La madurez digital no tiene una edad que asegure su logro, sin embargo, hace referencia al hecho de que una persona muestra su presteza adaptativa inherente a la transformación digital. La transformación digital requiere de un posliderazgo que esté en el sitio, en el momento preciso, que se muestre con rasgo ubicuo.

 La disrupción digital se trata de personas no de maquinas. En el libro The Technology Fallacy[1] Gerald C. Kane y varios autores señalan que: el no entender la naturaleza subyacente de la transformación digital no facilita la formulación de la respuesta a la pregunta ¿por qué es necesario cambiar a lo digital? o desde este enfoque ¿por qué es necesario madurar digitalmente? Para los autores se corresponde en la capacidad de dar respuesta, aunque cuando hablamos de volumen la capacidad se cuestiona. Presumiblemente un posliderazgo con una gran madurez digital será más eficiente que uno con poca.


“Al mundo no le faltan ideas de gestión. Miles de investigadores, profesionales y otros expertos producen decenas de miles de artículos, libros, documentos, publicaciones y podcasts cada año. Pero solo unas pocas promesas prometen realmente mover la aguja en la práctica, y aún menos se atreven a llegar al futuro de lo que será la gestión. Es la rara clase de idea, que es muy práctica para practicar, basada en la evidencia y para el futuro”.

Paul Idichelman Editor en jefe MIT Sloan Management Review”


Anhelamos la madurez digital, cómo jóvenes que anhelan la madurez de la experiencia. La realidad es que la madurez digital nos enfrenta a un escenario actual donde los violentos cambios de la tecnología definen la necesidad. El COVID-19 ha acelerado la necesidad de incorporar la tecnología a nuestras vidas. De hecho, de la noche a la mañana hemos tenido que asumir un posliderazgo tecnológico resiliente, donde muchos estudiantes y profesores se vieron obligados a continuar las clases por Internet, al igual que muchos profesionales y empleados tanto del sector público como privado. Para Gerald C. Kane y varios autores el reto está en lograr la madurez tecnológica o la adopción tecnológica requeridas para disminuir la brecha que enfrentan los individuos, las empresas y las políticas públicas frente a la tecnología.

En mis investigaciones etnográficas in silico sobre la tecnología en la participación ciudadana he podido concluir los aspectos que intervienen entre la sociedad y la tecnología. En este trabajo de investigación se generaron modelos motivacionales y conductuales que permitieron realizar simulaciones por computadora de una Red Líquida de Cooperación (RLC) imitando las reacciones de una sociedad del conocimiento que interactúan en redes virtuales de participación ciudadana. Estas simulaciones brindaron oportunidades únicas para investigar sobre: la relación, la influencia, la interacción y la pervivencia entre las personas, la política y la tecnología. En parte se concluyó que la madurez digital se configura a través de tres capacidades: capacidad del conocimiento distribuido digital, capacidad de la infraestructura digitales y capacidad motivación.

Capacidades digitales del individuo: Cuando incluimos la palabra individuo y no sociedad, nos referimos a los individuos que se involucran directa o indirectamente en la digitalización. La idea principal no establece un manual del comportamiento y mucho menos un modelo estandarizado de sociedad, de lo que se trata sin lugar a duda es del ser y sus cualidades inherentes, es entender sus necesidades y establecer estrategias basadas en el desarrollo de capacidades digitales[2].


“La disrupción digital está impulsando la transformación. Los líderes digitales deben responder a lo claro y presente amenaza de interrupción digital al transformar sus empresas deben incorporar capacidades digitales en el corazón de sus negocios, haciendo digital una competencia central, no un atornillado”.

Martin Gill y Shar Vanboskirk

Capacidad de la infraestructura digital: La infraestructura digital garantizan la distribución del conocimiento para la madurez digital. Los individuos necesitan un feedback rápido, oportuno y fiable sobre los procesos que se acaban de producir en cualquier parte del mundo. Establecer la infraestructura digital necesaria para el Network Society facilita la inclusión de las personas a las nuevas plataformas de digitalización de una ciudad.

Capacidad motivacional: La motivación del individuo se centra en satisfacer las necesidades básicas para una mayor calidad de vida, la digitalización debe perseguir tal fin. La motivación se pone de manifiesto cuando se empodera al individuo de una mayor madurez digital. Es esencial saber desde dónde comenzamos a medir el nivel actual de nuestra Madurez Digital y cuál es el uso que queremos darle a la tecnología.


Madurez Digital Global involucra: “(contenido web, comunidades sociales, experiencia móvil o personalización) Experiencia del usuario y su implementación (personal, procesos, productos) Análisis y la capacidad de usar datos (recopilación, análisis y datos de automatización, pero modelos de atribución) Gestión de campañas (datos de clientes, diferentes canales, optimización de campañas, análisis de gestión) Gestión de anuncios (seguimiento, segmentación, modelo de asignación o experiencia del cliente) Redes sociales (presencia en redes, tasas de interacción, gestión de relaciones con clientes) La capacidad de optimizar y apuntar (cultura, estrategia, liderazgo) etc….”

Olivier Binisti


Según una encuesta realizada por Statista[3] sobre el uso de la tecnología durante el COVID-19, concluyó que en Estados Unidos las plataformas de videoconferencia se hicieron más populares después del brote de coronavirus con un aumento de un 23 por ciento para finales de mayo. Los cursos de formación por su parte se han incrementado en un 11 % para la misma fecha y como información relevante es el aumento de 45% en el uso de las plataformas de videoconferencia. Para el Banco Mundial[4] el COVID-19 representa una amenaza para el avance de la educación en todo el mundo.

Según el Banco Mundial la pandemia nos está dejando dos impactos principales: 1- el cierre de los centros escolares en casi todo el mundo y 2- la recesión económica. Por un lado, tenemos el cierre parcial o completo de los centros educativos. En la primera fase de la pandemia 85% de los estudiantes de todo el mundo no estaban asistiendo a la escuela, aproximadamente 1.200 millones de niños. Y por otro lado, tenemos la economía, los datos no son alentadores, según La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE)[5] el PIB mundial disminuyó en -4,2% en 2020, aunque en la zona euro el PIB disminuyó en -7,5%.

El costo que tendremos que asumir a largo plazo sobre el capital humano es muy alto, así como también la brecha social que se erige como un muro que divide no solo a pobres y ricos o a un país u otro, sino a los que tienen madurez digital y los que no, a quienes tiene acceso a la tecnología y los que no. Es evidente que dicha crisis no ha concluido, sus efectos colaterales afloraran durante los próximos años[6].


“Lo que se ha puesto de manifiesto a través de esta pandemia es la importancia de difundir el conocimiento a través de las fronteras, las empresas y todos los sectores de la sociedad. Si la tecnología de aprendizaje en línea puede desempeñar un papel en este sentido, nos incumbe a todos explorar todo su potencial.”

Cathy Li y Farah Lalani


Los cambios que ha causado el coronavirus podrían estar aquí para quedarse. La poca infraestructura tecnológica y las limitaciones económicas de muchos hogares presentan estos desafíos aún por evaluar. Cuando pensamos fuera de la actual crisis del covid-19, recibimos imágenes poco claras del futuro. Según el instituto Zukunftsinstitut de Alemania serán 4 los posibles escenarios después de la pandemia: Escenario 1: aislamiento total; Escenario 2: caída del sistema; Escenario 3: neocomunidades y Escenario 4: adaptación.

Estos posibles escenarios[7] muestran los rasgos de un comportamiento social atípico donde la germofobia, se apodera del contacto social y la psicología de las personas, la infodemia condiciona un estado psicológico sobre lo desconocido y la incertidumbre, el análisis predictivo mantiene segura a la sociedad a través de los datos, la pérdida de la privacidad de los datos los cuales pasan a ser seguridad de estado, la exposición al cibercrimen facilitado por el uso excesivo de la tecnología sin contar con medidas de ciberseguridad más sólidas, la desturistificación o turismo seguro lugares turísticos que no cumplan con medidas de seguridad tendrán menos valoración turística, agricultura urbana reemplazan patrones de consumo y plantea una economía circular autónoma y local, flexiguridad configura la oficina en casa un modelo de trabajo cada vez más implementado por las empresas, resiliencia global creada por un aprendizaje continuo de unos y otros a través de las divisas redes.

El posliderazgo en un escenario pospandemia permite una mayor apertura al conocimiento, genera cambios significativos de adaptación en la sociedad y sus instituciones. Lo cierto es que la pandemia terminará en algún momento, pero la vida no será igual; y ¡sí! tenemos que madurar digitalmente, aunque falte mucho.

 

[1] Gerald C. Kane, Anh Nguyen Phillips, Jonathan R. Copulsky, Garth R. Andrus (2019). The Technology Fallacy: How People Are the Real Key to Digital Transformation. London, England

[2] Martin Gill y Shar VanBoskirk, 2016 “The Digital Maturity Model 4.0”  https://www.forrester.com/report/The+Digital+Maturity+Model+40/-/E-RES131801

[3] Statista 2020 https://www.statista.com/statistics/1112040/covid-19-impact-on-tech-services-usage-in-the-us/

[4] Grupo Banco Mundial. (2020) COVID-19: Impacto en la Educación y respuestas de Políticas Públicas. (mayo de 2020)

[5] https://www.oecd.org/perspectivas-economicas/diciembre-2020/

[6] Cathy Li y Farah Lalani, 2020 “The COVID-19 pandemic has changed education forever. This is how” https://www.weforum.org/agenda/2020/04/coronavirus-education-global-covid19-online-digital-learning/

[7] https://www.zukunftsinstitut.de/artikel/der-corona-effekt-4-zukunftsszenarien/


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