Una noticia que algunos celebran sin especial alegría es el compromiso asumido por la oposición y el régimen de Nicolás Maduro Moros, el pasado sábado 26 de noviembre. De acuerdo con el mismo, ambas partes se comprometieron a crear un fondo que será manejado por Naciones Unidas para financiar programas de salud, alimentación y educación en nuestro país. Como ya es conocido por todos, el fondo en cuestión (3.000 millones de dólares) se alimentará con dinero congelado a la dictadura.

Se trata pues de un primer paso que, hay que decirlo, es de naturaleza política puntual pero que no incluye algo cardinal: la celebración de unas elecciones transparentes al final del actual gobierno írrito del conductor de Miraflores. Ello explica la declaración que hizo Gerardo Blyde a los medios de comunicación: “Continuamos con la agenda para conseguir condiciones que permitan el cambio político”. En otras palabras, con lo alcanzado hasta ahora, nuestro problema mayor sigue en pie: la necesidad que tiene el país de encaminarse nuevamente por la ruta democrática.

Lo anterior explica los gruesos pronunciamientos de articulistas de este mismo medio de comunicación que, gusten o no, expresan con libertad su visión fuertemente crítica a la negociación llevada a cabo. Más allá, sin embargo, de la mencionada conversación, cuyo objetivo final es la resolución parcial del drama humano que se vive en nuestro país, lo cierto es que las opciones sobre la mesa son pocas, por ahora, y ninguna garantiza un final que sea del agrado de todos. Estamos entonces ante una realidad particularmente escabrosa, llena de tropiezos.

En su libro El mito del Estado, el filósofo alemán Ernst Cassirer alude a ese tipo de situaciones cuando escribe acerca de Maquiavelo. En el capítulo XI de la mencionada obra, que se titula “El triunfo del maquiavelismo y sus consecuencias”, se señala, entre otras cosas, que dicha doctrina abrió un nuevo camino para la ciencia política, razón suficiente para que los líderes y negociadores de la oposición lean con ahínco los escritos de Maquiavelo y también el interesantísimo libro de Cassirer.

La importancia y contundencia de Maquiavelo puede apreciarse en unas pocas citas:

  • El mejor fundamento para cualquier estado, sea nuevo, viejo o mixto, lo constituyen buenas leyes y buenas armas (Maquiavelo).
  • De todas las obras políticas, sólo las de Maquiavelo merecen ser leídas (Napoleón Bonaparte).
  • El príncipe no es un libro moral ni inmoral: es simplemente un libro técnico (…) Basta con que nos diga lo que es útil y lo que es inútil (Ernst Cassirer).
  • El conocimiento del pasado es una guía segura; quien ha logrado tener una visión clara de los acontecimientos del pasado, sabrá cómo entendérselas con los problemas del presente y cómo disponer el futuro. No hay, por consiguiente, mayor peligro para un príncipe que descuidar los ejemplos de la historia. La historia es la clave de la política (Ernst Cassirer).
  • Un hombre prudente debe entrar siempre en los caminos que recorrieron los hombres grandes, aquellos cuya excelencia es digna de imitarse; pues de este modo, si su virtud no alcanza a igualarlos, podrá por lo menos ser un reflejo de ellos (Maquiavelo, El príncipe).

El poeta Antonio Machado tiene una aproximación diferente ante el drama; él, con su grandiosidad, lo expresó así: “Caminante, son tus huellas/ el camino y nada más;/ caminante, no hay caminos/ se hace camino al andar”.

@EddyReyesT

 


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