Médicos
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Quienes han tenido que recurrir a los hospitales públicos, han sido víctimas de esta crisis al menos dos veces; en principio de la enfermedad y en segundo lugar de un sistema sanitario caracterizado por la insalubridad, la falta de equipos, tratamientos y con un personal expuesto a jornadas extenuantes y a marchas forzadas de trabajo por la falta de recursos y de personal.

“Es una situación trágica”, nos dice una de las personas que han pasado por el purgatorio del sistema de salud venezolano, “son cascarones vacíos, nada funciona, todo está contaminado y parece que la gente espera y reza para no morirse”. Quien nos hace este comentario, en medio del anonimato por temor a las represalias, recuerda que incluso en medio de la pobreza de nuestros hospitales, se reproducen los eternos criterios de desigualdad que favorece el régimen: “quienes pueden pagar un examen médico en un laboratorio privado y comprar medicinas, tienen más posibilidad de sobrevivir”.

En medio de esta tristeza presente en la experiencia de muchos venezolanos, hay también un espacio para la esperanza que ocurre siempre cuando se habla del personal médico que trabaja, lucha y muere en Venezuela. Son ellos, nos dicen todos quienes han pasado por esta situación, los únicos que han logrado mantener viva la esperanza por la vida y la salud en medio del caos.

Reconociendo el valor de estos héroes, Alimenta la Solidaridad con su programa de emprendimiento social Sustento, ha llevado más de 131.500 almuerzos al personal sanitario de la zona metropolitana de Caracas. Un trabajo que nace, nos explica Ángel Chacón, coordinador de este iniciativa, de la idea de “formar a las madres de los comedores de Alimenta”, en habilidades técnicas en nutrición y gastronomía, “para que puedan ser autosuficientes y, a través de la experiencia formativa y del  emprendimiento, puedan superar de manera permanente su situación de vulnerabilidad”. Es decir, lograr que la formación y el emprendimiento personal y colectivo, sean herramientas para salir de la pobreza de manera definitiva.

Lo que comenzó siendo una iniciativa enfocada en el empoderamiento de las mujeres, reflexiona Ángel, se ajustó a la realidad que impuso la pandemia, lo que llevó a que las 15 madres, formadas en el programa Sustento, hicieran un trabajo para redirigir sus esfuerzos para apoyar a quienes están en la primera línea de servicio hospitalario.

Sabemos que el reto que tenemos es grande, mientras el régimen siga aplicando criterios políticos en la selección y distribución de las vacunas, mientras persistan en su empeño en desconocer la gravedad de la crisis sanitaria y sigan administrando los recursos públicos con criterios ineficientes y corruptos, los venezolanos seguirán siendo ciudadanos de segunda y tendrán que buscar, en sus propias capacidades organizativas, los medios para sobrevivir y luchar por el cambio que necesitamos como país.

Los almuerzos que llegan a los hospitales públicos venezolanos a través de Sustento, representa mucho más que una ración de alimentos hechos con esfuerzo y profesionalismo, es una clara evidencia de que existe una sociedad que lucha por el cambio y que se organiza guiada por los valores de la democracia, el emprendimiento y la solidaridad, ideales que en medio de la crisis, están más vivos que nunca y que ocupan un lugar importante en nuestros sectores populares.

Cuando superemos esta situación, ¡porque la vamos a superar!, miraremos este tiempo y recordaremos a quienes nos dejaron y, sobre todo, a quienes estuvieron luchando por el cambio en el país. Venezolanos emprendedores, luchadores y solidarios, visionarios de una nueva época, a quienes recordaremos siempre.

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