Cuando desenmascaramos al seudocomunicador y parte de las mafias de los colectivos armados Mario Silva con aquel artículo titulado “La hojilla que ya no corta” (2013) que publicamos en un conocido medio digital, alertamos que una de las aberraciones que presentaba el rechazado proyecto de reforma constitucional era el subterfugio de querer aprobar la unión de Venezuela con Cuba bajo el remoquete de “unión de los pueblos”.

Así, en el mencionado escrito, entre varios puntos señalamos: (…) “La reforma constitucional de 2007 fracasa; y fracasa porque se intentó meter un proyecto muy cuestionado sobre todo en los artículos 115 (sobre la propiedad) y aquel polémico artículo 153, que casi nadie podía explicar por su ambigua redacción, el cual de manera resumida señalaba: «La República promoverá la integración, la confederación y la unión de América Latina y del Caribe ()  un solo proyecto Grannacional, (Como nota mía: ¿Qué era esa vaina? ¿Posible unión de Cuba y Venezuela en un solo país por medio de referéndum?) al que Simón Bolívar llamó Una Nación de Repúblicas. La República podrá suscribir tratados y convenios internacionales basados en la más amplia cooperación política, social, económica, cultural, la complementariedad productiva Grannacional, (otra vez la misma palabra) la solidaridad y el comercio justo«.¹

Ahora, Maduro sin el mínimo recato deja claro que busca “legalizar” -algo que ocurre de facto– la presencia del embajador de Cuba como parte de su gabinete², lo cual no solamente es inconstitucional sino que sería una flagrante traición a la patria por subordinar a Venezuela ante países extranjeros.

De hecho, este planteamiento se hace más grave cuando el propio Maduro asegura que en el país existen alrededor de 25.000 «colaboradores» cubanos. Más allá de evaluar los roles de tales extranjeros en nuestra sociedad, es obvio que parte de ese grupo de castristas persigue, hostiga y hasta ordena asesinar a venezolanos por instrucciones tanto del régimen castrista como del madurismo. El componente militar es probablemente el ejemplo más claro del cómo el modelo neototalitario que usurpa el poder en Miraflores pretende en su nueva “Constitución”, con alguna decisión avalada por el Tribunal “Socialista” de Justicia (TSJ), alegar con alguna seudosentencia que Venezuela y Cuba serán en lo sucesivo “una sola nación”. Ya dirán algunos que eso “violaría” la Constitución de 1999. Y preguntamos: ¿Qué ha hecho el madurismo desde 2015 con nuestra carta magna? La respuesta es clara. Usarla de papel higiénico en tales “instituciones”.

Y ante tal realidad no solo vemos la complicidad de quienes son parte del generalato corrupto y vendepatria de una prostituida ”Fuerza Armada”, sino que ahora Maduro levanta la voz para el cumplimiento de semejante medida, la cual a su vez refuerza en el marco de la ilegalidad al asegurar que Raúl Castro es «nuestro hermano mayor y protector». O sea, Nicolás Maduro deja entrever que somos un protectorado de Cuba, o algo así como el patio trasero del régimen castrista.

Para completar la ignominia de las declaraciones de Maduro, vemos la afasia de los diputadillos Luis Parra, José Brito y José Noriega, quienes ahora fungen como principales voceros del asalto en la Asamblea Nacional, en la cual, por cierto, pareciera que es Francisco Torrealba –cuya consorte es directora de varias empresas vinculadas con hechos de corrupción en Panamá– quien les marca la agenda en el reducto de red de aguas servidas en que tanto el madurismo como sus nuevos socios “opositores” han convertido el hemiciclo legislativo.

Es claro lo que busca el madurismo para perpetuarse en el poder. Unir a Venezuela con el régimen cubano y “legalizar” de esa manera el voto en los procesos “electorales” que surjan desde un país hasta otro, solo que la validez para los criminales de Miraflores aplicaría desde la dirección de La Habana.

Al aceptar semejante decisión en favor del asesinato de la república, Nicolás Maduro y su claque han terminado por llenarse las manos de la bazofia política más putrefacta. En consecuencia, solo les queda untarse con esas mismas manos cada una de sus lenguas y finalmente alcanzar el sabor de la “patria soñada” en la cual han convertido a Venezuela. En síntesis, si para Maduro perpetuarse en el poder significa regalar Venezuela a Cuba en términos de una seudolegalidad, intentará hacerlo por la vía que sea. ¿Lo permitiremos los venezolanos?

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¹ https://www.aporrea.org/actualidad/a165190.html

²https://www.univision.com/noticias/america-latina/maduro-el-embajador-cubano-practicamente-forma-parte-del-consejo-de-ministros-de-venezuela


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