“¡Gané! ¡Lotería! ¡Gané!” Gritaba Ana con su cartón en la mano, mientras sus amigos saltaban de la alegría.

Alrededor, más de uno mascullaba un insulto entre dientes debido a que le faltaba muy poco para completar su cartón.

“¡Gané!” Volvía a decir la eufórica mujer cuando la llevaban hacia el sitio donde le iban a dar su premio, unos 1.500 dólares en efectivo.

Así como lo lee, 1.500 verdes por jugar en una especie de bingo callejero de animalitos y cosas así, en una cartulina pintada que le costó un dólar.

Esta modalidad de las loterías o bingos callejeros está tomando fuerza en muchas zonas populares de Venezuela; en Caracas es una moda y en los sectores populares del estado Anzoátegui se ha convertido en una mezcla de oportunidades, distracción y curiosidad para quienes viven en las zonas más desposeídas de la entidad.

Sin embargo, surgen varias interrogantes.

¿Quiénes están detrás de esta especie de casinos callejeros? ¿De dónde están saliendo los dólares, los premios (electrodomésticos, motos, carros y demás) que se están entregando a manos llenas? Y, la pregunta más interesante, ¿cómo es posible que las alcaldías cobren impuestos a estos juegos de envite y azar que legalmente están prohibidos?

No es descabellado pensar que sea una forma, nueva y populista, que encontraron algunos para lavar su dinero; un nuevo método que pretende limpiar capitales a la vez que ayudan a reforzar la idea, nefasta y cruel, de decir que “Venezuela se arregló”.

Lo cierto es que estas loterías, bingos o casinos callejeros lo que refuerzan es la noción de anarquía, de pueblo sin ley y de un país controlado por mafias.

Tambien muestra en toda su dimension la crisis económica, ya que la gente juega con la esperanza de resolver medianamente su sobrevivencia, aunque sea por unos dias.

Asimismo es otra fuente que incrementa el circulante de divisas en la calle y el debilitamiento del bolívar. Todo este coctel devalúa más el ya raquítico signo monetario nacional empobreciendo aún más a los venezolanos.

Estas jornadas de los “casinos de la calle” –como las denominó una amiga en Puerto La Cruz– son migajas que lanzan desde las cúspides del poder para distraer a una población que está languideciente debido a una crisis que no tiene fin y que se agudiza con el paso del tiempo.

Son miles y miles las personas que juegan lo poco que tienen en estas loterías o bingos populares. «Usted  sabe…para resolver el mes».

En este preciso momento la destrucción del bolívar se reanuda con frenesí devastador.

En realidad en estos casinos callejeros nadie gana, pues la brecha entre el cambio oficial y el paralelo se amplia y por más amenazas que el Ministerio Público esté lanzando a los cuatro vientos, muchos comerciantes siguen empleando para sus transacciones el cambio referencial posteado en cuentas en redes sociales.

Así de anarquizada y descontrolada está nuestra economía debido a 22 años de socialismo, de 22 años de corrupción, desajustes macroeconómicos, expropiaciones, rentismo acelerado y endeudamiento público.

Así estamos después de 22 años de devaluaciones, reconversiones y hambre para el ciudadano de a pie y no hay loterías que cambie esta desgracia.

Es por ello que millones de venezolanos están preparados para darle un viraje al país; son millones que estan listos para sacar democráticamente a los causantes de esta tragedia y darle una oportunidad a un verdadero cambio positivo para Venezuela.

Son millones que quieren gritar ¡Gané! cuando voten y elijan un nuevo gobierno en Venezuela que sea capaz de salvar a la nación y realizar un gobierno decente, eficiente y moderno para el bien de todos los venezolanos.

Con ello Venezuela gana y todos los venezolanos ganarán una vida mejor, una economía sana y una vida feliz.

Y sin más que agregar, nos leemos la próxima semana.


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