Los valores forman parte de nuestra educación. Los ponemos en práctica cada día en nuestra vida personal, social y laboral. Con independencia de si somos creyentes o no, todos pensamos que los valores son importantes, nos sentimos bien teniéndolos y aplicándolos y preferimos a las personas que los respetan. Es un principio humano y no un precepto religioso el no hacer a otros lo que no nos gusta que nos hagan. Pero, dicho esto, no basta con adoptar valores como una mera filosofía buenista, sino con el convencimiento ético profundo que debe regir nuestro comportamiento. Las empresas no son entes inanimados ni engendros de otro mundo. Están formadas por personas y, por lo tanto, los pilares sobre los que asienten su negocio deben tener sólidos valores porque…

Satisfacen nuestras necesidades. Todos queremos justicia, honestidad, solidaridad… debido a que son necesidades humanas básicas. Por lo mismo, preferimos trabajar en empresas éticas, elegimos comprar marcas responsables y decidimos encargar servicios a compañías confiables.

Suponen una guía de trabajo. Los valores empresariales deben estar claros, comunicarse ampliamente, recordarse a menudo e impregnar la actividad en todos los campos y con cada uno de los empleados, clientes y stakeholders. Tener un conjunto de valores indica a los empleados qué decisiones deben tomar en cada momento, los ayuda a sentirse alineados con los objetivos de la empresa y los orienta hacia la misión corporativa. Confieren seguridad.

Impulsan la motivación. Las empresas con valores fomentan la comunicación entre sus miembros y eso genera cohesión. A partir de ahí, los trabajadores también tienen valores fuera de la empresa, lo cual redunda en beneficio de los clientes y de toda la sociedad. No verse obligados a enfrentarse a contradicciones éticas, saber qué hacer en cada momento y poder observar un comportamiento alineado con los valores individuales es un impulso para la motivación personal y laboral.

Son parte del éxito empresarial. Según un estudio de Forbes, más de 50 % de los directivos afirman que la cultura corporativa en valores influye en la productividad, la creatividad, la rentabilidad, el valor de la empresa y las tasas de crecimiento. Los trabajadores de empresas con cultura de valores se sienten altamente vinculados con ellas, experimentan orgullo de pertenencia. Los valores permiten también retener el talento: numerosos estudios señalan que son clave para querer permanecer una empresa. Pero, además, un trabajador con valores atraerá lo que siembra: podrá proporcionar a la empresa nuevos contactos (empleados, socios, clientes, proveedores…) con los mismos valores. Y no solo eso, los equipos de marketing y comunicación harán su trabajo de forma creíble y podrán emitir el mensaje correcto, en el que creen y en el que harán creer a los demás.

Hay una frase que circula por ahí firmada por Elvis Presley: «Los valores son como las huellas dactilares: nadie tiene las mismas, pero las dejas en todo lo que haces».


El periodismo independiente necesita del apoyo de sus lectores para continuar y garantizar que las noticias incómodas que no quieren que leas, sigan estando a tu alcance. ¡Hoy, con tu apoyo, seguiremos trabajando arduamente por un periodismo libre de censuras!