Me he perdido en Ámsterdam, en esa hora tan terrible en que los bares están a punto de cerrar; he bailado en París, aunque nací en Venezuela. He llorado de felicidad en Suiza, Alemania me encanta, Madrid me atormenta, Venecia me enamora con sus pastas y sus góndolas y aunque Noruega y Estocolmo me espanten un poco con su frío, he vuelto para tratar de dominar el arte de esquiar. Hay muchas más ciudades y países que he recorrido, y los que me quedan por recorrer; pero, siempre tengo presente a Málaga la bella, pensando que algún día me quedare para no salir.

Llegué el 27 de febrero a Málaga, a esa Málaga que vio nacer a Picasso, Antonio Banderas y a Chiquito de la Calzada. Esa Málaga que parece que estuviera recién pintada para el disfrute de sus habitantes y del forastero que va en busca de sol y buena comida. Y siempre que vuelvo, me siento como si estuviera regresando a mi segunda casa, pensando en los amigos que perdí por personas despiadadas que tienen secuestrado el poder en Venezuela. Pero para mi suerte, cuando voy a Málaga mi amigo Jesús Pedra y José Sánchez me reciben con alegría y humor, teniendo presente lo rápido que pasa el tiempo y con la dificultad de perder la juventud.

En Málaga nada huele mal; el aire está mezclado con un olor a paella, pizza y a salitre: se puede ver a las personas que enfrentan con imaginación y entusiasmo su trabajo cotidiano y con el sol que los acompañan los 365 días del año. Basta con caminar por el centro de Málaga para que ese entusiasmo e imaginación entre en los cuerpos extranjeros, como un virus, y así hasta los espíritus menos sensibles pueden disfrutar de lo que Málaga ofrece.

Por eso no me sorprende que la revista Forbes haya coronado a Málaga como la mejor ciudad del mundo para vivir, a pesar de que esto desentone en algunos oídos, pensando en otras latitudes. Lo cierto es que Málaga y sus habitantes, sus calles, sus ferias, el Castillo de Gibralfaro, la gente en la calle Larios, la Malagueta, los Baños del Carmen con su Balneario, Fuengirola y Marbella donde las olas mueren en ellas: Málaga se ha creado su mundo, Málaga ha creado una atmosfera que en pocos días te hace decir “La vida está aquí”.


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!