“Le langage n´est jamais innocent”[1] (Roland Barthes)

Le va a resultar extraño que un profesor de inglés mezcle inglés y español en el título de una columna con tanto descaro. El desparpajo lingüístico es intencionado, ya que la ligereza de algunos españoles al vestir ropa con mensajes escritos en la lengua de Shakespeare en el pecho –a veces también en la espalda– sobrepasa los límites de lo razonable. Y es que la moda es así. Madrid Fashion Week.

Hace cosa de un año, más o menos, Alex Grijelmo contaba en El País la impresión que le daba cruzarse en la calle con personas portadoras de lemas serigrafiados en sus camisetas (Alex Grijelmo, “El inglés impreso en el pecho”; El País, 23.6.2019). También se han colado en bolsos de mujer, mochilas y, uno imagina que dentro de poco se verán en mascarillas anticovid-19. La columna destaca el resultado expuesto en una encuesta realizada el año 2016 por el Centro de Investigaciones Sociológicas –C.I.S.– que señalaba al 27,7% de ciudadanos españoles capaces de escribir y leer en inglés. Esto es significativo porque, visto lo visto, nadie se echa atrás a la hora de ponerse una camiseta con palabras impresas en lengua inglesa. Palabras que no siempre entiende quien viste la prenda. Grijelmo aporta varios ejemplos, “Better than yesterday” (mejor que ayer), “Future important woman” (futura mujer importante).

A todo esto, dirá usted que vaya memoria tengo para recordar los mensajes impresos en las camisetas e incluso citar el porcentaje exacto de españoles que entienden inglés, je je. Ya me gustaría. Lo que pasa es que acostumbro a guardar en una carpeta hojas de periódicos con textos que podrían ser material para una columna, y esta es una de esas hojas guardadas.

El otro día, un adolescente se acercaba por la acera mirando su smartphone (perdone el anglicismo) y leí F.B.I. en su jersey. En el momento preciso en que íbamos a cruzarnos se dio la vuelta de forma inesperada. En la espalda estaba la clave del joven agente; donde debía poner “Federal Bureau of Investigation” decía “Female Body Inspector”.

Lo bueno de toda esta tendencia es el doble lenguaje de los acertijos y los juegos de palabras que, de vez en cuando, aparecen escritas en la ropa. Lo peor –o lo mejor, según se mire– son los momentos en los que uno ve a una mujer seria en el supermercado vistiendo una camiseta de moda con este texto: “Too much sex causes blurred vision”.

No me atreví a traducírselo, entre otras cosas, porque lo veía todo borroso.

 

[1] “El lenguaje nunca es inocente” (Roland Barthes)

 


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