Efe

El impacto de la pandemia es demoledor a nivel global. Ningún país estaba preparado para semejante sacudón. Menos preparados han estado los países en desarrollo para soportar la inclemencia de una realidad que nos hace retroceder en una época en la que la economía global estaba ya debilitada. Estamos prácticamente ante una década perdida. El nivel del PIB per cápita retrocederá en 10%, en América Latina, los niveles de pobreza aumentarán considerablemente. La pobreza, según fuentes de la Cepal, alcanzará 231 millones y la pobreza extrema 96 millones de seres humanos. Las exportaciones caerán 23% y el desempleo por el orden de 44 millones, aumentará la informalidad, se cierran a ritmo vertiginosos muchas empresas formales, generadoras de empleo. Dramáticas las cifras en cuanto a excluidos de conexión por Internet, 40 millones y 32 m de niños sin acceso a la teleeducación.

Ante este cuadro, requerimos, por una parte, fortalecer el multilateralismo, ampliar la cooperación y que los gobiernos apliquen nuevas medidas integrales que contribuyan a un modelo desarrollo sostenible y más equitativo que podríamos denominar el “modelo de desarrollo pospandemia”, por supuesto sustito al que hemos practicado en distintas modalidades y tonalidades en las últimas décadas. La nueva cooperación es una clave y debe estar basada en conocimiento, en el comercio, en mejores prácticas internacionales para el manejo de los recursos disponibles, entre otros. Fundamentalmente, construida sobre los principios de la solidaridad y la responsabilidad compartida.

Es diferente a la cooperación que otorgan los países desarrollados a los no desarrollados. Entendida como cooperación Norte-Sur. Muchos países dentro del sur despliegan programas de cooperación con vecinos y economías menos avanzadas, mientras que aún están sujetos a la cooperación Norte-Sur, que es otra modalidad de cooperación. Un país en desarrollo puede ser oferente de cooperación, mientras que a su vez puede estar recibiendo cooperación de un país desarrollado (país dual). Es lo que se denomina países que permiten compartir conocimiento, capacidades y experiencias con otros países en la medida que también reciben cooperación de países desarrollados.

La OECD define esta como: “Intercambio de conocimientos y recursos en los ámbitos político, económico, social, cultural, medioambiental o técnico entre los países en desarrollo. Se puede dar a nivel bilateral, regional, subregional o entre regiones y puede involucrar a dos o más países en desarrollo”.

En otras palabras, existe un amplio espacio de posibilidades para que estos países aprovechen sus ventajas comparativas en el conocimiento, buenas prácticas (conocimientos, habilidades), desarrollo científico o transferencia tecnológica. Estas sinergias, además, impulsan la posibilidad de nuevas corrientes de comercio, inversiones, intercambios académicos, movimiento de personas, entre otras formas de relacionamiento y aprovechamiento de experiencias que estos países han desarrollado a pesar de sus propias limitaciones

A diferencia de años anteriores, la cooperación Sur-Sur tiene como principios contribuir a alcanzar objetivos de desarrollo acordados que incluyen la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Por supuesto, también bajo principios de independencia y derecho a determinar sus prioridades de políticas públicas.

También existe otra modalidad igualmente importante, que es la cooperación triangularque es la sinergia entre los países donantes tradicionales y las organizaciones multilaterales que facilitan las iniciativas Sur-Sur por medio de fondos, formación, gestión y sistemas tecnológicos, además de otras formas de apoyo. Podemos ilustrarlo de la siguiente manera: un gobierno de un país desarrollado o una organización multilateral, por ejemplo, contribuye al intercambio con sus propios conocimientos y recursos. Existe un buen inventario de esta práctica y particularmente en nuestra región. Los objetivos amplios de la cooperación entre países en desarrollo y menos desarrollados podemos resumirlos como la búsqueda de permitir a los países en desarrollo alcanzar un mayor grado de participación en las actividades económicas internacionales y ampliar la cooperación internacional en materia de desarrollo.


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