No tuve paciencia para esperar el inicio de la Cumbre de presidentes suramericanos, o retiro, como ha preferido llamarla su anfitrión el presidente Lula da Silva, seguramente  para transmitir el ambiente  de informalidad. Su inicio está previsto para hoy  martes 30 de mayo, fecha límite en que debo entregar este artículo. Una vez iniciado y finalizado dicho encuentro con toda seguridad se harán apreciaciones sobre distintos asuntos como la intención de Lula de ratificar su liderazgo regional, y aprovecharlo para  reactivar Unasur, sin olvidar que Lula se caracteriza por no dar puntada sin dedal y buscará sacarle partido político y económico a esta reactivación, remember su  intensa promoción de Odebrecht. Ya adelantó algo al expresarle a Maduro su interés en reactivar la conexión hidroeléctrica del Guri. Pero sigamos.

Lo que motiva mi impaciencia es el espaldarazo otorgado a Nicolás Maduro recibido con  bombos y platillos, el primero en llegar a la cita, y la cínica y desalmada afirmación del  presidente Lula de que el autoritarismo en  Venezuela  es “una narrativa construida por adversarios políticos”, a lo que agregó que… “en manos de Maduro queda construir una nueva narrativa para darle vuelta a este juego y podamos vencer definitivamente, y Venezuela sea un país soberano donde solo su pueblo, a través del voto libre, elija a sus gobernantes. Con eso nuestros adversarios tendrán que disculparse”. (subrayado mío)

Al referirse a las sanciones impuestas por Estados Unidos calificó de increíble e inexplicable que Venezuela sea objeto de más de 900 sanciones solo porque le cae mal a otro país, incluye medidas personales contra funcionarios de la administración de Maduro por violación de los derechos humanos de la población, lavado de dinero y narcotráfico.

Queda muy claro que no solo se hace cómplice de los desmanes y la corrupción del régimen de Maduro, además de omitir la violación sistemática de los derechos humanos, los hace suyos al hablar de una batalla conjunta contra adversarios conjuntos (subrayado mío), leáse Estados Unidos, país con el que siempre ha querido competir como potencia, pero en términos de concertación. Pero este es tema para otro artículo.

Provea  respondió a  Lula recordándole no sólo que el autoritarismo en Venezuela es una realidad incuestionable, sino también y más específicamente que solo en este 2023 alrededor de 8.900 víctimas apoyaron abrumadoramente la reanudación de la investigación por crímenes de lesa humanidad, Venezuela I, en la Corte Penal Internacional. “No es una ‘narrativa construida’, es parte de un plan sistemático contra la población civil y disidente, alertado por la ONU. Pedimos respeto a todas las víctimas, quienes merecen justicia y reparación que el Estado venezolano no da”.

Ojalá pudieran responder sobre esta narrativa las víctimas de los desmanes del gobierno de Maduro y algunos de los cerca de 7 millones de migrantes que se han visto obligados a dejar su país y su familia, en las peores condiciones para buscar un mejor destino en otras latitudes.

Estas declaraciones de Lula me trajeron a la mente la columna de Teodoro Petkoff  firmada como Simón Bocanegra aparecida en el diario Tal Cual del 15 de marzo de 2010 titulado Filho de puta, escrito a raíz de unas declaraciones del mandatario brasileño sobre una huelga de hambre de los presos políticos cubanos en las cuales los comparó con delincuentes y llamó a respetar la determinación de la justicia y del gobierno cubanos, del cual voy a reproducir algunos párrafos.

“Cuando Lula ganó las elecciones en Brasil apareció un gran éxito de librería con el título O Filho do Brasil, lo cual quiere decir El hijo de Brasil…

“Pero cuando este minicronista lo oye hoy, filosofando sobre la «justicia» cubana y sobre los presos políticos cubanos, lo que provoca decirle es que, en verdad, es un filho de puta…. Cualesquiera sean sus méritos de estadista, que los tiene.

“Lo que ha dicho sobre los presos políticos de Cuba, comparándolos con los delincuentes comunes, presos en las cárceles brasileñas, es una canallada imperdonable, que me hace perderle todo el respeto que le tuve … lo que no se puede hacer y Lula lo hizo es basurear el inmenso espíritu de sacrificio de quienes, frente a una dictadura como la cubana prácticamente recurren al suicidio para hacer valer sus derechos … Si Lula no tiene el coraje moral y político de reclamarle un comportamiento civilizado y humano al gobierno cubano… podría tener, al menos la vergüenza de quedarse callado”.

El Lula que oímos justificando y alabando la dictadura corrupta de Maduro es el mismo que retrata la pluma intransigente de Teodoro. Es el mismo corsario de siempre, capaz de venderle el alma al diablo para hacer negocios, sean personales, de su partido o para Brasil

Tenías razón, querido Teo.


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