Aun cuando Nicolás Maduro se ufana de ser un convencido demócrata a la vista de propios y extraños, y de procurar imponer una visión positiva del país hoy en desgracia, como consecuencia de las erradas políticas económicas y sociales que mantienen al pueblo venezolano sumido en la más triste y dolorosa situación de pobreza extrema, pese a haber sido hasta hace 22 años una nación pujante con un envidiable desarrollo, Venezuela pierde cada vez más fuerza en la región.

En los últimos días y pese al auge de la izquierda en algunos países de América Latina, el presidente recién electo de Chile, Gabriel Boric; el de Perú, Pedro Castillo y el candidato presidencial colombiano Gustavo Petro marcaron distancia del régimen socialista, marxista y mal llamado bolivariano.

En polémica entrevista con CNN en Español el días pasados, Castillo, del partido político de izquierda Perú Libre, dijo que piensa crear “un verdadero modelo democrático y abierto con los peruanos, a diferencia de lo que ocurre en Venezuela, Nicaragua y Cuba”, evitando llamarlos abiertamente dictaduras. Advirtió luego: “No soy parte de eso y no me gustaría que el Perú se conviertan en uno de esos modelos».

Por su parte, Boric, el presidente electo de Chile, que asumirá el 11 de marzo próximo, afirmó en entrevista con la emisora M24 Radio de Uruguay que el retroceso democrático en Venezuela ha sido brutal y enfatizó que no es su camino, sino que aspira a construir una izquierda democrática: «Me gustaría establecer un principio irreductible que es la defensa irrestricta de los derechos humanos, independiente del gobierno de turno, pues no podemos tener doble estándar, no nos podemos perder ante el alegato permanente que hacen ciertas izquierdas a la autodeterminación de los pueblos para terminar incluso justificando sus desviaciones o conductas que no son apropiadas, tales como las limitaciones a la libertad de expresión, a la reunión, lo cual es algo que tenemos que enfrentar  más abiertamente». Incluso fue más allá cuando se refirió directamente al deterioro de las garantías de los derechos humanos y el éxodo en Venezuela: «Lo cual es muy triste, pero tenemos que ser capaces de decirlo, en la situación de Venezuela, por cierto que incide el asedio que ha tenido permanentemente por parte de Estados Unidos, pero también ha habido un retroceso en las condiciones democráticas que ha sido muy brutal, y para qué decir la condiciones económicas de vida, el éxodo de seis millones de venezolanos, es la prueba más fehaciente de aquello”.

Entre tanto, Gustavo Petro, fundador del movimiento político Colombia Humana y candidato presidencial para las elecciones que se realizarán en el presente año, en entrevista publicada por la revista Semana, afirmó que “Maduro es una persona que está dentro de las dirigencias de la política de la muerte y que no es un líder de izquierda, sino un integrante muy conservador de las facciones más regresivas de la política mundial, que están tratando de defender que el mundo permanezca en una economía fósil”.

Ya en nuestro artículo del 5 de marzo de 2019 advertíamos que los ojos del mundo tienen su mirada puesta en Venezuela, debido a la ineficiencia, incapacidad, negligencia, indiferencia y prepotencia de quien a mala hora dirige los destinos del país, pues lejos de resolver los apremiantes problemas que enfrentan millones de venezolanos, dedica horas diarias de insulso parloteo a exaltar el “valor” de quienes disfrazados de milicianos, colectivos armados hasta los dientes con anuencia del régimen y presos uniformados con trajes de la Guardia Nacional, perpetran crímenes, asaltan viviendas, incendian propiedades y todo cuanto delincuencialmente se les antoja, en supuesta solidaridad y apoyo a la seudo revolución socialista, marxista y mal llamada bolivariana, que con guion cubano destroza sin misericordia alguna a la nación, poco a poco. Víctimas de esta barbarie son jóvenes que ofrendaron sus vidas. Olvidan sus verdugos que los crímenes no prescriben, por los que deberán responder ante  la Corte Penal Internacional,que prorrogó hasta abril 18 del presente año la respuesta que deberá ofrecer el régimen de Maduro y su pléyade de cómplices, por los  “crímenes de lesa humanidad”, que engrosan la lista negra de sus fechorías criminales.

Estas son, entre otras, algunas de las razones por las cuales más de cinco millones y medio de venezolanos han emigrado a otras latitudes, en procura de un destino mejor y de un futuro esperanzador en busca de una mejor calidad de vida junto con sus seres queridos, sin perder la fe y esperanza de un retorno a la patria, tan pronto termine esa terrible pesadilla, anidando en su mente el sueño de volverse a encontrar con su familia, amigos, conocidos y lugares de su querencia. El tiempo de Dios es perfecto, como perfecto es el sueño de esperar días mejores, pletóricos de felicidad, dicha, paz, armonía, felicidad y cariño, con propios y extraños. Como lo representa nuestra propia idiosincrasia, con la cual nos hermanamos a diario, entre saludos y abrazos sin distingo de razas, clases, religiones, ni nada que se parezca.

Invade en el pueblo venezolano la nostalgia de tiempos pretéritos, y al mismo tiempo se siente estimulado cuando recuerda uno de los pensamientos del padre Libertador, en el que plasmó: “Es preciso vengar la patria cuantas veces intenten los pérfidos sepultarla en la anarquía y arruinarla, y no debemos desmayar jamás, aún en medio de las mayores dificultades”.

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