La estrategia de Bolaños para relanzar la imagen de Pedro Sánchez no puede haber empezado con peor pie. Ya decíamos días atrás que lo de Sevilla el pasado sábado no pudo ir peor, pese a ser Pino Montano un barrio tradicionalmente de izquierda. Pero la pancarta con el lema «Que te vote Txapote» se convirtió en la referencia de ese día. Llegó después el lunes con el montaje vergonzoso en la Moncloa, donde hemos sabido cómo se escogió a los ciudadanos cuidadosamente y no se dio palabra más que al 10 por ciento de los asistentes y siempre con preguntas alejadas de los problemas de la mayoría de los españoles. Además de impedirles hablar con los periodistas. Y el acabose fue el martes con el intento de encerrona a Núñez Feijóo en el Senado, que al final se volvió contra Sánchez por su habitual prepotencia y altanería. Abusar del reglamento hablando dos horas y media a quien no puede hacer uso de la palabra más de veinte minutos es algo que no aceptan ni sus palmeros más entusiastas. Ni escuchó a Feijóo ni lo hizo con los cinco ciudadanos, supuestamente del común, que tuvieron la palabra en el acto propagandístico de la Moncloa. A ellos les autorizaron hablar doce minutos y Sánchez les respondió durante 53.

Así que en Moncloa empiezan a temblar ante las citas ya comprometidas de la gira de relanzamiento de Sánchez. Qué lejos queda aquella tournée del otoño-invierno de 2017 en su Peugeot 407. Ahora toma el AVE y porque está en cierta forma de campaña electoral. Si no, iría en Falcon o en Superpuma. Pero, de repente, les ha entrado el pánico. Sánchez y los suyos padecen sudores fríos ante la posibilidad de que el ingenio popular español se manifieste en otra pancartita como la sevillana y el ridículo sea de aurora boreal. En estas circunstancias y a pesar de que la previsión de la Agencia Estatal de Meteorología anuncia para el sábado a media mañana sol radiante y 28 grados de temperatura en Toledo, se ha decidido trasladar el acto al Palacio de Congresos de El Greco, junto a la plaza de Zocodover. Allí es más fácil impedir la entrada a quien quiera acceder con una pancarta. Con una pancarta negativa, claro. Las positivas son bienvenidas y apuesto a que habrá muchas porque después de lo visto en Sevilla, habrá que intentar compensar y ya se ocuparán los organizadores de proveerlas.

El reto ahora lo tiene Emiliano García-Page, secretario general del PSCM, que tiene que llenar las 975 butacas de ese palacio de congresos. Que tampoco son tantas y Castilla-La Mancha es muy grande y con 20 autobuses lo petan. La cuestión es si conseguirán movilizar a ese número de entusiastas. Porque en Moncloa se conformaron con 50 y en Sevilla no se acercaron a ese número. No corren buenos tiempos para la lírica mitinera de Sánchez.

P.D: Pues alguna duda debía de tener Sánchez sobre las posibilidades de llenar el Palacio de Congresos de Toledo cuando menos de 24 horas antes lo ha suspendido aducinendo probles de agenda…


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