Los observatorios urbanos son entidades que cobran cada vez mayor importancia en temas relacionados con la planificación y el servicio público de las ciudades. Pero aún hay un pendiente en cuanto a su relevancia y vinculación real en la toma de decisiones en materia de políticas públicas. Algunas veces solo se hacen por cubrir un trámite relacionado con la transparencia y acceso a la información, y otras por promover una digitalización, que no necesariamente es tal, pues hasta se olvidan de actualizar constantemente la data que muestra. Lo cierto es que es un área de oportunidad real, que puede constituirse como una herramienta de gestión muy poderosa.

Estos observatorios, suelen ser más que un portal con información, que pudiera ser interpretado como algo pasivo y sin trascendencia. Obviamente, refiere la recolección de data, su procesamiento y sistematización, pero además se convierten en agentes activos, dinámicos y referenciales. No se trata de sólo observar, sino también de construir escenarios, que se basan en el análisis y gestión de datos.

El mundo cada vez está más urbanizado, y ante la creciente evidencia del fenómeno urbano, se debe tener en cuenta que se presentan realidades tan complejas en la dinámica espacial, que es extremamente importante reflexionar acerca de cuáles son las adaptaciones más críticas de la gobernanza metropolitana (Yeh, 2008; Fusero, 2009; Hernández-Moreno, 2009; Ganapati, 2011; Ferreira et al. 2012; Orellana, 2013), sobretodo pensando en metrópolis o grandes concentraciones urbanas, que ameritan una planificación territorial más exhaustiva, en las que los observatorios vienen a cubrir un vacío bastante notable en muchas ciudades, como instrumentos operativos y de planeación.

En Europa, donde ya estas prácticas tienen mucho desarrollo, se incorpora la variable “participación ciudadana” y, hacen uso de la tecnología de información geográfica (TIG). Esto, porque consideran que incorporando estos aspectos en la metodología, los habitantes de una urbe se convierten en agentes centrales de sus propias dinámicas y además, se cumple con el deber de proporcionar información confiable y actual sobre el espacio de la ciudad que habitan, para tomar sus decisiones y planear, incluso sus viajes diarios. «La habilidad de los individuos y grupos sociales de mapear, en un sentido verdaderamente geográfico, su visión de futuro, es un prerrequisito para una planificación informada y sustentable» (Carver, 2003: 64).

En América Latina no es tan notoria la influencia de los observatorios urbanos, aunque hay referencias como el caso de São Paulo, en Brasil. “ObserSampa” es el observatorio de la ciudad y según su portal web, es una plataforma que reúne indicadores capaces de medir la calidad de vida de los ciudadanos, con el acceso a equipos, así como a los indicadores de desempeño del municipio. También, este observatorio cuanta con un espacio para la publicación de estudios e investigaciones y la participación popular en el debate sobre los propios indicadores.

Este observatorio paulista, se crea en 2016 por Ley, con recursos presupuestarios municipales, y a medida que pasa el tiempo se han ido agregando indicadores. Se presenta como una plataforma para mostrar los datos de planificación de la ciudad, como el caso del programa “Metas” y del “Plan Plurianual PPA”, además de los indicadores vinculados a los Objetivos de Desarrollo Sostenible ONU (a partir del establecimiento de la agenda 2030). Cuenta con alrededor de 400 indicadores distribuidos en 21 temas.

La plataforma ObservaSampa permite el acompañamiento –por parte de la sociedad civil, universidades, grupos de investigación, asociaciones y organizaciones no gubernamentales, movimientos sociales y el propio gobierno municipal–, sobre los indicadores de implementación de las políticas públicas municipales, integrando los indicadores en un solo sistema; también, se constituye como un portal de transparencia en cuanto a la disponibilidad de indicadores de gestión, para el incentivo respecto al análisis de indicadores sociales en formato de estudios, así como ser en sí mismo un instrumento de contraloría social de las acciones de política pública.

Este observatorio es administrado por la Secretaría Municipal de Urbanismo y Licencias –SMUL-, a través de la Coordinación de Producción y Análisis de Información –Geoinfo-, con la alimentación de datos de todas las secretarías municipales. Estas, se reúnen periódicamente para definir actividades comunes, en el Comité Intersecretarial de Indicadores de la Ciudad de São Paulo. El conocimiento y el acceso de los ciudadanos se ha expandido (promedio de 10,000 accesos al año, considerando 2019 y 2020), mientras que se ha convertido en un punto focal para los datos provenientes de otras bases de datos del ayuntamiento, y así concentrarlas todas en una misma plataforma.

El hecho de mostrar este caso de éxito, es con la intención de dar referencia de cómo se sustentó su creación, la descripción general de su operación y los resultados que se pueden alcanzar. No para copiar, sino para demostrar que sí es posible, siempre que haya voluntad de hacerlo, y deberá tener en cada ciudad, las adaptaciones correspondientes a su propia dinámica urbana. La apertura de canales de participación a través de la web puede generar mayor confianza en el gobierno por parte de ciudadanos y comunidades, aumentar el involucramiento de las personas en asuntos públicos, o bien, legitimar políticas y programas, entre otros aspectos (Haque, 2001; McCall y Dunn, 2012), promoviendo así posibles iniciativas de e-government (Ganapati, 2011). Los observatorios urbanos muchas veces cumplen esta función, ocupando espacios en el espectro de intercambio de información entre sociedad y gobierno que muchas veces son débiles o incluso inexistentes.

De acuerdo a una investigación hecha por Luis Miguel Valenzuela Montes (Universidad de Granada, España) y Juliana Carvalho-Cortés Silva (Pontificia Universidad Católica de Chile), los resultados encontrados en la revisión de observatorios en Latinoamérica, apuntan a un panorama en el cual estos tienden a ser más bien pasivos y raras veces logran superar el nivel informativo respecto a la incorporación de la ciudadanía (Huerta, 2013). Son escasas las prácticas de capacitación y educación (Freire y Villar, 2010), incipientes las de cooperación y promoción de buenas prácticas y casi inexistentes las de generación de escenarios futuros (Elwood, 2006; Davoudi y Strange, 2009). Es decir, falta mucho por hacer en este sentido.

Para el fortalecimiento de los observatorios, también es importante que ellos promuevan más prácticas educativas, paralelas al espacio digital en el cual operan sus páginas web, disminuyendo las brechas digitales que dificultan el acceso, incrementando e incentivando el uso de las mismas. De esta forma, se trata más que de sólo posibilitar la participación, también de incentivarla y promoverla. Es indispensable que los ciudadanos sepan qué están viendo y de qué se está hablando, qué significan ciertos conceptos y qué externalidades puede tener una propuesta u otra, en sus vidas. Se considera de vital importancia la capacidad de visualizar espacial o territorialmente, la perspectiva de futuro para que se pueda llevar a cabo una planificación sustentable.

Podemos concluir entonces, que el enfoque de los observatorios urbanos, puede ser también una forma de ejercicio de políticas públicas de sostenibilidad y coadyuvan en la gestión de gobierno de forma efectiva, aparte de ser por sí mismos una herramienta de autocontrol de las políticas públicas. Espero haberles contribuido, ¡hasta la próxima entrega!

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