo, Torrijos y yo estamos desde el punto de vista ideológico en las antípodas. Pero quería visitarlo porque yo estaba a la espera del fallo del Tribunal Supremo de mi país que terminó días más tarde devolviéndome mis derechos políticos, y yo sabía que Torrijos junto a Zapatero y Samper, en momentos algodonales de las tensiones con Venezuela, siempre habían servido de mediadores.

Torrijos me recibió en una oficina amplia, y antes de entrar a ella, yo había estado observando varios de sus retratos con exmandatarios y jefes del mundo cuando fue presidente de Panamá. Tenía yo una enorme expectativa, porque había hablado de Martín Torrijos por mi buen amigo Miguel Mejía, un tipazo que había sido embajador de Panamá en Venezuela y amaba a Torrijos.

La segunda curiosidad que tenía era que Martín era el hijo de una leyenda panameña, una suerte de Chávez de ese país, que era el general Torrijos, a quien las grandes mayorías seguían amando.

Lo cierto fue que me encontré con Torrijos, que lo primero que hizo fue indagarme por Venezuela. Estaba muy interesado en el tema. Me hizo varias preguntas sobre la economía, y me pidió mi opinión sobre Jorge y Delcy Rodríguez, dos de los más estrechos colaboradores de Maduro. Noté que los respetaba.

Se mostró sencillo y humilde en la reunión, siempre dispuesto a escuchar, y sentí que me estaba dedicando más tiempo del que ameritaba la reunión. Entonces esa actitud abierta me permitió hablarle con franqueza y hacerle una sugerencia.

Le dije: Presidente, yo no soy experto en muchas cosas, pero he sido dueño de medios y sé algo de comunicación. Si a Martinelli lo inhabilitan, la gente está buscando un tipo con experiencia, eso es lo que recojo en mi visita a Panamá, Lombana y otros no la tienen. Pero usted tiene un grave problema, la gente no le cree su distanciamiento con el PRD (el partido fundado por su padre y acusado de grandes corruptelas).

Entonces, Martín no se inmutó, me devolvió, asintiendo la cabeza y me dijo dos veces: Lo sé, lo sé, pero ¿qué más puedo hacer? Lo único que me falta es renunciar. No estoy en sintonía en lo que ha terminado ese partido.

Entonces le dije que él iba a tener que renunciar. Se quedó callado y me pidió que nos cruzáramos teléfonos y mantuviéramos en contacto. Me aclaró que prefería no meterse en ese asunto personal mío con el gobierno de mi país, porque quería ocuparse de su campaña, pero quería que siguiéramos hablando. Y me comentó que el embajador Mejía me apreciaba mucho.

Salí de ahí y dos días después, estando en Panamá, me enteré de que el TSJ había decidido habilitarme, por lo cual tomé la decisión de volver a Venezuela.

En medio de mi viaje a Venezuela, vi un tweet del presidente Martín Torrijos donde renunciaba públicamente al partido PRD y prometía llevar a la cárcel a los miembros corruptos de ese gobierno. Me quedé impresionado con su coraje.

En los últimos días, he seguido  su campaña. Vi el debate y todos parecían un amateur, excepto Torrijos.

En Panamá, el último estudio de opinión serio que vi fue el de Eco Analitic, ahí los dos  expresidentes, Ricardo Martinelli y Martín Torrijos, lideraban  la encuesta realizada a los candidatos presidenciales con más intensión de votos para las próximas elecciones del 5 de mayo, según la encuestadora Eco Analitic.

Martinelli, quien tenía los respaldos de colectivos Realizando Metas (RM), encabeza la encuesta con 32,4% de intención de votos. Seguido con una diferencia del 9% se encuentra el candidato presidencial por el Partido Popular (PP) Martín Torrijos, con 23,2%.

Pero ya Martinelli no está en la contienda.

Torrijos ha basado su campaña en prometer, en recuperar la confianza y la esperanza, y en transformar a Panamá.

Según Torrijos Espino, el país está huérfano aún en temas claves y básicos como el Seguro Social. El exmandatario ha dicho que una vez que gane la Presidencia de la República este 5 de mayo, habrá una administración que se basará en la decencia y la honestidad, destacando la importancia de crear un país de oportunidades e igualdad, y que su gobierno estará presente en las comunidades, trabajando de cerca con los gobiernos locales para transformar la realidad del país.

Le deseo mucha suerte. Y a pesar de mis diferencias ideológicas con él, creo que sería muy útil para los aliados del diálogo que el continente nuestro necesita.


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