Bubión

«aquí, solo conmigo, / la angosta senda de los sabios sigo» (FRANCISCO DE QUEVEDO)

Era miércoles y aproveché que acababa mi jornada para ir a tomar algo a un bar con un amigo. Mientras él pedía la consumición, yo entraba al aseo que me recibió con la radio encendida. Al rato supe que la radio no era tal, sino una sucesión de chistes grabados. Me extrañó la ocurrencia, pero no pude evitar prestar atención. Olvidé el primer chascarrillo, quizás porque ya lo había oído antes. El segundo chiste fue largo. Decía más o menos así: un matrimonio está acostado en el dormitorio cuando la mujer cree oír un ruido en el interior de la vivienda. Le pide a su marido que vaya a ver si hay un intruso en la casa. Al final se levantan los dos para descubrir a un ladrón en plena faena que intenta convencerles de su «sana» intención de robarles. El hombre les explica que ahora que le han visto la cara no puede dejarlos con vida. Les dice que lo siente mucho, pero que tiene que hacerlo. Entonces le pregunta a la señora su nombre, a lo que ella responde que se llama María Luisa. Sorprendentemente, el ladrón dice que así se llama su madre y que es incapaz de hacerle ningún daño por ese motivo. A continuación, se dirige al marido y le previene del fatal destino que le aguarda. Curioso y metódico a la vez, el ladrón, quiere saber cómo se llama. El marido le dice que Manolo, pero que en el pueblo todos le llaman María Luisa. Me hizo reír. Y quise quedarme a oír el siguiente. El caso es que estaba de paso y fuera me esperaba un amigo. Al salir de un espacio reservado como este con cara risueña y una sonrisa de oreja a oreja, la situación resultó, cuando menos extravagante. Tuve que explicarme y contarle a mi colega el asunto de la grabación del excusado. También le conté la historia de Manolo y María Luisa. Nos reímos los dos.

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Cuando rememoro momentos como este, pienso en lo fácil que sería disfrutar la vida si aprendiésemos a vivirla despacio, sabiendo comulgar con una buena conversación, dejándonos contagiar por la risa cuando tocase contagiarse.

Suele pasar que detrás de una tendencia nueva a veces no vemos la otra, más antigua y esencial. Hay en un pueblo en Granada en el que viven 300 personas que han elegido la vida tranquila de campo. El pueblo se llama Bubión y fue noticia el pasado mes de diciembre al tomar una decisión importante en la despedida del año*. La localidad granadina de Bubión hará sonar las 12 campanadas de Fin de Año con un espacio de 10 segundos entre campana y campana. En el resto del país y el mundo, la diferencia entre cada campanada no supera los 3 segundos. Yo diría que incluso menos. En España es tradicional tomar 12uvas al ritmo de las 12 campanadas. Acabar la ingesta de las uvas antes de que se oigan las 12 campanadas o al mismo tiempo supone, según la creencia popular, un año venidero próspero.

Bubión

Claro, que ahora ya hay gente interesada en conocer un poco acerca de la tendencia slowlife**. Leo en un enlace de la red alguno de los principios:

  • Sé consciente del momento presente
  • Disfruta de la naturaleza
  • Evita el consumismo

Y es que alguno todavía no se ha parado a pensar en la importancia de la lentitud, de hecho, alguno ni siquiera se ha molestado en pararse un minuto


* «La Alpujarra de Granada contará con las doce campanadas ‘más lentas’ de la historia». Granada Hoy, 22.12.2022

granadahoy.com/Granada-campanadas-lentas

**»Slowlife: conoce este estilo de vida y aprende a aplicarlo». Mejor con salud.as.com, 28.6.2022

mejorconsalud.as.com/slow-life


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