Nada nuevo en esta tierra de gracia y malos gobiernos, el mensaje formal está plagado de lugares comunes e información falsa, describiendo una realidad inexistente y que solo debe estar presente en sus deseos y ellos no empreñan o en sus coloquiales intercambios con la cúpula gobernante, reuniones en las cuales se engañan unos a otros para luego salir a contarle cuentos de palacio a los ciudadanos.

Y en paralelo, en la calle y en las comunidades el deterioro de la nación sigue su trágico rumbo, seguimos en la dramática marcha del empobrecimiento, con ingresos que se achican todos los días, porque el miserable salario que percibe 50% de nuestros ciudadanos, ahora está atrapado en la inflación dolarizada que nos ha traído durante 2019 la política económica gubernamental.

Copiando al detalle las barbaridades estatistas cubanas e incluso las del pasado soviético, la exigencia de replantearse una apertura económica en la cual concurran en igualdad de condiciones los productores, los trabajadores, los consumidores y el Estado sigue pendiente, desestimándose la trascendencia de los múltiples factores que concurren al crecimiento y desarrollo de la producción de bienes y servicios.

Sigue siendo prioridad la recuperación de la producción nacional, objetivo que no es posible cumplirlo sin la ayuda del capital internacional en el área de los hidrocarburos y minerales, dada la magnitud del capital a invertir y los recursos tecnológicos necesarios para el progreso de la producción, cuya obtención exige de un Estado democrático con estricto apego a la legalidad y que inspire confianza, ¿será posible contigo en Miraflores, Nicolás?

Y en el preámbulo de la vida cotidiana de los días previos al discurso presidencial último, un segundo mensaje que se concreta a través de las realizaciones administrativas del Ministerio del Interior y de las Fuerzas Armadas resulta incomprensible e inaceptable. Se permite que en las calles de Caracas y en la vecindad del Palacio Federal, bandidos armados agredan a la representación parlamentaria, incluso se estimula por la vía de la tolerancia cómplice.

Complicidad en la cual está envuelta la dirección política del PSUV, sus aliados y la de los partidos que en la actualidad negocian con el gobierno posibles alternativas al desorden, a la represión y a la pobreza existente, en su entorno se han desarrollado los acontecimientos políticos que han facilitado los intentos de asalto a la representación opositora, poseedora de la voluntad política mayoritaria de la nación.

Sucesos estos últimos cuya significación e importancia nos obliga a dirigirnos al Ejecutivo, al ciudadano Nicolás Maduro, para de buena voluntad preguntarle por su cuota de responsabilidad en las agresiones al Parlamento y a sus integrantes, ofensiva de inteligencia, policial y militar ajena al devenir democrático de le República que debe ser no solo detenida, sino sancionada.

Y cerrando nuestra exposición en torno al discurso y al comportamiento político del Ejecutivo, no podemos, ni debemos dejar por fuera la lista de mercado de las realizaciones invisibles que el gobierno afirma haber realizado, porque desgraciadamente no es así en materias como salud, educación, electricidad, telefonía, agua, medio ambiente, seguridad personal y seguridad social, aspectos demasiado importantes para dejar pasar la pretensión de los integrantes del gabinete de mentirnos una vez más.

Como podemos apreciar en esta ocasión, tenemos varios mensajes del poder, los del entretenimiento construido con los chismes y detalles de la vida diaria, dirigidos al grueso de nuestros vecinos, y los de la fuerza del poder de las armas y de la violencia, destinados a intimidar y atemorizar a nuestros ciudadanos.

Ofensiva conservadora destinada continuar con el despojo de nuestros derechos económicos, sociales y políticos, que debemos responder con la movilización pacífica y unitaria  de nuestra población, desnudando el carácter represivo y autoritario del régimen.


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