Javier Tarazona, director de FundaRedes

La dictadura de Nicolás Maduro arremete salvajemente contra un ciudadano ejemplar, un hombre dedicado permanentemente de la promoción y defensa del los derechos humanos en Venezuela. Consagrado a FundaRedes, ONG que ha cultivado con un mensaje de fe, unificación, con trabajo pedagógico en la formación de voluntarios para las labores de defensa de los derechos contenidos en la Constitución.

La sistematización de las constantes violaciones y la exposición de la presencia de los distintos grupos irregulares en el país ha sido el detonante de su detención arbitraria, sometiéndolo a tratos crueles, junto a él, otros activistas empeñados de hacer nuestro país un lugar diferente. De esta forma la tiranía engrosa la lista de los presos políticos, lista que intentaba matizar hace apenas unos días en el marco de las negociaciones para relajar las sanciones políticas, así desnudan nuevamente su rostro; opresor, de odios y resentimientos.

La acción cruel contra FundaRedes deja expuesto al régimen en su composición y divisiones internas, un sector mayormente de civiles con ramificaciones militares representadas en Nicolás Maduro y Jorge Rodríguez; es proclive a un escenario de negociaciones en la búsqueda de mejores escenarios, pero a su vez confrontados a lo interno con otro sector representado en Diosdado Cabello, mayormente de militares con ramificaciones civiles; son lo opuesto el uno y el otro. Este segundo sector no admite las negociaciones, porque ellos no están representados en esos acuerdos y saben que son piezas de intercambio. En vista de esta realidad su juego es la imposición de uno sobre el otro, ya acercándose incluso a criterios de supervivencia, sin que nada les importe, con acciones exponencialmente violentas, violatorias de los acuerdos o medidas internacionales, poniendo la tensión en grados limites.

Se equivocan quienes en sus análisis piensan que la dictadura no midió los efectos de la detención del coordinador general de FundaRedes y los otros activistas, fue un hecho absolutamente pensado, con un expediente sustanciado desde hace muchos días, construido minuciosamente para enviar un mensaje en dos vertientes fundamentalmente:

  1. Un mensaje a la comunidad internacional advirtiendo que de nada vale un acuerdo de orden electoral, porque existe un sector con suficiente control interno para desajustar todo evento donde ellos no solo no estén representados, sino que signifique la pérdida del poder, aspecto al que no están por ningún motivo dispuestos a ceder. Demuestran su furia con el aumento de los presos políticos, civiles y también militares, lo hacen con el absoluto conocimiento de la importancia de este punto en las mesas negociaciones, para alterar bruscamente los resultados que pudieran generarse.
  2.  Se envía un mensaje devastador al país, y a todas las organizaciones que actúan en defensa de los derechos humanos; de nada valen medidas e instituciones  internacionales, el régimen tiene la determinación de silenciar violentamente toda voz que los desafíe en el propósito de presentar la verdad, acabar con Javier Tarazona y FundaRedes es de vital importancia, en los códigos que ellos practican para su supervivencia está infundir el miedo en todos los ciudadanos al costo que sea y así lo demuestran.

Esta vulneración de los derechos humanos ocurre en medio de una elevada guerra interna en el PSUV, producto de la trampa electoral donde cayeron en la realización de las postulaciones para los cargos de gobernadores y alcaldes, que sin dudas es un proceso fraudulento sin validez para el país civilizado y la comunidad internacional, pero que significa para los grupos confrontados; el control de los espacios territoriales, teniendo esta diatriba la necesidad de verse representada en la toma de decisiones en casos puntuales y del interés nacional.

De manera que los pecados de Javier han sido; tener una práctica humana extraordinaria, de exagerada preocupación por el bien común; pregonar la defensa de los derechos de todos los ciudadanos y expresarse abiertamente contra el odio y el resentimiento, que es la filosofía de vida que practica el régimen de Nicolás Maduro.

Se necesita mucha reflexión nacional y de los activistas políticos para reconducir el país en esta nueva coyuntura, toda vez que el régimen empujado por sus enfrentamientos y amenazas internas de autodestruirse da pasos acelerados por recrudecer la violencia, la represión y la tortura para garantizar el poder.

De aquí en adelante la orientación de la Iglesia y otros sectores de la sociedad civil, como motor espiritual y moral será fundamental, en vista de la pérdida de credibilidad de los líderes de oposición.

También la liberación de Javier Tarazona, Rafael Tarazona y de Omar García será fundamental para mantenernos dignamente luchando con las banderas de la libertad y la democracia como nuestro gran objetivo.


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