Quiérase o no, la situación que afecta actualmente a María Corina Machado se mantendrá sobre el tapete por mucho tiempo. Como ya es sabido, sin ton ni son, el diputado “revolucionario” José Brito, miembro de la Asamblea Nacional controlada por el oficialismo, recibió una carta de la Contraloría General de la República en la cual se le informa que la inhabilitación a María Corina Machado es por un lapso de 15 años. Llama enormemente la atención que ese nuevo pronunciamiento se haga a pesar de que en 2015 la entidad en cuestión señaló que dicha inhabilitación era sólo por un año. No hay duda de que la reciente notificación a Brito se hizo en circunstancias muy singulares: la misma es el resultado de la gran aceptación política que tiene dicha dirigente por parte del pueblo opositor a Nicolás Maduro. Como era de esperarse, la reacción del mundo democrático fue inmediata y contundente.

Ya nadie pone en duda que, tarde o temprano, la líder política venezolana va a suplantar al actual conductor de Miraflores. De allí que nuestra dama de hierro fuese certera al espetar: “Esto no tiene vuelta atrás; la inhabilitación demuestra que están derrotados”. Fue inevitable que, por la condición de huracán imbatible que tiene Machado, el “culillo” se hiciera presente entre la horda revolucionaria. (Acerca del correcto uso del término «culillo», véase  el Diccionario del habla actual de Venezuela de Rocío Núñez y Francisco Javier Pérez, publicado por la Universidad Católica Andrés Bello).

La magnitud del ominoso acontecimiento se puso de manifiesto de inmediato, en virtud de los numerosos y contundentes pronunciamientos de muchos políticos venezolanos, la prensa internacional, figuras políticas como los presidentes de Colombia y Ecuador, la Organización de Estados Americanos y muchas otras entidades internacionales. Justo es reconocer que, en esta ocasión, el presidente colombiano Gustavo Petro sacó la pelota de jonrón.

Hoy por hoy, las encuestas que acá se realizan son medidores incuestionables de lo que quieren y desean la mayoría de los votantes. Para colmo del sector revolucionario, las encuestas que se hicieron recientemente ponen de manifiesto que el conductor de Miraflores ya no va para el baile. Esa, mis queridos lectores, es la verdadera razón por la cual Nicolás y su séquito no quieren ver ni en pintura a María Corina. Después de tanto disfrute que no merecen, la élite revolucionaria siente que el mundo se les viene encima.

La revolución bonita es el acontecimiento más dramático que han experimentado los venezolanos. Un país que lo tenía todo, presenta hoy un nivel de decaimiento que no tiene igual en el mundo entero. Insistir en permanecer por un período de gobierno más es querer acabar con lo poco que nos queda. Como dice el refrán, «la masa no está pa’ bollos».

 


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!